En el corazón de Montevideo, la Sala Zitarrosa festeja su cuarto de siglo como un emblema cultural de la ciudad. Historia que comienza en 1996, cuando la Intendencia de Montevideo adquirió el antiguo Cine Rex, un espacio que había cerrado sus puertas en 1988. Con la visión de revitalizarlo, surgió la idea de crear un centro cultural enfocado en la música y el cine. El 03 de Noviembre de 1999, el proyecto se materializó con la reapertura del edificio bajo el nombre Sala Zitarrosa, un tributo a Alfredo Zitarrosa, el icónico cantautor uruguayo reconocido por su poesía, compromiso social y legado artístico.
Un espacio con propósito cultural y social
Desde allí, la Sala Zitarrosa se ha convertido en un faro para la promoción de la música nacional, el cine y otras expresiones culturales. En su diseño y programación, el espacio busca honrar el espíritu de Zitarrosa: un artista comprometido con las raíces folclóricas y las luchas sociales de Uruguay. Su nombre no solo homenajea su obra, sino que también simboliza el vínculo entre cultura, identidad y memoria.
Concebida como una plataforma para artistas emergentes y consagrados, ha mantenido un enfoque inclusivo en su programación. Esto incluye iniciativas como el “Ciclo Guitarra Negra”, un programa dedicado a fomentar el desarrollo de artistas emergentes en la canción de raíz folclórica nacional y latinoamericana, el “Ciclo Marea”, que promueve a mujeres y disidencias en el arte, el programa “Crece desde el pie”, orientado a jóvenes, reafirman su compromiso con la diversidad y la inclusión o “Realizadoras”, con el objetivo de dar un mayor espacio de difusión y circulación a películas creadas por mujeres uruguayas y de la región. Las infancias no están fuera de la grilla de la Sala por lo que se incluyen propuestas de cine y musicales para su disfrute, habiendo entre ellas una específica para bebés.
La celebración de sus 25 años
Este noviembre, la Sala Zitarrosa celebró sus 25 años con un evento gratuito que reunió en su escenario a Milongas Extremas junto a grandes artistas de nuestra música nacional: Larbanois & Carrero, Numa Moraes y El Alemán, Emiliano Muñoz y el Zurdo, Papina De Palma, Florencia Núñez, Samantha Navarro, Washington y Cristina, Carlos Mendez. Este espectáculo no solo festejó su aniversario, sino que también reafirmó el compromiso del espacio con la diversidad y el acceso a la cultura para todas las generaciones.
Un momento de destaque y reconocimiento vino de la mano de Fernando Tetes quién recordó, con palabras y en video, la primera edición de los Premios Graffiti, cuya ceremonia se realizara en La Zitarrosa. Eso marcó el oportuno momento para hacer entrega del Graffiti 2024 a Mejor Canción De Música Popular Uruguaya a de Diego Matturro por “Amor, odio, tiempo, plata”.
Durante el evento, autoridades destacaron el impacto de la Sala Zitarrosa en la construcción de la identidad cultural del país. Su directora, Cecilia Canessa, resaltó que la misión de la sala no es solo conservar el legado de Alfredo Zitarrosa, sino también adaptarse a los desafíos culturales contemporáneos, como lo refleja su programación paritaria y sus esfuerzos por fomentar la igualdad de género en el ámbito artístico.
Un legado que trasciende
A lo largo de estos 25 años, la Sala Zitarrosa ha demostrado ser mucho más que un espacio físico: es un símbolo de memoria, resistencia y transformación cultural. Desde sus inicios, ha promovido la idea de que la cultura debe ser accesible, inclusiva y representativa de la diversidad uruguaya. Este compromiso no solo honra a Alfredo Zitarrosa, sino que también asegura que su legado continúe vivo en cada acorde, palabra y encuentro artístico que se dé en sus instalaciones.
La Sala Zitarrosa se sustenta en las bases del pasado con la vista puesta hacia el futuro, consolidándose como un lugar de encuentro donde la tradición y la innovación convergen para seguir contando la historia de Uruguay a través del arte.
Les invitamos a no perderse nada de su imponente grilla siguiéndoles en sus redes @sala_zitarrosa y su web https://salazitarrosa.montevideo.gub.uy/
Galería de imágenes y texto: Mario Cattivelli – @illev_uy