Por Florencia Sáder.
Un hito histórico ocurrió en la Liga de Fomento de Punta del Este la noche del 3 de enero pasado. Casi cinco décadas después de que se presentara en la misma sala la transgresora exposición Arena, organizada por el Centro de Artes y Letras, liderado por Mecha Gattás, se presentó –esta vez sin arena en el piso de parquet– el libro Socialité: Mecha Gattás, poder y cultura en la alta sociedad, escrito por el historiador Fernando López D’ Alesandro.
Este libro trata de la vida de Mecha, pero también es un estudio acerca de la clase alta uruguaya, personalizada en la figura de esta argentina radicada en Uruguay desde su adolescencia: Mercedes Jáuregui Aldao, o como la mayoría la conocemos, el personaje con el que eligió trascender, la inigualable Mecha Gattás. Una mujer que marcó con su particular estilo gran parte de la cultura y la vida social de Punta del Este de las décadas de los sesenta hasta los noventa.
Mecha Gattás fue una de las mujeres más influyentes de Punta del Este, marcó la cultura uruguaya a lo largo de varias décadas. Su refinamiento, espíritu emprendedor y su profunda curiosidad, la llevaron a incursionar en áreas que no eran terreno habitual para las mujeres con su educación y de su clase social.
Este libro devela aspectos no demasiado conocidos de su personalidad, como la temprana muerte de su madre y su solitaria niñez que la marcó de por vida. Sus dos matrimonios poco convencionales, primero con Horacio Pizzorno y luego con Eduardo Bocha Gattás, no contaron con la aprobación paterna, ya que su familia –perteneciente a la oligarquía porteña– tenía para ella otros candidatos.
Fue durante su segundo matrimonio al cual llegó con un hijo del primero, Alejandro Pizzorno, que se empezó a forjar el personaje que hoy todos conocemos. Potenciada por, su compañero, Bocha, dejó atrás a Mercedes Jáuregui Aldao para dar vida a la legendaria Mecha Gattás. Gestora cultural, periodista, escritora, empresaria. La vida de Mecha ha sido rica en muchos sentidos. Con Bocha tuvo tres hijos: Marcelo, María Noel y Sebastián (Toti) que le dieron varios nietos.
Su marido fue uno de los responsables del boom inmobiliario del balneario con la empresa Safema y también presidente de la Liga de Punta del Este, mientras que ella tuvo un rol muy relevante en la cultura de la época con el Centro de Artes y Letras.
Muchas de las actividades de este grupo tuvieron lugar en la icónica sede de la Liga de Punta del Este.
El Centro de Artes y Letras de Punta del Este y Arena
En el invierno esteño de 1961, junto con Graciela Saralegui, Elsa Mesa y Zulma López de Abete, funda el Centro de Artes y Letras de Punta del Este. Más adelante se suman Vera Heller, Hilda Hughes, Beatriz Haedo –hija del famoso Eduardo Víctor Haedo, mentor de Mecha–, Madelaine Simonis de Ugalde, Elisa Algorta de Facio, Dora San Vicente de Lecueder, Margarita Irulegui, Raquel Descalzi, Ema Turcatti, Nora Arizaga, Ivonne Tarabal y Carmen Chappe. Este colectivo fue responsable de la movida cultural del balneario por casi tres décadas. Organizaron exposiciones, concursos, charlas y encuentros. Convocaban a artistas rioplatenses, conseguían los fondos de sus amigos y conocidos, sirviéndose de las conexiones sociales que todas ellas tenían.
Año a año fueron perfeccionándose, con producciones más ambiciosas hasta que en febrero de 1978 organizaron la exposición Arena en la Liga de Fomento de Punta del Este, que fue tapa de varios diarios nacionales y dio que hablar en ambas márgenes del Río de la Plata. La idea provenía de una exposición que Mecha había visto en uno de sus viajes. Se convocó a artistas uruguayos y argentinos que trabajaban en distintas disciplinas para que realizaran una obra inspirados en el tema “arena”. El resultado fue una impactante exhibición que nucleó figuras como Eduardo Fornasari y Marta Restuccia en dibujo; María del Carmen Portela, Luis Solari y Antonio Frasconi en grabado; Jorge Damiani, Manuel Espínola Gómez, Vicente Martín y Hermenegildo Sabat en pintura; Germán Cabrera en escultura; Ana María Mendaro de Abbondanza, Cecilia Brugnini y Nazar Kazanchian en tapices; y Alfredo Testoni en fotografía.
También se presentó el catálogo de la muestra, un libro de tapa rígida editado por Jorge Arteaga y financiado por la empresa desarrollista Safema. La puesta de esta muestra estuvo a cargo de Osvaldo Reyno. La propuesta fue traer camiones de arena y colocar las obras enterradas o colgadas. Si bien quien escribe era muy joven, todavía conservo el recuerdo del impacto que la exhibición me generó, ya que el piso de parquet de la Liga se encontraba cubierto de arena. Fue un éxito rotundo tanto de público como de prensa. Las repercusiones de la audaz exhibición siguieron por meses. Alfredo Testoni realizó un audiovisual de esta exposición que se estrenó a sala llena en la Alianza Francesa el 29 de agosto de 1978.
Este libro resulta un recorrido por la vida de una mujer aventurera que marcó tendencia en una época. Querida por muchos, envidiada por quienes no perdonan un espíritu libre, dentro de su estricta educación porteña, Mecha no se conformó con ser encasillada.
“Vivo la vida como algo fluido, para mí todo y todos son naturales. Nada me asombra, incluso transgredí con naturalidad”, dice Mecha hacia el final del libro.
Socialité, Mecha Gattás, poder y cultura en la alta sociedad.
Fernando López D´Alesandro.
Editorial Fin de Siglo.