La primera piedra
El affaire Dreyfus (1894-1906) no solamente dividió a la hasta entonces incólume Tercera República Francesa, sino que reveló pública y políticamente algo que hasta ese momento era propio de los cotilleos en los mercados populares: el antisemitismo. Alfred Dreyfus, un capitán del ejército francés de origen judío, fue degradado tras un juicio amañado en el que se determinó su culpa en cargos de alta traición. Según se indujo en ese juicio, Dreyfus habría pasado información secreta a los altos mandos alemanes, cuestión que Dreyfus negó a viva voz desde un principio y que determinó una sentencia a prisión perpetua en la Isla del Diablo, una piedra que emerge en los mares tropicales de la Guayana Francesa. Este podría haber sido un caso cerrado si el coronel Georges Picquart no hubiera descubierto que el memorándum con información sobre armamentos atribuido a Dreyfus había sido escrito de puño y letra por el verdadero traidor a la patria de todo este entuerto, el mayor Ferdinand Esterházy, un bon vivant descendiente de húngaros que despilfarró una fortuna y que culpaba a Francia de todos sus males económicos, y que aborrecía a los judíos, digamos, por cuestiones raciales. Sin embargo, la denuncia de Picquart se encontró con una valla infranqueable: la del propio ejército, una corporación que aspiraba a mantener el poder y que se enorgullecía de hacer silencio ante cuestiones que pudieran sacudir sus cimientos, como por ejemplo el antisemitismo del sifilítico coronel Jean Sandherr, el artífice de todo este desaguisado.
El cine trató este tema a través de la figura de quien lo dio a difusión, Émile Zola, en una película que se llamó La vida de Émile Zola (William Dieterle, 1937, con Paul Muni como Zola y Joseph Schildkraut como Dreyfus). En la versión de Roman Polanski el foco está puesto en la investigación de Picquart y sus derivaciones, y no tanto en el artículo que Zola publicara en la prensa parisina con el título ‘Yo acuso’.
Quizás Polanski (con todos los vaivenes, acusaciones y tragedias que ha vivido a lo largo de su vida y en sus sesenta y cinco años de carrera) haya tenido el buen tino de focalizar el tema en Picquart, a quien, como en la novela de Robert Harris en la que se basa el guion de esta película, se ubica en un rol protagonista alejado del romanticismo de la defensa al oprimido y mostrándolo como lo que aparentemente fue: un soldado que antepone la verdad a sus convicciones personales, que incluyen la concupiscencia y la aversión a los judíos. Es quizás la versión más naturalista de los hechos, la más cercana a la literatura de Zola, pero que no se queda en el discurso, sino que refuerza sus intenciones (la búsqueda de la justicia, no de la inocencia) a través de una composición visual que es narrativa pura y belleza poética, tan infrecuente en estos tiempos de automatismo tecnológico. Baste ver la primera y muy larga escena en plano secuencia, esa escena de la degradación de Dreyfus en el patio de armas, con la torre Eiffel al fondo, que incluye al pueblo que se mantenía fuera de campo, o esa otra en el Salón de las Esculturas, para apreciar que Polanski no solamente quiere recrear un hecho político que signó el futuro de muy buena parte del siglo XX. También, casi a los 87 años, quiere dejarle al público la imagen de un mundo que fue suyo por tradición, pero que en una película no puede tener el fasto de un museo sino la vivencia de una mirada absorta en el momento cúlmine de un duelo, esa mirada que soslaya la epopeya en los ojos del Picquart de Jean Dujardin y que desnuda el miedo en los del villano teniente coronel Henry, interpretado por el extraordinario Grégory Gadebois. J’accuse no acusa solamente al antisemitismo, sino que además interpela a la historia y su notable tendencia al olvido.
Nota: Recomiendo fervientemente que vean en Youtube el unipersonal de Grégory Gadebois Des fleurs pour Algernon (Yves Angelo, 2014), que además de ser una gran película para televisión revela una actuación incomparable de Gadebois, un actor que no debiera quedar relegado a la hora de nombrar a los mejores de estos tiempos.