FISURA SÓNICA – Un repaso arbitrario y ‘anti’ listas
Por Alexander Laluz
El año que vivimos entre sonidos
Dar vuelta la última hoja del calendario excita la histeria ‘ranquera’. “Todos a armar listas”. La convocatoria inunda las redes sociales y enciende discusiones en las redacciones de diarios, revistas y portales de noticias en internet. Porque todo, ya se sabe, es susceptible de ser incluido en una lista. Canciones, discos, singles, videos, giras, conciertos. Todo. Desde que la tecnología y el mercado trans- formaron a la música en un conglomerado de bienes de consumo masivo, los rankings se convirtieron en sus mejores test de calidad. La ecuación es simple, casi una caricatura: si el producto figura en los primeros lugares, la prueba se sorteó con éxito. De lo contrario, a repensar las estrategias para el próximo año; gestores y empresarios, a reunirse en la oficina de producción.
Sin embargo, no siempre hay que rendirse a los pies de las listas. ¿Por qué numerarlas? ¿Por qué ranquear el capricho? No es necesario. Busquemos, entonces, otro tipo de complicidad entre escucha y crítica.
En las siguientes líneas se agruparán algunos conciertos, discos y artistas que pasaron por los equipos de audio y por los escenarios locales. Son opciones. Son apenas orientaciones. Con el probado oficio de YouTube para almacenar el tiempo y permitir reproducciones casi infinitas, repasar algunas de estas propuestas musicales es muy sencillo. Ganarle la pulseada a la obsolescencia y al olvido nunca ha sido tan fácil. El apuro, por cierto, no vale en este juego. La escucha también puede acercarse a la con- templación; el único desafío es la paciencia.
A ensayar un orden, un orden cualquiera. A jugar.
Uno
A esta altura del calendario, el lanzamiento de Obra completa bien podría considerarse una de las principales novedades del año en la escena discográfica local. Se trata de un ambicioso proyecto que recupera en formato CD la obra de Jaime Roos. Ya están en disquerías los primeros cinco títulos de la colección: Candombe del 31 (1977), Para espantar el sueño (1977), Aquello (1980), Siempre son las cuatro (1982) y Mediocampo (1984). Esta tanda comprende uno de los períodos más fecundos de Roos. Creativo y original, el artista compuso algunas de las canciones que pronto se convirtieron en clásicos del cancionero popular y perfilaron un estilo de singular potencia expresiva. Y vale subrayar: al igual que Miles Davis, Roos ya se reconoció en ese tiempo como uno de los armadores de bandas más lúcidos de estos pagos. ¿Cómo comprobarlo? Es fácil: revisando la ficha técnica y cómo esos nombres se ensamblaban en un complejo sonoro de elogiable riqueza. ¿Cómo sería la playlist de esta primera fase de Obra completa? ¿En qué lugar ubicaría ‘Y es así (Tres situaciones)’ o la formidable ‘Car ta (a poste restante)’, del disco debut, Candombe del 31? ¿Y ‘Sí, sí, sí’, del segundo disco, o la inquietante ‘Entonces’, de Aquello? El juego ya está abierto.
Dos
El festival Música de la Tierra es una fiesta. Este año fue la quinta edición, siempre en las instalaciones del parque Jacksonville (14 y 15 de noviembre), y la primera en Buenos Aires. En la grilla local figuraron: Juan Falú, Diego Moguilevsky, Carlos Negro Aguirre, Jorge Fandermole (los cuatro de Argentina), Fernando Cabrera, Los Gauchos de Roldán, Renato Borghetti (Brasil), entre otros. Y fue un encuentro para escuchar música disten- didamente, por el placer de que el tiempo lo manejen los sonidos. A jugar: ¿qué lugar le asignaría a este festival en una hipotética lista de eventos musicales?
Tres
Como no se pueden comparar, la octava edición del Festival de Jazz de Montevideo, que se realizó del 18 al 21 de noviembre, va en un ítem diferente. Domus Quinteto, Samy Thiebault Quartet, Melmac y Maximiliano Nathan, Chris Cain junto a los uruguayos de Chapital Grooving Blues Trio, el potente Candombe-Jazz Quartet (que incluyó en sus filas a Finito Bingert, Alberto Magnone, Jorge Trasante, Lobito Lagarde; una versión de la selección jazzera uruguaya), Mario Laginha Novo Trio (Portugal), Stefano Bollani. La compacta grilla fue un elogio al gusto jazzero. Técnicas y estilos tan diferentes mapean parte del estado del género, que sigue descubriendo interesantes correlaciones entre las referencias históricas y la innovación. ¿Cómo calificar esta propuesta musical? En el ámbito jazzístico bien le valen los puntajes más altos.
Cuatro
El pop estuvo de parabienes. El festival Primavera 0 llegó con dos fechas formidables. El 19 de noviembre, los escoceses Belle and Sebastian desembarcaron en La Trastienda con su último disco, Girls in Peacetime Want to Dance, el que dividió opiniones entre los fans de la banda. No sólo “pop para divertirse”: fue un viaje al pop sintético, con muchos momentos ‘pisteros’ y algunas buenas ideas melódicas. En la segunda fecha del festival, el primero de diciembre, en el Velódromo, The Chemical Brothers y Hot Chip electrificaron la noche montevideana con dos shows impactantes y efectivas combinaciones de pop y electrónica.
Los discos y videos de las tres bandas tienen alta circulación en internet, así que repasarlos no es tarea para titanes de la navegación. ¿Con cuál de las propuestas se identificó más? ¿La cancionística pop de los Belle? ¿La energía de los Chemical y los Hot Chip? ¿Qué discos de estas bandas se llevaría para escuchar en las vacaciones estivales? A escuchar. Y, si se anima, a bailar. Las dos acciones son buenas herramientas a la hora de definir puntajes.
Cinco
En la escena de la música culta no faltaron los hitos. Uno de ellos, la temporada formidable que presentó el Centro Cultural de Música. Un ciclo que abrió y cerró a lo grande. Primero con la orquesta Jazz at Lincoln Center, con el virtuoso Wynton Marsalis. Al final, en no- viembre, con la histórica BBC National Orchestra of Wales, con la batuta de Grant Llewellyn y, como solista, la arpista Catrin Finch, que abordó un repertorio con obras de Mussorgsky, Ginastera, Tchaikovsky. Notable: un concierto que la crítica bien podría calificar como uno de los mejores del año.
Pero hubo más: el pianista Javier Perianes, la Budapest Festival Orchestra, el ensamble Il Gardelino, el dúo de Christianne Stotijn (mezzo- soprano) y Maciej Pikulski (piano), I Solisti di Pavia con Enrico Dindo en violonchelo, el dúo de Viktoria Mullova (violín) y Katya Labèque (piano). ¿Qué concierto lo conmovió más? ¿Qué performance desplegó las técnicas más afiatadas y los tratamientos expresivos más solventes y profundos? A recordar, a pensar, pero, sobre todo, a escuchar.
Seis
Tonolec, Mariana Baraj, Gabo Ferro, Vivi Pozzebón. Cuatro ar tistas argentinos con extensas trayectorias en la región y con lenguajes que motorizan innovaciones en el territorio de la canción popular. Los cuatro participaron en el ciclo Música que Viaja, que se realizó en la sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre, y son ejemplos de los variados enfoques que convier ten a las músicas tradicionales y de la poesía en materias expresivas de enorme potencia.
Otra vez las preguntas: ¿Qué lo conmovió de estos conciertos? ¿Cómo impactaron estas personalidades artísticas tan diferentes? ¿Los incluirían en una playlist personal, de esas que se atesoran y se reproducen sin apuro frenético?
Siete
El juego no tiene final cerrado. Y ni qué decir que quedaron afuera muchas propuestas musicales. ¿Tiene sentido encorsetar la música en estas listas infames que pululan a esta altura del año?
La histeria del consumo ha equiparado la escucha musical con el visionado de un talk show o la compra de electrodomésticos. Sin embargo, está probado que otras escuchas son posibles. Jugarse por la búsqueda de otras formas de comunicación estética sigue valiendo la pena. Cualquiera de los ejemplos expuestos sumariamente en los parágrafos anteriores son ricas materias expresivas para estas otras exploraciones.
Que las listas queden para otro momento. A escuchar música, que el juego simbólico está abierto.