Con Eva Dans, directora de Carmen Vidal, mujer detective
La atracción de Eva Dans (Montreal, 1984) por la ficción se arrastra desde muy joven, cuando a los catorce años decidió que el cine era lo suyo, influida por un libro sobre el director Woody Allen, de quien vio la mayoría de sus películas. Egresada de la Escuela de Cine de Uruguay y con estudios en guion cinematográfico, se lanzó (en plena pandemia) con su primera película, Carmen Vidal, mujer detective –donde es además de guionista, protagonista y directora–. En momentos cuando es muy extraño convocar espectadores debido a los protocolos sanitarios vigentes, la película se adaptó perfectamente a las necesidades de un público que quería ver cine uruguayo con tintes de novela negra. Este género se caracteriza por tener como protagonista a un detective con una vida triste, con una percepción pesimista de la vida que termina teniendo un trágico y triste final. Las mujeres que los acompañan son “mujeres fatales”, que muchas veces también se ocupan de llevar a la ruina a este individuo atormentado.
En este caso, Eva Dans nos introduce en la vida de Carmen Vidal, personaje extraño para este género, que es la “mujer detective”, quien conserva esos rasgos de descuido y abandono (se alimenta de pizza, toma mucha cerveza y descuida un poco su higiene personal), pero mostrando también su lucha contra estos comportamientos nada sanos. La película se trata de la “superación personal” de esta mujer –que bien podría ser la iniciadora de una saga– y su lucha por superar este estado anímico. Y aunque parezca muy formal su planteo, todo esto está combinado con la comedia y con el hecho de utilizar estos elementos característicos del género y mezclarlos con situaciones un poco ridículas que le dan el toque de humor a la trama.
La ciudad de Montevideo es el telón de fondo y escenografía ideal para un filme de estas características y también hay muchas referencias a grandes directores del cine clásico, así como al escritor Mario Levrero, que tiene su participación en la mención a la novela Dejen todo en mis manos, uno de los tantos autores que le sirvieron a Dans como inspiración. Bajo la premisa de “no tomarse todo tan en serio” y “jugar a ser detective”, según las palabras de la directora, la película cumple con ambas funciones: genera el atractivo suspenso del cine de detectives en una ciudad ideal como Montevideo y le adiciona un toque de humor, tan necesario y eficaz como la propia película.
¿Cuál fue tu primer contacto con el cine? ¿Fue tu primera ida al cine, o está en el recuerdo de algún afiche, la foto de un actor o una actriz?
La verdad, no recuerdo cuál fue mi primer contacto con el cine, siento que desde muy chica miraba muchas películas e iba al cine. Sí me acuerdo de una vez que fuimos al cine Trocadero con mi hermano, Federico, por 1994; en esa época todavía no vendían pop salado en los cines uruguayos, por lo cual hicimos pop con manteca en casa, en una olla y lo llevamos al cine en unas bolsas. No me acuerdo qué película vimos, es que íbamos seguido. Sí sé que el momento que decidí que quería estudiar cine tenía catorce o quince años y fue a raíz de un libro sobre Woody Allen que me regaló mi hermana. Yo era fanática de Woody Allen desde bastante chica, entre los trece y los dieciséis años vi la mayoría de sus películas. Y en ese libro se contaban anécdotas de rodajes de sus películas y todo parecía muy entusiasmante. Ahí decidí que quería dedicarme a esto. Además, siempre me gustó actuar.
¿Cuál fue el disparador de la película?
Primero vino el personaje de la detective. Quería retratar a una mujer profesional e idealista que a la vez luchara contra su propia terrenalidad: su depresión, sus adicciones, la higiene personal y de su casa/oficina. Luego el edificio Gasómetro me inspiró. Yo vivía en un apartamento detrás de la estructura metálica y se me ocurrió que si apareciera alguien colgado de ese tanque sería seguramente un shock para la ciudad. A partir de ahí todo fue fluyendo.
En algunas reseñas se menciona a la película como una “comedia noir sobre la superación personal”. ¿Podrías explicar esta afirmación? ¿La detective Carmen Vidal intenta superarse a sí misma?
Sí, el arco de la película está llevado por el estado anímico de la detective, más que por las investigaciones que ocurren un poco como telón de fondo de la historia. Ella es una mujer solitaria que tiene un colega que es también su único amigo y que de pronto aparece muerto. Esto la lleva a transitar zonas de depresión y abandono que luego supera dejando sus vicios atrás y retomando su vida de detective.
La ciudad de Montevideo es una gran protagonista en Carmen Vidal… ¿Tenés alguna referencia literaria (por ejemplo, de Juan Carlos Onetti o, más cerca, de Mario Le- vrero), al momento de incluir la ciudad como personaje vital de la película?
No lo hice de manera directa o consciente pero sí son autores que me gustan mucho. Quizás Levrero sea la referencia más directa e incluso hay un lugar en la película que lleva el título de una de sus novelas: “Dejen todo en mis manos”. Es el nombre del depósito donde Carmen Vidal esconde una evidencia, hicimos adrede el cartel con ese título. Es una novela de detectives que transcurre en Uruguay (en un pequeño pueblo que se llama Penurias), que me inspiró en cierta medida. Creo que el hecho de que Montevideo sea protagonista de la película no lo hice a conciencia, es algo que me surgió. Será que soy muy montevideana, sobre todo de esa zona que recorrí toda mi vida: Centro, Cordón, Ciudad Vieja.
Por momentos la película tiene reminiscencias de varias obras (novelas o películas) de la llamada “serie negra”, pero también aparecen personajes desolados, mezcla de abandono y curiosidad, de humor y tragedia, como si se tratara de personajes de las novelas de John Kennedy Toole, ¿hay algo de esto en la intención de la película?
Sí claro, creo que es un arquetipo del detective privado del “universo negro”, sea novela o cine. El hecho de que esté atormentado, que sus sentimientos le jueguen una mala pasada y lo lleven a esos estados de abandono y depresión en los cuales pone en duda su propia moral, es clásico del género. Creo que muchas veces ha sido tomado con seriedad y trascendencia, pero también, como bien decís, se presta para verlo con cierto humor. Ese tormento tan grave que finalmente se torna cómico. Creo que Carmen Vidal, mujer detective tiene eso de “jugar a ser detective” y desde esa impronta entra la comedia y “no tomarse tan en serio”.
Sos uruguaya, también has vivido en Montreal y tus padres fueron exiliados políticos. ¿Cuál ha sido, a lo largo de estos ir y venir, de distintos países e ideologías, tu percepción de esta ciudad?
Yo nací en Montreal en 1984, pero mis padres regre- saron a Uruguay en el 87-88, por lo cual viví toda mi vida en Montevideo. Si bien siempre hay alguien de la familia viviendo allá (en una época estuvo mi hermana, luego mi hermano con el que hicimos pop para llevar al Trocadero, ahora mi propia madre vive allá también), yo estuve siem- pre en Montevideo desde los tres años, aunque viajé algu- nas veces para allá. Así que me siento muy uruguaya, por más que haya hablado francés antes que español y que incluso con mis hermanos al día de hoy nos hablamos en francés cuando nos hacemos bromas, es casi como que tomó forma de dialecto muy cariñoso entre nosotros. Así que honestamente me siento muy montevideana.
¿Qué lugar ocupa la novela y el cine negro en tu formación artística?
Creo que viene más por el lado familiar que por mi formación artística, aunque obviamente a quien le guste el cine ha mirado cine negro. Yo miro mucho cine clásico en general porque me gusta mucho, porque encuentro de todo: películas muy experimentales desde la puesta en escena, producciones monstruosas que nunca más se volvieron a hacer así, películas pequeñas con poco presupuesto pero muy ingeniosas. Pienso que el cine negro particularmente vive en el imaginario colectivo de todos, más allá de si en lo personal indagaste en el género o no.
¿Cómo fue tu relación con los diferentes roles y dinámicas que experimentas en la película: guionista, actriz y directora? ¿Cuál te significó un mayor desafío?
Lo viví con naturalidad, con más naturalidad de la que pensaba. El rol más desafiante es sin duda dirigir porque estás presente en todo el proceso, al menos en mi caso estuve en todo, hasta estoy en cierta forma metida en la distribución de la película y pensando ideas de marketing para redes sociales con el community manager. Si bien la película fue hecha en poco tiempo comparado con otros procesos del cine nacional, se le dedicó mucho tiempo a la edición (la editamos durante ocho meses con Manuel Rilla, el editor) y al resto de la postproducción, como la banda sonora original compuesta por Maximiliano Silveira, con quien trabajamos como cuatro meses. Y en cada etapa, en cada decisión, estás dirigiendo la película. No es solo en el rodaje, como quizás piensen algunos que no conocen tanto los procesos técnicos del cine. En el rodaje se juega mucho pero definitivamente no todo, quizás la mitad. Es en la postproducción de la película que se juega la otra mitad.
¿Cuál es la actriz de suspenso con la que te identificás o te gustaría identificarte?
Bueno, de adolescente era totalmente fanática de Dana Scully (Gillian Anderson), hasta me había teñido el pelo pelirrojo y tenía el mismo corte melenita que ella. Me ponía un tapado negro para ir al liceo. Mi hermana, que por esos años vivía en Montreal, me trajo de regalo de Navidad una agenda de los Archivos X en el año 1997, que fue el mejor regalo de mi vida. Creo que ese personaje me marcó para siempre. Aunque Carmen Vidal no se le parezca mucho.
¿Cómo definirías a Carmen Vidal, para alguien que no vio la película? ¿Cuánto hay de Eva Dans en ella?
La definiría como una persona altruista e idealista que tiene su lado terrenal, el cual a veces le impide estar en la totalidad de sus capacidades. Hay algunas cosas de Eva Dans en Carmen Vidal. Para empezar, fumo marihuana y me encanta la pizza, pero no vivo con dejadez, y además me gusta cocinar (no vivo a base de pizza del Bar Hispano como ella). Aunque puedo decir que la bata que usa Carmen Vidal cuando está venida a menos, es mía. También lo son la remera de 2006 y la camisa que usa cuando está bien. El tema es cómo combinás los elementos. Esa bata con esa remera del 2006 obviamente nunca me los había puesto juntos hasta que definí el vestuario de la Carmen Vidal abandónica. Lo mismo pasa con todo lo que conforma la personalidad de la detective. Creo que todos tenemos algo de Carmen Vidal, quizás no todo junto, no combinado de esa forma, pero sí son experiencias y estados conocidos por todos, más que nada en lo vinculado con la superación personal. Es que la vida misma es una experiencia que se asemeja al mito de Sísifo, como dice Albert Camus.
¿Cuál es tu director, o directores, favorito?
Tengo muchos, así que voy a nombrar a varios: Alfred Hitchcock, Orson Welles, John Huston, Brian de Palma, Martin Scorsese, Paul Thomas Anderson, Terry Gilliam, Aki Kaurismäki, Christopher Guest, Paul Verhoeven, Alex de la Iglesia, Claire Denis, Ana Katz y podría seguir. Cada uno me gusta por un motivo distinto, pero en líneas generales son todos directores que tienen una impronta muy especial y original que no se parece a la de otros.
¿Tomaste el trabajo de alguno de ellos como referente al momento de hacer la película?
Sí, definitivamente, pero más que nada en el punto de partida de todos ellos, que es intentar hacer algo nuevo y propio. Podría entrar en detalles y decir que tomamos Yo contraté un asesino a sueldo, de Aki Kaurismäki, como referencia para el uso de colores; Quién engañó a Roger Rabbit, de Robert Zemeckis, para el tono general, la detective y su casa/oficina y hasta en cosas de puesta en escena que también fueron inspirada por Hitchcock y De Palma, y hasta algo de nouvelle vague en la reinvención del cine negro desde una nueva mirada.
La película se filmó en un lapso bastante corto y la terminaron muy poco antes de la pandemia, ¿creés que esto la afectó en algún modo (con respecto a la percepción de la obra)? ¿Y qué opinás acerca del momento tan extraño en que se estrena esta obra?
Pienso que hicimos lo mejor con lo que teníamos. Creo que, por ejemplo, no hubiera grandes producciones de Hollywood captando toda la cartelera nos permitió estar en muchas salas. Ahora ya estamos en la cuarta semana en cartel, lo cual es bueno para una película uruguaya. Supongo que en otras circunstancias todo hubiera sido distinto, pero son ejercicios contrafácticos que prefiero no hacer por mi salud mental y felicidad actual, que me costó mucho alcanzar. Pienso que logramos un muy buen estreno y gran difusión, afortunadamente, y en gran medida gracias al apoyo de la prensa en general que nos dio mucho espacio.
Esta es tu primera película, ¿cuál es tu opinión acerca del resultado final?
Estoy muy conforme. Carmen Vidal, mujer detective es arriesgada porque mezcla géneros y porque propone un juego muy ficcional con el espectador en un Montevideo actual. Creo que logramos superar todos los obstáculos, teniendo como resultado una pequeña película peculiar, especial y entrañable. Habrá a quien no le guste, como todo. Habrá incluso quien la aborrezca, pero también hay muchísimas personas que la apreciaron mucho y lo notamos.
¿En qué proyecto estás ahora?
Estoy trabajando en una película que se llama Dinora sin dinero, una comedia sobre una mujer de unos setenta años, de clase alta trabajadora, dueña de una joyería que heredó de su madre y de sus tías, que tiene que cerrar el negocio por la crisis económica mundial y esto la lleva a tener que aprender a vivir una vida “media”. En ese proceso de aprender a vivir con menos, descubre algo de su pasado que la lleva a robar. Será una película de amistades y enemistades entre señoras, en un mundo que mezcla a Hitchcock con Antonio Gasalla. Algoasí.