Por Gabriela Gómez.
La última novela del escritor estadounidense Paul Auster –Baumgartner– llegó a las librerías poco antes del anuncio de su fallecimiento, a los 77 años. La noticia dejó desolados a gran cantidad de lectores, muchos de los cuales comenzaron a interesarse por la literatura a través de la lectura de sus libros y luego fueron seguidores del escritor que creó un estilo propio que lo transformó en narrador “de culto” y renovó la literatura estadounidense con obras destacadas como La invención de la soledad (1982), La trilogía de Nueva York (1987); El palacio de la luna (1989); Leviatán (1992), entre otras.
Auster, cuya obra ha sido traducida a más de cuarenta idiomas, fue también un gran admirador del cine y escribió guiones para películas mudas (que nunca fueron rodadas), que fueron transcriptos en El libro de las ilusiones. Esta pasión finalmente se pudo concretar en películas como Smoke –que escribió y codirigió con Wayne Wang, protagonizada por Harvey Keitel–, Blue in the face (1995) y La vida interior de Martin Frost (2007).
Baumgartner, el protagonista de su última novela y quien le da el título, es un anciano profesor de filosofía que no termina de recuperarse por la pérdida de su esposa, muerta de forma repentina diez años atrás. La novela está escrita en tercera persona por un narrador que muchas veces se comunica directamente con el lector, en una estructura donde la historia va y viene del pasado al presente y –como en la mayoría de sus producciones– repite algunos elementos narrativos, como la insistente presencia de la fatalidad (esta vez en su manifestación más dura llevándose la vida de su mujer a raíz de un accidente absurdo); por otro lado, aparece la autorreferencialidad, ya que casi en todas sus novelas hay un personaje que es escritor.
En esta su última novela están presentes más que nunca los recuerdos, el deseo, el amor, la pérdida, en el detalle de los acontecimientos cotidianos. Así, en las primeras páginas se describe una serie de acontecimientos donde cada movimiento del personaje abre la puerta a otro suceso en un compilado de escenas casi “chaplinescas”, propias del cine de comedia física o “de golpe y porrazo”, lo que nos remite a su pasado de guionista de cine mudo, además de insistir sobre la “metafísica del azar”, que aparece inesperadamente en medio de la calma.
Al respecto, y durante su visita a la Feria del Libro 2018 en Buenos Aires, dijo: “Creo que lo que más me interesa no es la metafísica del azar sino cómo funciona el mundo real. Es muy significativo que lo inesperado suceda con tanta regularidad en nuestras vidas, es lo que yo llamo ‘la mecánica de la realidad’. A veces lo inesperado es lo mejor que pueda pasarle y a veces es lo peor y más trágico”.
Baumgartner es una novela entretenida por partes, pero más que nada tiene el efecto de funcionar como el legado de un autor que siempre ha tomado hechos de su vida como elementos de inspiración. Esta vez el pasado, la vejez, la soledad, la muerte y las interrogantes acerca de qué ocurre después de la muerte son los misterios que se plantea el protagonista y –por consiguiente– Auster, en su última ficción.
Baumgartner. Paul Auster. 2024, Editorial Planeta. 224 págs.