Por Florencia Sáder.
“El objetivo no es hacer arte, sino estar en ese maravilloso estado que hace que el arte sea inevitable”.
Robert Henri (pintor estadounidense 1865-1929)
Fotógrafa estadounidense, apasionada por la luz de Uruguay, Heidi Lender conoció Pueblo Garzón por casualidad en 2009. A los tres días de estar allí ya se había comprado su campo. Quiso compartir su experiencia con otros artistas y creó Campo, un programa de residencia para artistas. “Comprendí que tenía que construir Campo y ofrecer a personas creativas la oportunidad de ser justamente eso: creativas. Me comprometí a crear una organización sin fines de lucro en doce hectáreas de mi tierra para desarrollar un lugar donde el arte, la escritura y la experimentación gastronómica florecerían e inspirarían a mi comunidad. Visualizo a Campo como un espacio propicio, fundamental para las futuras generaciones de creativos”, dice Lender.
¿Cómo te iniciaste en la fotografía?
Trabajé como escritora y editora en el mundo del arte por mucho tiempo, mano a mano con los fotógrafos y los departamentos de arte. Tengo una cámara y saco fotos desde que tengo conciencia. En 2009 compré mi primera cámara digital y todo cambió, me obsesioné con la fotografía, me uní a la comunidad Flickr y me enseñé a mí misma cómo crear imágenes. Era la dueña y profesora de un estudio de yoga en San Francisco, pero la fotografía se impuso.
¿Cómo y hace cuánto tiempo llegaste a Uruguay?
En 2009/2010 hice un viaje de dos meses por Sudamérica. Visité Uruguay proveniente de Argentina, camino a Brasil, solo porque me quedaba de paso. Por casualidad fui a Garzón y me quedé en el hotel de cinco habitaciones de Francis Mallmann por tres noches durante fin de año (solamente porque era el único lugar en el Este que encontré disponible). Me enamoré de Garzón y compré mi campo el tercer día.
¿Cómo consideras que Uruguay influye en tu obra?
La luz, el espacio, definitivamente son una atracción para mí. Lo que me inspira y me ancla a este lugar de manera personal e inspira mi trabajo.
¿Por qué elegiste quedarte?
Porque es el lugar más bello y mágico del planeta. No hay otro lugar en el que me gustaría estar en este momento.
¿Cuáles son los fotógrafos que admiras y cómo influyeron en tu obra?
Estoy segura de que hay muchos artistas que han influenciado mi obra, demasiados para mencionarlos todos, excelentes artistas contemporáneos. Amo la fotografía y los fotógrafos, y miro para aprender. Desde mis comienzos, Irving Penn era mi favorito, junto con otros grandes de la moda: Richard Avedon, Arthur Elgort, Annie Leibovitz, Steven Meisel. También fotógrafos conocidos por sus autorretratos, como Francesca Woodman y Cindy Sherman.
¿Cómo surgió la idea de Campo y qué es exactamente?
La idea de Campo surgió de la noche a la mañana. Tenía claro en 2016, el año en que estaba cumpliendo cincuenta, que era momento de hacer algo más grande que todo el trabajo interno y de crecimiento personal que venía haciendo: autorretratos, escribir mis memorias, todos estos son proyectos muy solitarios. Sentí que era hora de hacer algo para compartir, crear algo para los demás. Entendí que después de la apertura de la Bodega Garzón, algo importante estaba pasando en nuestra área y quería ser parte de esto, encontrar algo que a la vez preservara la sencillez y autenticidad de nuestra comunidad. Un día me di cuenta de que lo que tenía que hacer era traer a mi gente aquí, crear una comunidad creativa y compartir con artistas de todo el mundo lo que yo había experimentado por estar aquí, ese tiempo y espacio que me permite crecer, el regalo más grande que nunca he recibido, tanto personal como creativamente.
¿Por qué en Pueblo Garzón?
Porque es mi casa y el lugar donde está la magia.
¿Cómo es el proceso de selección de los artistas que vienen a realizar las residencias?
De acuerdo con nuestro Consejo Consultivo.
¿Cómo promueves Campo fuera de Uruguay?
Mediante las redes sociales, nuestros patrocinadores internacionales que tienen una segunda residencia en Uruguay o visitan el país con regularidad, a través del consejo de Campo (círculo cercano, amigos del grupo). También viajo frecuentemente a Europa y Estados Unidos para establecer conexiones, compartir, juntar fondos y promocionar Campo.
¿Qué es lo que más te gusta de vivir en Uruguay?
El espacio, el silencio, la quietud, la naturaleza, el campo, el estilo de vida, los tiempos lentos.
¿Qué consejo nos darías a los uruguayos?
¡Ja, ja, ja! Nada. ¡No cambien!
Pueblo Garzón
Hay lugares que no se pueden dejar de visitar cuando uno va al departamento de Maldonado. Uno de ellos es el bucólico Pueblo Garzón. Este pintoresco paraje, que conserva los ritmos lentos del Uruguay profundo, supo seducir a avezados trotamundos que encontraron en la placidez de este pueblo de largas siestas y noches estrelladas, una magia ya perdida en la vorágine de las populosas urbes.
Hay que visitar Garzón cámara en mano, ya que cada rincón presenta la oportunidad para una foto. No es de extrañar que en este romance uno de los enamorados sea una fotógrafa, alguien que supo ver la belleza de sus calles polvorientas, sus cielos infinitos, sus pintorescos ranchos y sus personajes entrañables.
Tanto fue así que hoy, una gringa rubia aventurera, de pelo largo, forma parte de ese paisaje y está poniendo de su parte para que ese pueblo somnoliento encuentre, como todo enamorado, una segunda juventud.
Pueblo Garzón se encuentra a 17 kilómetros del mojón 175 de la ruta 9, a treinta minutos del Faro de José Ignacio y a menos de una hora de Punta del Este.
La iniciativa de Campo, junto con el restaurante y posada del reconocido chef argentino Francis Mallmman, la Bodega Garzón, un establecimiento de vanguardia del empresario Alejandro Bulgheroni y varias galerías de arte como Black Gallery, Piero Atchugarry Gallery y Photology, buscan revitalizar este tranquilo pueblo, convirtiéndolo en un destino gastronómico, enológico y artístico para visitantes del mundo entero.
Campo Artfest 2021
Campo consta no solo del programa de residencias, sino de un mega festival de arte que dura dos días, en que los artistas toman el usualmente tranquilo pueblo, ofreciendo una suerte de galería de arte al aire libre, culminando con una gran cena de recaudación al aire libre.
En diciembre de 2021 la quinta edición de Campo Artfest superó todas las expectativas. El normalmente tranquilo Pueblo Garzón vio descender por sus calles polvorientas a decenas de amantes de las artes de todas partes del mundo que durante los calurosos días del 28 y 29 de diciembre recorrieron los distintos rincones del pueblo, como si una caza del tesoro se tratara, en búsqueda de las obras de más de treinta artistas internacionales. Estas estaban emplazadas en lugares tan diversos como taperas, la plaza del pueblo, la estación de tren, la calle de la entrada del pueblo, como es el caso de la obra Semáforos: civilización o barbarie, del artista argentino Leandro Erlich. Un esquizofrénico semáforo emplazado en la escasamente transitada calle principal, sostenido por unas columnas curvas que se anudan y de las que cuelgan dos semáforos que dan paso y lo impiden a la vez.
La estación de tren no solo fue el lugar escogido para la obra de reconocidos artistas uruguayos como Juan Burgos, Eduardo Cardozo, Patricia Bentancur o Santiago Dieste, sino que también fue el escenario de un concierto de Martín Buscaglia y de la cena de recaudación de la noche del 28 de diciembre. Esta fue al aire libre, en largas mesas puestas donde todavía están las vías del tren y estuvo copatrocinada por la filántropa y artista Amalia Amoedo, que acaba de poner en marcha Faara, un programa de residencia de artistas en José Ignacio, y el célebre arquitecto Rafael Viñoly, que presentó el diseño del campus principal de Campo. La cena estuvo a cargo del chef danés Mads Refslund.
La curaduría de la quinta edición de Campo Artfest estuvo a cargo de Martín Craciun (UY), Florencia Battiti (AR) y Roxana Fabius (UY), y el tema elegido fue On Progress, reflexiones acerca de la idea de avanzar. La idea era replantearse la noción de progreso, un concepto que las vanguardias artísticas del siglo XX abrazaron con ferviente entusiasmo pero que, sin embargo, viene siendo puesto en cuestión a lo largo de las últimas décadas.
“¿Qué entendemos verdaderamente por progreso? ¿Es posible pensar el progreso sin asociarlo necesariamente a un avance lineal y superador en el tiempo? Alejándose de las premisas formales e ideológicas del “cubo blanco”, Campo ArtFest propone proyectos e intervenciones artísticas de sitio específico, que valoran el entorno rural para el cual han sido concebidos.
Celebrar el arte en tiempos difíciles, estimular y promover encuentros, reflexiones y miradas desde lugares diversos es parte central de nuestra propuesta para esta quinta edición de Campo Artfest”, dice el equipo curatorial en la página web de Artfest.
Este pequeño rincón de Uruguay sigue sumando galerías de arte que permanecerán abiertas, algunas durante todo el año, como Walden Naturae del galerista Ricardo Ocampo que apostó fuerte con un moderno edificio de quinientos metros cuadrados diseñado especialmente para el lucimiento de las obras, que abrió el 27 de diciembre con una potente muestra de la famosa artista argentina Marcia Schvartz.
Otro espacio nuevo que suma una deliciosa propuesta es La Galerilla, un par de antiguos vagones de tren unidos por un deck de madera devenidos galería de arte. Emplazada en un terreno esquinero en pleno pueblo, esta es una propuesta del gestor cultural argentino Iván Martínez, con el apoyo del comerciante y visionario Aaron Hojman. En La Galerilla se presenta la exposición Vulnerabilidad voluntaria, de la artista rusa Radna Segal, radicada en Estados Unidos. La obra es una reflexión acerca del desplazamiento, la feminidad, la vulnerabilidad de los migrantes. En este caso, de los migrantes de la etnia kamykia, antepasados de Radna, que el 28 de diciembre de 1943 fueron declarados junto con otros ocho grupos étnicos como “traidores anticomunistas” y fueron obligados a desplazarse de su pueblo en las montañas del Cáucaso a la inhóspita Siberia. “No debe ser casual que estoy exponiendo mi obra un 28 de diciembre, el mismo día en que mi familia fue desplazada, en un vagón de tren en un rincón remoto de Uruguay”, dice la artista.
La movida que genera Campo Artfest y las galerías que se suman a esta propuesta son un ejemplo de lo que el arte puede aportar en dar a conocer y atraer visitantes e inversores a un lugar específico, como Pueblo Garzón. En este caso el beneficio es para Uruguay todo, ya que la repercusión de lo que está sucediendo en este rincón de nuestro país trasciende fronteras. Basta ver la diversidad de nacionalidades de los involucrados en esta aventura.