Un texto que mejora con los años
El que tenga una canción tendrá tormenta
El que tenga compañía, soledad
El que siga buen camino tendrá sillas
Peligrosas que le inviten a parar.
Silvio Rodríguez
Este texto fue estrenado hace diez años, y con el mismo elenco salva la barrera del tiempo para llegar, resignificado, a nuestros días. Los que en aquel tiempo eran jóvenes y promitentes actores hoy son –en mayor o menor medida– actores consagrados por su carrera, pero logran evitar los estragos del envejecimiento, tanto de sus cuerpos como de sus palabras, trayendo una puesta igual de fresca, igual de ágil, igual de bien actuada, pero radicalmente diferente en su identidad.
La anécdota es original y simple: un grupo de actores recuerda a sus abuelos que eran una troupe amateur en los años cincuenta, época mítica y dorada de Uruguay.
El dispositivo escénico es sencillo: unas sillas, una mesa, algunas botellas de agua, parte del vestuario y –muy importante– partidas de nacimiento; todo icónico pero a la vez simbólico. Las sillas son eso, sillas, pero a la vez simbolizan lo estático del imaginario uruguayo, de la inamovilidad de nuestro mitos y frustraciones depositados en aquella era legendaria. Las partidas de nacimiento (uruguayas) son exhibidas como prueba de una ciudadanía italiana que se vive como un bien deseado, marcando la diferencia entre ambas generaciones: la que huyó portando su identidad y la que sueña con recuperarla para salvar lo gris de la realidad de su vestuario y su uruguayez.
El efecto más interesante es la enorme diferencia de connotación del texto, que se ha resignificado con el tiempo. La idea de masculinidad, del “macho” criollo, es interpelada a la luz de una sociedad en la que lo políticamente correcto es ser “deconstruido” por la fuerza. Lo que antes fue necesario, hoy es vergonzante. Y el cambio semántico se dio solamente por la evolución de los tiempos, siendo el texto de la puesta solamente el agente revelador que lo pone de manifiesto.
Esto es uno de los mejores aciertos de Marianella Morena en sus obras: tematizar las problemáticas de género y de la mujer sin juzgar y sin caer en la torpeza de lo explícito. Morena representa sin enunciar y, por eso, por efecto del arte, su impacto de multiplica. Sin lugar a dudas, es un ejemplo de cómo el arte puede involucrarse políticamente sin trazos gruesos ni torpeza: no se juzga al machismo, sino que se lo expone en todo su anacronismo. Eso es, como dijimos, más fuerte.
Las Julietas
Dramaturgia y dirección: Marianella Morena.
Elenco: Leonardo Pintos, Mariano Prince, Claudio Quijano, Santiago Sanguinetti.
Diseño de iluminación y escenografía: Claudia Sánchez.
Diseño de vestuario: Cecilia Priegue.
Diseño gráfico: Nicolás Batista.
Fotografía: Paulo Magri.
Producción: Lucía Etcheverry.
Sala Zavala Muniz.