El Bukowski caribeño
“Hacía muchos años que mi vida se había convertido en un juego de ruleta rusa. Alcohol, mujeres de las que solo quería sexo, fumar como un loco, desorden total en mi cabeza y en mi corazón. […] Ahora, con cuarenta y ocho años, las cosas empezaban a cambiar lentamente. Al menos esa era mi impresión. Viviría unos meses en Madrid. Había mucho frío. Se acercaba la Navidad de 1998 y mi compañía preferida era el silencio, una botella de Jack Daniel’s (una cada día), un casete de Bruce Springsteen (The Ghost of Tom Joad) y unos tabacos que me había traído de Cuba. Y Carolina […] Diez años más joven que yo, un culo bellísimo y firme, madrileña dura, de barrio, media loca”.
Con este comienzo demoledor se inicia Estoico y frugal, de Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, Cuba, 1950), autor de Trilogía sucia de La Habana, entre otros. En efecto, el cubano llega a Madrid en medio de un gélido invierno, con un libro ya publicado y una incipiente carrera literaria en marcha, y allí vivirá aventuras vitales y sexuales sin freno. A Carolina, que un día se marcha a Londres, la sustituirán una madre y un hijo que lo acogen en su casa repleta de juguetes antiguos, un círculo de mujeres maduras nada asexuadas, una fotógrafa belga aficionada al sadomasoquismo que tiene un amante gay, una muchacha que está haciendo una tesis sobre literatura cubana. Y viajes, muchos viajes. A Burgos, a Benidorm, a Alemania y a Italia, donde siguen los encuentros singulares: con un escritor, con un serbio enloquecido, con un viejo amigo de la antigua RDA, con una fotógrafa que se dedica a sacar fotos en la morgue romana. Y mientras transcurre su periplo, Pedro Juan (su álter ego en todas sus novelas) se pregunta si quiere ser un autor famoso y de éxito o un autor invisible.
En la línea de su narrativa vital y visceral, el autor nos presenta una narración que supura verdad por cada poro y que habla de la memoria (los primeros deseos, los primeros trabajos en España), de la creatividad (la carrera como escritor) y, sobre todo, de las ansias de vivir y de amar como un modo de esquivar la muerte. Descarnada, con ritmo frenético, la novela no da tregua. El Bukowski caribeño, tal como lo bautizó Jorge Herralde, está de vuelta para felicidad de sus seguidores.
Estoico y frugal, de Pedro Juan Gutiérrez. Editorial Anagrama, 2019, 170 págs. Distribuye Gussi.