Por Carlos Dopico.
En nuestro repaso por discos de aniversario seleccionamos dos álbumes de relevancia. Por un lado, tenemos Come Away With Me, de Norah Jones, el disco debut de la cantante, compositora y pianista estadounidense que sorprendiera hace veinte años tanto a la crítica como a la audiencia; por otro lado, repasamos Siempre es hoy, el tercer álbum solista de Gustavo Cerati, un trabajo que fue sucesor de Bocanada, que fuera recibido por el público y la crítica, también hace dos décadas, con cierta displicencia y frialdad.
La irrupción de Norah Jones a sus veintitrés años fue estruendosa, aunque hay que señalar que estaba lejos de esa resbaladiza categoría de “jazz contemporáneo”. El debut de la cantante y pianista de voz ronroneante tiñó de folk, pop, soul y soft rock a un repertorio mayormente ajeno.
Si bien fue un disco en el que abundaban versiones de Hank Williams, J. D. Loudermilk y Hoagy Carmichael, más las piezas del guitarrista Jesse Harris y el contrabajista Lee Alexander, Jones pudo ponerse a la altura con dos composiciones de su autoría: ‘Come away with me’, que da nombre al disco, y ‘Nightingale’, arregladas majestuosamente por Brian Blade, Billk Frisell y Adam Rogers bajo la producción de Arif Mardin. El álbum fue un éxito de ventas, alcanzó a vender veintidós millones de copias en todo el mundo y obtuvo ocho premios Grammy, entre ellos el de álbum del año. Con este trabajo, Jones pudo hacerse un lugar en la escena musical y sacudirse las miradas de subestimación por ser la hija de Ravi Shankar.
Por su parte, el tercer trabajo de Gustavo Cerati, Siempre es hoy, condensó hace veinte años una búsqueda temporal que alejaba el concepto clásico de que el presente es la estancia entre el pasado y el futuro. Con aquella placa discográfica, Gustavo buscaba desmarcarse de los fantasmas de Soda y probar una fórmula más expansiva y grupal, menos de laboratorio que la experiencia con Bocanada. Aquella producción, sin embargo, sorprendió a Cerati en medio de su separación matrimonial con Cecilia Amenábar y su romance fulminante con Deborah del Corral, y lo encontró sumergido en el caos que impactó la región tras el ataque a las Torres Gemelas y el derrumbe institucional, político y social de Argentina.
El álbum se desplegaba como una novela emocional y Cerati exhibía un divorcio lírico y redentor en diecisiete canciones. Ese contexto, sumado al torrente compositivo, favoreció la displicencia. El público prefería proyectos más directos y clásicos del rock chabón: Los Redondos, La Renga, Los Piojos o Bersuit Vergarabat.
Aunque fue bastante ignorado ‒tanto que a Cerati la indiferencia lo ponía histérico‒, Siempre es hoy contenía canciones de la talla de ‘Cosas imposibles’, ‘Karaoke’ y ‘Artefacto’ o ‘Vivo’ y ‘Sudestada’, en las cuales Charly García participa como invitado.