Por Florencia Sáder.
A un año de su esperada inauguración, el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA), fiel a la calidad a las que ya nos tiene acostumbrados, presentó este verano tres magníficas exhibiciones. En sus salas principales pudimos ver la obra de dos grandes artistas argentinos de proyección internacional, Guillermo Kuitca y Julio Le Parc, y al norteamericano Emil Lukas. Sus exposiciones Desenlace, Quintaesencia y Entre dos líneas tenues, respectivamente, se inauguraron con un museo repleto de público el 6 de enero y estarán abiertas hasta el 20 de marzo de 2023.
Estas exhibiciones representan un hito en la historia del arte de la región. Los artistas presentaron obras inéditas, diseñadas especialmente para el MACA. Entre las actividades previstas se contó con un programa de extensión cultural para adultos y niños. El público visitó no sólo las exposiciones, sino que también acompañó cada actividad organizada para la temporada: conciertos, conferencias, festival de cine, presentación de película, ópera, ballet, visitas guiadas, etcétera.
Kuitca
Desenlace, de Guillermo Kuitca con curaduría de Sonia Becce, presenta por primera vez la obra del artista en Uruguay. Esta muestra reúne una cuidada selección de obras que abarca gran parte del repertorio creativo de un artista ineludible de nuestro tiempo. El público puede descubrir en Desenlace los diferentes lenguajes de este consagradísimo artista, a través de obras de las series: Nadie olvida nada, El mar dulce, Siete últimas canciones, El idiota de la familia y pinturas realizadas durante la pandemia. Asimismo, la muestra comprende una importante selección de dibujos realizados en las dos últimas décadas y trabajos recientes sobre papel.
El talento de Kuitca fue reconocido tempranamente. A los trece años realizó su primera exhibición individual y desde ahí su carrera no se ha detenido, realizando exposiciones en museos importantes del mundo y conquistando un cúmulo de reconocimientos internacionales. Su obra es parte de colecciones públicas y privadas del mundo entero, entre las que figuran el Museum of Modern Art, el Guggenheim Museum y el Metropolitan Museum, en Nueva York; Stedelijk Museum, en Amsterdam; Centro de Arte Museo Reina Sofía, en Madrid; Malba-Colección Costantini, Buenos Aires, y TATE, en Londres.
En palabras de Sonia Becce: “Desenlace −la primera exposición de Guillermo Kuitca en Uruguay− se ocupa de la persistente exploración pictórica de Guillermo Kuitca sobre el espacio, tanto el arquitectónico como el doméstico. Su trabajo se nutre de la arquitectura en términos espaciales y diagramáticos. Si bien es evidente que casi ninguna disciplina escapa al interés del artista y que en sus cuadros están presentes la historia del arte, la danza, la música, el cine, el teatro y la cartografía, es el tratamiento del espacio, con sus transformaciones a veces radicales, lo que produce los virajes profundos que articulan su trabajo”.
Le Parc
Quintaesencia, del maestro Julio Le Parc con curaduría del Atelier Le Parc, dirección artística de Yamil Le Parc y colaboración de Ángel Kalenberg, fue al parecer de esta cronista el plato fuerte de estas tres exposiciones, una parada ineludible para todos los que visitan Punta del Este.
Esta exposición es una delicia para los sentidos y un merecido tributo al reconocido artista argentino. La exhibición antológica recorre su vasta producción desde las primeras obras realizadas en Argentina en 1958 hasta sus creaciones más recientes, producto de su larga trayectoria creativa dedicada a la investigación con la luz, la pintura, la escultura y las experiencias participativas. A 56 años de su única muestra realizada en Uruguay (en el Instituto General Electric, en 1967) Quintaesencia celebra la trayectoria creativa del artista pionero del arte cinético y su larga y prolífica carrera internacional dedicada a la creación.
En palabras de Ángel Kalenberg “En las obras de Julio Le Parc que visualizan la energía cinética y producen efectos ópticos variables, así como en las vibrantes imágenes de sus obras lumínicas, subyace el inclaudicable aliento utópico que define a Le Parc y su ambición por construir un mundo nuevo y más ético que combine las teorías experimentales de la percepción visual, sonora, táctil y el compromiso irrenunciable de una producción artística al servicio de la sociedad”.
La gran exposición fue acompañada de un programa de actividades, talleres, charlas, visitas guiadas y un catálogo con textos de Ángel Kalenberg y Julio Le Parc, donde se compendian imágenes de todas las obras expuestas.
Julio Le Parc (Mendoza, 1928) es considerado uno de los grandes representantes del arte cinético y contemporáneo. Se radicó en París en 1958 y en 1960 fundó allí el GRAV (Groupe de Recherche d’Art Visuel), grupo que se mantuvo activo por diez años. Desde siempre investiga el movimiento y el rol del espectador en el arte. En 1966 obtuvo el Gran Premio de Pintura internacional en la Bienal de Venecia, evento artístico en el que ha participado en tres oportunidades. La primera retrospectiva de su obra se realizó en Buenos Aires, en el Instituto Di Tella en 1967, la cual luego fue presentada en el Instituto General Electric de Montevideo, y luego viajó a la IX Bienal de São Paulo. Ha exhibido individualmente en diversas instituciones y museos del mundo, tales como el Metropolitan Museum of Art en Nueva York, el Palais de Tokyo en París, el Pérez Art Museum Miami (PAMM) en Miami, el Instituto Tomie Ohtake (ITO) en San Pablo, el Malba y el CCK en Buenos Aires, entre otros.
Emil Lukas
Entre dos líneas tenues reúne piezas excepcionales de las series más importantes de Emil Lukas. El vínculo entre estas obras es la profunda implicación del artista con sus materiales y con el mundo natural. Lukas considera que materiales y naturaleza son sus colaboradores en un proceso de experimentación pictórica continua. Su otro aliado es el espectador. Sus obras premian a quien las mira de manera cuidadosa y contemplativa.
En palabras de Martin Craciun: “El trabajo de Emil Lukas presenta preocupaciones universales. Sus obras posibilitan una mirada sensible del mundo a partir del acumulado de experiencias. La potencia interna de su arte deslumbra con belleza no como un fin en sí mismo, sino como un medio para acercarnos a mirar cuestiones que nos trascienden. Sin discursos grandilocuentes, su sensibilidad y honestidad nos colocan en un lugar esencialmente humano y universal: entre el cielo y la tierra”. Por su parte, Robert Mattison, profesor de historia del arte en Lafayette College, Easton, Pennsylvania, dice: “En esta época, cada vez es más evidente que los seres humanos no pueden funcionar de forma aislada. Nuestra mayor oportunidad de prosperar como especie será el resultado de la colaboración mutua, de una comprensión sensible de nuestro entorno y del convencimiento de que debemos trabajar en armonía con la naturaleza. En todos estos aspectos, el arte de Emil Lukas tiene mucho que enseñarnos”.