Por Eldys Baratute.
Históricamente los diccionarios han sido de los textos más consultados por los lectores.
Todos hemos buscado el significado de una palabra, el sinónimo o antónimo de otra, o algún dato de interés en esos libros que son, de cierta forma, una biblia. Un material de consulta, no solo para investigadores o lectores especializados, si no para ese que llamamos lector común, pero que necesita sumar información a su universo cognitivo.
Detrás de cada uno, existen una o varias personas que dedican meses, años de vida a la investigación objetiva, desprejuiciada de miradas demasiado particulares, para construir un texto que, por lo general, suele ser universal y ecuménico. No pueden existir parcelas, miradas estrechas, subjetividades arbitrarias.
En eso radica la efectividad del Diccionario de autores de literatura infantil y juvenil uruguaya (1990-2022), una profusa investigación que la docente y teórica Dinorah López publicara bajo el sello DLS editora en el año 2022.
Las fichas biográficas de cuatrocientos ocho autores aparecen en sus páginas. Cuatrocientos ocho autores con una obra escrita entre mil novecientos noventa y dos mil veintidós. No solo están los que que nacieron en Uruguay y viven en el país, sino los que nacieron acá y viven en otros lares o los ciudadanos nacidos en otras tierras con residencia y obra en esta.
Ese es, quizás, el primer acto de ecumenismo, la objetividad de Dinorah a la hora de compilar estas fichas.
Más allá de estilos, géneros a cultivar, tendencias, o editoriales que acogieron los proyectos, aquí se encuentran esos que cometieron el pecado de publicar su obra.
No hay decantación, no hay elección a partir de los gustos de la autora, y los que la conocemos sabemos que tiene total dominio de lo que sucede en el género, no solo en Uruguay, sino en América, lo que pudiera haberle servido para decantar, elegir aquello más trascedente, a su juicio, aquello que con certeza emocionaría o sensibilizaría a los lectores de todas las edades. Sin embargo se aleja de sí misma, elude sus gustos, y se limita a ser una investigadora objetiva, con un criterio de selección bien definido.
Tal como ha ocurrido con materiales similares en Panamá, Bolivia, Guatemala o Cuba, este tipo de investigación es fundamental para maestros, bibliotecarios, escritores, padres, abuelos y todo el que se considere un mediador de la lectura.
Otros dos textos antecedieron a este: Literatura infantil y juvenil publicada en Uruguay (2003) y Literatura infantil y juvenil: ensayos crítico y fichas bibliográficas de autores nacionales (2007), cada uno, junto a las entrevistas a autores y comentarios de libros de los programas radiales Había una vez y Había una y otra vez, protagonizados por Dinorah, sirvieron de plataforma para llegar a este tercer volumen.
Jóvenes y consagrados se unen para brindar una visión heterogénea de lo ocurrido en Uruguay en los últimos años. Panorama que no se cierra, al contrario, la investigadora apunta a que este sea la base para que otros, o quizás ella misma, regresen a un género que, desde siempre, ha acompañado a la familia.
Los criterios de María Teresa Andrueto, Luis Cabrera Delgado, Silvia Puentes, José María Obaldía y Nora Lía Sormani, figuras capitales en el panorama de la literatura que se hace para niños, adolescentes y jóvenes en América, un índice de autores, un listado de ilustradores y de obras mencionadas, junto la cuidadosa edición de Carolina Saravia, enriquecen un texto que servirá de consulta a los amantes de la lectura. Como dijeran las dos últimas líneas del prólogo un documento histórico y para la historia futura.