Sobre Solo, de Guillermo Rocamora, estreno uruguayo en Buenos Aires
Por Carlos Diviesti
El Sargento Nelson Almada no pudo estudiar la carrera militar en la Fuerza Aérea (según nos cuenta su madre, a Beba y a nosotros), pero es primera trompeta de la banda que conduce el Capitán (BFA) Bartolo Aguilar, y le va tan bien, es tan serio y meticuloso en su trabajo, que tras el retiro de Aguilar será quien se quede con el puesto de Director. Tiene una mujer enfermera que fuma y le deja el plato de comida en la mesa, y algunas canciones compuestas guardadas en una caja con folios de náilon para que no se le arruinen las hojas pentagramadas. Y tiene también la ilusión de participar en el concurso de temas inéditos de la radio, para que lo escuchen en todos lados y le graben el disco con esa y otras canciones (se va a presentar en el concurso con “Destino”, una balada con ritmo de bachata sobre un muchacho que ve a una chica desde la ventanilla del ómnibus, y se enamora de ella). Y en todo eso está bastante solo, no de soledad, sino solo, uno, individual, como un pingüino que voluntariamente se aleja de la colonia y se bambolea patizambo montaña arriba con el suspenso propio de un documental televisivo.
-Javi vio la banda en la plaza Varela del Boulevard Artigas y me dijo “bo, tenés que ver esta banda, es impresionante, están tocando esa de Marc Anthony, hasta aier…”.- dice Guillermo cuando nos juntamos para hablar de la película. -Por eso la elegimos, porque no hubo suspicacias políticas al respecto. Nos servía mucho trabajar con una banda militar porque daba juego a construir un personaje que no hizo carrera artística independiente y que se metió en un ambiente donde si bien hay música, lo artístico está dejado un poquito de lado y no hay lugar para desarrollos personales.
Porque sí, pareciera que Nelson se castiga por no haberse animado a hacerlo de otro modo, y prefiere escudarse en lo que dice Bartolo y se acabó. Izamiento de la Bandera Nacional, desfiles, saludo militar, cumbia. Nada de complicarse la vida, que ya es bastante complicada cuando uno desconfía y solamente se permite la sonrisa a los diez años para guardarla en una foto, trompeta en mano. Sonrisa tan amplia y candorosa como el escénico cabello de Guillermo y sus ojos claros que pugnan por escaparse del marco grande de los anteojos.
-En el guión nosotros construímos un Nelson que tenía esa cosa para adentro de no haber cumplido sus sueños, y lo contamos con humor, pero cuando encontramos a Enrique el humor dejó de ser gracioso. Yo siempre le digo a Enrique “por tu cara la película perdió la gracia”, pero justamente gracias a eso construimos un personaje más trancado, como una olla a presión. Y nos sucedió que con las actrices argentinas, cuyos personajes los habíamos escrito funcionales al de Nelson, todo creció hacia otro lado porque Claudia, Rita y Marilú trajeron su impronta y constituyeron la constelación que lo rodea al tipo, esa cosa de medio tono donde hay tanta riqueza. Yo -dice Guillermo- no soy tan distinto a este tipo de personaje; podré hacer una película, dos, pero tampoco voy a triunfar en Los Ángeles aunque me sienta cómodo con el tipo de arte que hago.
¿Cómo es el arte de Guillermo Rocamora, 34, que estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de la República, guión el la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba, y fue asistente de producción y dirección de unas cuantas películas? Simple. De simpleza, digo. Quien en su lugar hubiese contado una historia de superación personal no hubiese optado, seguro, por dejar que la cámara capte la esencia del instante. SOLO es una película paciente como su personaje, donde en esa olla a presión que constituye el corpus de Nelson se prepara un puchero sustancioso y sin alambiques estéticos. Baste con ver ese barrio del borde de Montevideo, con un tren que le recorta el fondo, o la tranquila lasitud de la base de la Fuerza Aérea, en planos generales que no limitan u oprimen o encorsetan el mundo conocido, para entender que la propuesta de Guillermo quiere contarnos algo más que una historia. Como casi todo el cine uruguayo de este siglo, que en vez de apoyarse en el discurso (el oral, el estético) prefiere dejarse llevar por la caricia del sol a la hora de la siesta, aunque nadie la duerma y el gran público no conozca la obra de Yasujiro Ozu, ese otro oriental inolvidable.
-Al concurso de canciones inéditas le quisimos dar ese aire de Club de Leones del barrio, con esas dos o tres cosas (los auspicios, la radio chica, el alcance que pueda tener) que lo hicieran verosímil, donde Nelson pudiera participar y destacarse. Un concurso para gente que viene un poquito atrás en la moda, con su moto viejita, con su barrio que es medio pueblo, con guitarristas que tocan tango y cantantes líricas que cantan canciones elevadas. Nosotros trabajamos con mucho respeto por la gente que retratamos (los compañeros del cine uruguayo, digo). No armamos un concurso para tomarle el pelo a nadie, porque nos podremos reír de la cantante lírica pero también nos podemos emocionar si canta con sentimiento.
-Y eso pasa en la película.- acoto. Porque el sentimiento que sale de cada escena de SOLO es un sentimiento al que cuesta encontrarle lo ficticio. Desde esta orilla también a veces nos cuesta comprender cómo los uruguayos se toman la vida con tanta calma; a lo mejor se debe a que no necesitan ser cosmopolitas para entender el mundo, porque el mundo es lo que les toca vivir. En esta película por ejemplo los personajes no escuchan música, la hacen; aunque también cuando empiezan a sentir pasión por algo le ponen sordina a la trompeta o viajan a la Antártida.
¡A bailar! Porque los músicos de la banda son todos nocheros que tocan también en bandas tropicales. Casamientos, cumpleaños, reuniones de amigos en la pizzería Mediterránea de la Avenida General Flores, todo vale y a todo se le pone el cuerpo o el aire de los pulmones. Guillermo dice que el éxito de la banda también se debe a la decisión inteligente de Bartolo de acercarla a la gente, “porque ellos hacen mucho trabajo social en escuelas, merenderos, fiestas sociales, van y tocan gratis y llevan todos los equipos, y eso es una herramienta de acercamiento que con las bandas de las otras fuerzas no pasa”. Porque hablamos de la banda real, la Banda de la Fuerza Aérea Uruguaya, que es la misma banda de la película, pero diferente, que también conduce el Capitán (BFA) Bartolo Alejandro Aguilar.
-Nosotros nos habíamos puesto como premisa que quien interpretara a Nelson tocara realmente la trompeta. No queríamos un actor que hiciera pipipipipipí porque tocar la trompeta es un tema de la respiración, de la posición de la boca, y si no era así es como en esas películas donde el pianista toca el piano pero hace la escala para el otro lado. En la izada de la bandera toca Enrique y hay que soplar delante de todos esos nenes de la Fuerza Aérea.
Antes, en la base, se izaba la bandera todos los días; ahora se hace una vez a la semana, y una vez al mes se iza con todo el personal, unas quinientas personas que se juntan a cumplir con dicha ceremonia. Toca la banda, se iza la bandera, saludo militar, y vamo’ arriba. Y es admirable el respeto con el que se cumple el rito y no se lo transforma en un acto burocrático. Y no por nada es la primera, desconcertante escena de SOLO. Son apenas algunos planos puestos en el abismo de otros contextos, que llegan sin avisarnos de su porte marcial y que, aunque recreados, son de una clara autenticidad por lo ensayado de su maniobra, por la cualidad unánime del grupo. Esa escena (y otra con un desfile, donde todos saben lo que tienen que hacer y por eso nadie actúa) se ocupa en mostrarnos cómo es la vida castrense cuando no hay hipótesis de conflicto: como la de todo hijo de vecino. Todos cumplen con su rol en la vida (elegido, impuesto, manifiesto) en algo que en cierta forma no es cierto. Al ver cómo desfilan los integrantes de la banda uno comprende que están lejos las posibilidades de conflicto bélico pero uno aprecia la firmeza en el trabajo; en ese sentido el porte marcial del Capitán Aguilar, lejos de ilustrar la viñeta la potencia en la memoria, como si fuera el sargento Hartman de Full metal jacket sin carga patológica ni sobreactuación permitida. Eso es pura habilidad de Guillermo como conductor de escena, uno de sus méritos principales. Como encontrar después de un muy arduo trabajo el rostro impasible, adusto y de viejo niño feliz de Nelson Almada.
-Enrique Bastos es miembro de la Antimurga BCG desde el año ’83 y toca la trompeta desde que tiene nueve en la banda municipal de Dolores, su pueblo, casi desde que le sacaron la foto esa que aparece en la película. O sea que cuando apareció era perfecto, porque se apareció con un paquete que no esperábamos: es un tipo que estudió composición en la Escuela Universitaria de Música hasta que la mujer quedó embarazada, y canta de toda la vida, así que compuso letra y música de la canción y hasta la cantó para la película. Hoy es profesor de tornería y mecánica en la UTU, esa es su profesión, y esto hizo que supiera bien lo que vivía Nelson, y lo que no supo lo suplió con su inteligencia emocional.
Eso, como también que el cantante de la banda, Juan Goberna, sea el cantante de la banda y el cantante de la Sonora Borinquen (su padre, Carlos Goberna, también fue el cantante de la banda durante veintipico de años), tiene que ver con darle otra oportunidad a la realidad, de hacerla más poética sin carga estética irrelevante y sin melodramas desatados, tomándose en serio la subversión de los valores sin que se dañe la progresión dramática de la historia, sin que resulte anticlimática, yendo adonde tiene que ir, como la vida de todos los días que va hacia donde debe sin que sepamos cómo.
-El ser humano va a estar siempre girando alrededor de las mismas problemáticas, la felicidad, las frustraciones, el amor, el desamor, y me parece que las películas que conectan con esos valores humanos van a ser perdurables, porque la gente siempre va a estar entreverada en esos dilemas que movilizan las emociones -sostiene Guillermo. -Con SOLO me pregunto a mí mismo cuán sincera es mi búsqueda, qué me interpela, qué me interesa de hacer películas. Al menos a mí me pareció que eso era el saltar al vacío de la primer película. Mi viejo volvió a tocar la batería a los cuarenta, volvió a buscar a sus antiguos compañeros, y tenía el entusiasmo serio de grabar un disco, algo ridículo y genial al mismo tiempo. En lugar de sentarse a tomar whisky se fue a estudiar, a ensayar, a mejorar. ¿Por qué este tipo hace esto?
SOLO (Uruguay/Argentina/Holanda, 2013). Dirección: Guillermo Rocamora. Escrita y Producida por Javier Palleiro y Guillermo Rocamora. Fotografía: Bárbara Álvarez. Arte: Mariana Urriza. Sonido: José Luis Díaz, Fabián Oliver. Música: Alejandro Franov. Intérpretes: Enrique Bastos, Bartolo Aguilar, Fabián Silva, Rita Terranova, Claudia Cantero, Marilú Marini. 84 minutos. Estreno en Buenos Aires: 4 de julio, MALBA (Museo de Arte Latinoamericano), Av. Figueroa Alcorta 3415. Sábados de julio a las 18.