Por Gabriela Gómez.
Cuando en 1950, en la revista Clima apareció publicada por primera vez La mujer desnuda, primera novela de Armonía Somers, fue grande la conmoción en el ambiente de la crítica. Tanto así, que muchos conjeturaron que quien escribía estos relatos inclasificables, “raros” y con un alto contenido sexual, con escenas que encadenaban lo religioso, el morbo, lo escatológico y lo pesadillezco, debía ser un hombre que se escudaba en un seudónimo para pasar desapercibido. Esta fue la presentación en sociedad de Liropeya Etchepare Locino (1914-1994), quien bajo el alias de Armonía Somers presentó una nueva forma de hacer literatura al punto de confundir a los críticos acerca de qué lugar debía ocupar en el efervescente mundo de las letras de entonces. Aunque ya teníamos manifestaciones de nuestros autores más “raros”, como Felisberto Hernández o más lejos a Lautréamont, es muy probable que haya sido su condición de mujer lo que desestabilizara esta tradición y alimentara las idas y venidas de las opiniones de críticos como Ángel Rama, Rodríguez Monegal y Mario Benedetti, quienes enfrentaron sus análisis al momento de calificar un estilo que se alejaba de lo propuesto por los autores de la llamada generación del 45 en nuestro país. En 1953, publica sus primeros cuentos bajo el título de uno de sus producciones más emblemáticas ‘El derrumbamiento’, donde aparecen ya algunos rasgos característicos de su primera novela y que se agudizan en una danza surrealista entre lo real y lo fantasmagórico, la religiosidad católica con lo más insólito y repulsivo a la vez.
En el tomo que nos convoca: Armonía Somers. Cuentos completos, prologado por la investigadora María Cristina Dalmagro y publicado por la editorial española Páginas de Espuma, afortunadamente se recupera la memoria de esta autora imprescindible, reuniendo todos sus cuentos en orden cronológico, situando cada uno de ellos en el volumen que fue incluido por primera vez. Esta edición cuenta también con reproducciones de manuscritos y un apéndice que incluye el cuento ‘Réquiem por una azucena’ (1990), el reportaje ‘Trece preguntas a Armonía Somers’, realizado por Miguel Ángel Campodónico, y lo cierra una joyita: un guion cinematográfico inédito a partir del cuento ‘Muerte por alacrán’.
Cuentos de la talla de ‘El entierro’, ‘El derrumbamiento’, ‘Muerte por alacrán’, ‘La calle del viento norte’ significan, para quien los lee por primera vez, el descubrimiento de cómo se puede entrelazar el mundo de lo real con la fascinación por desentrañar los laberintos de la conciencia. Esta experiencia se transformará en una extraña imposibilidad de abandonar su lectura, invadido por un universo simbólico que atraviesa toda su narrativa y que muchos relacionan con la genealogía de Somers; el anarquismo de su padre versus la religiosidad de su madre. Así se expresó Marosa di Giorgio en ‘Otras vidas’, acerca de la experiencia de leer a Somers: “Se abre a nuestro conocimiento una planicie insólita y erizada, donde todo crepita, provoca, es cruel, sexual, doloroso y desconocido”.
Armonía Somers. Cuentos completos. Editorial Páginas de Espuma, 2021, 620 págs.