Por Fernando Sánchez.
Su camino quedó trazado desde muy temprano por los misterios del vidrio. El material, tan antiguo como fascinante, ha sido el soporte ideal para que esta artista dé vida a una obra que destaca por su fuerza sublime y rebosante variedad.
Parecería que Janine Altman (Montevideo, 1964) nació para moldear el vidrio y dar cuerpo a un cosmos exuberante, fecundo, en el que formas abstractas y geométricas construyen un corpus único dentro de las artes visuales uruguayas. Aún no rebasaba la primera década de vida cuando sus padres la llevaron al taller en el que comenzaría a adentrarse en los secretos de un arte centenario. Fue una decisión que hoy esta artista, con una obra consolidada y reconocida en circuitos nacionales e internacionales, agradece profundamente.
¿Qué aproximaciones al arte tuviste en tu infancia que determinaron el camino que tomaste tan joven?
Tuve una infancia muy feliz junto a mis padres y mi hermano menor. Mis padres siempre supieron combinar sus trabajos y obligaciones con prestarnos la atención que necesitábamos y compartir tiempo de calidad con nosotros. Es algo por lo que realmente los admiro y agradezco hasta el día de hoy. También compartimos muchas veces con ellos actividades del trabajo, por ejemplo, con mi padre, que es arquitecto, recuerdo ir muchas veces a los asados de obra de fin de año, como también a obras en que ya estaban casi para entregar, recorríamos juntos los ambientes y yo creía ingenuamente que ayudaba. Con respecto a las aproximaciones al arte, vale destacar que crecí en una casa repleta de libros y enciclopedias de arte, arquitectura y diseño. Mis padres tienen fascinación por la lectura en general, así como por el cine y el teatro. Por otro lado, mi madre, que es empresaria, tuvo un periodo en que también se dedicó al diseño de interiores. Y le encantaba. Todo esto era muestra de que se respiraba arte y diseño en la casa. Así como nos llevaban al cine, teatro y parques, también nos llevaban a museos.
Desde chica estudiaste pintura, joyería y vidrio fusión. ¿Cómo fueron tus primeras aproximaciones hacia estas disciplinas? ¿Quién te animó a adentrarte en esos caminos?
Comencé a los nueve años a asistir a un taller de la artista visual y orfebre Lilian Lipschitz. Esta experiencia fue realmente un antes y un después en mi vida. Estar en el taller cada sábado en la mañana, era mágico, pero mágico literalmente y en mayúsculas. Lilian tendría unos tres o cuatro grupos, no más, seríamos unos siete u ocho chicos por clase. Recuerdo cada compañero, nuestra pasión y concentración, y especialmente la felicidad y paciencia con la que Lilian nos fue enseñando distintas disciplinas. Además de clases en el taller, Lilian también nos llevaba a recorrer algún museo. Pero la magia era en ese espacio, que visualizo perfectamente en mi memoria. Con Lilian realizamos joyas, pintura, grabado, batik y vidrio fusión. Todo me parecía divino e interesante, pero nunca sabré por qué cuando comenzamos con el vidrio no pude detenerme más. Como buena profesora, Lilian quería que aprendiéramos de todo, pero nos daba también libertad de explorar y experimentar dentro de la disciplina que más nos gustara. En mis últimos años del taller solo hacía objetos en vidrio, o casi todo, tal vez mezclaba alguna que otra joya. Llego un momento en que Lilian le dijo a mi mamá que ella no tenía más para enseñarme dentro del vidrio y que viéramos si Águeda Dicancro daba clases. Pero eso no sucedía. Luego, al tener más estudios, fui dejando el taller. También tome unos años clases de grabado con Óscar Ferrando, en clases particulares para mi hermano y para mí. Fue un dulce con nosotros y también resultó muy especial tener ese espacio para compartir solos con mi hermano.
¿Qué referentes marcaron tu formación? ¿Qué artistas te influyen hoy o admiras?
Desde niña tuve como referentes a artistas como Joaquín Torres García, José Gurvich, María Freire, José Pedro Costigliolo, Carmelo Arden Quin y desde la vecina orilla me tenían maravillada Gyula Kosice y Julio Le Parc. Desde más lejos, solo tenía ojos para Vasili Kandinsky y Jesús Rafael Soto. Y destaco en un lugar especial a Águeda Dicancro. Todos estos artistas marcaron mi formación, así como también, de algún modo, siguen influyendo en mí. Los admiro enormemente, cada vez más con el correr de los años, descubriendo nuevos detalles en sus obras. O es que los observo con otra madurez y desde otras perspectivas. Hoy me es difícil nombrar los artistas que admiro porque son muchísimos, pero sumando a la lista anterior debo destacar a Pablo Atchugarry, Ricardo Pascale y, por supuesto, dentro del mundo del vidrio, a Dale Chihuly, Lino Tagliapietra, Toots Zynsky, Jaroslava Brychtova y Stanislav Libensky, Philip Baldwin y Monica Guggisberg,Narcissus Quagliata y a las maravillosas artistas y profesoras Silvia Levenson y Miriam di Fiore, con quienes tuve la maravillosa oportunidad de tomar clases y compartir bellos momentos. Pero siendo honesta, me estoy quedando corta con esta lista.
¿Cómo es tu rutina o ritual creativo? ¿Comienzas a trabajar con la obra ya proyectada en tu mente o va tomando forma en el proceso?
Cada artista funciona diferente, incluso un mismo artista puede que cambie su rutina o ritual creativo según el momento que este viviendo o según el requerimiento de determinadas obras. Mi proceso creativo es variado, en general parto de una idea que tengo ya proyectada en la mente, pero durante el proceso en muchas ocasiones cambio de rumbo, es como si la obra en la medida que toma forma me pidiera ir hacia otro lado del que pensé originalmente, yo misma me voy sorprendiendo durante el camino de creación. El tiempo que le dedico a mi trabajo en el taller es menor de lo que me gustaría, varía según lo que me demanda mi otro trabajo en la galería. Hace unos cinco años que, junto a Teresa Cabo, Ángel Caballero y Luz Sánchez, creamos ACCS Visual Arts, una galería de arte donde poder exhibir nuestras obras y abrir las puertas a otros artistas, tanto consagrados como emergentes. Trato de administrar lo mejor posible mis tiempos y lograr un balance entre la dirección de la galería y el tiempo de dedicación para mis obras en el taller. En estos momentos diría que le dedico al taller tres días a la semana.
El color es un elemento fundamental en tu obra, como una fuerza potente o una presencia perenne. ¿Cómo lo manejas?
Sin darme cuenta, creo que el manejo del color en mis obras comenzó como una fuerza potente hasta llegar a convertirse en una presencia perenne. Pero esto se ha dado de un modo absolutamente inconsciente. El manejo del color, las intensidades y brillos juegan un rol predominante en mis creaciones. Por otro lado, este manejo de color se conjuga con el manejo de texturas, por ejemplo, un mismo color, si lo realizo con una textura distinta, el resultado es completamente distinto y hasta se podría creer que ni siquiera es el mismo color. Me cuesta separar el concepto de uso de color del uso de texturas.
¿Llega primero la forma y luego el color, o puede suceder al revés?
Nunca me había detenido a pensar al respecto, ahora me doy cuenta de que en general me llegan la forma y el color simultáneamente. En las ocasiones que esto no sucede, sin lugar a duda me llega primero la forma. Cuando me viene la idea es como que veo la forma ya coloreada e, incluso, la percibo con las texturas que voy a querer darle. A lo mejor luego esas combinaciones que me vinieron a priori a la mente cambian, pero arranco ya con la forma, el color y la textura definidos. Cuando la gente pregunta si soñás en blanco y negro o a color, yo en verdad no lo sabría decir, pero si tengo que decir algo, diría que definitivamente sueño a color.
Tu obra muestra un abanico de formas muy variado. ¿Qué temas te interesa más plasmar y por qué?
Mis obras suelen estar inspiradas en el universo, la naturaleza, en los fenómenos naturales y en las leyes y fuerzas de la naturaleza. Muchas de mis creaciones resultan del reciclaje de vidrio procedente de objetos rotos o en desuso como una forma de concientizar sobre el cuidado del medioambiente. Últimamente, con mis obras pretendo transmitir emociones a través del uso de la física. Me maravilla que las obras presenten una conexión en sentido figurado y literal entre la física y el arte. Dentro del área de la física, me he centrado especialmente en el movimiento de objetos, el equilibrio, la dinámica, óptica, magnetismo y el electromagnetismo, utilizando estos conceptos en mis trabajos.
¿Tienes alguna pieza por la cual sientas especial afecto?
Dentro de cada estilo o familia tengo alguna pieza preferida, pero si tuviera que nombrar a una sola seria Equilibrium. Realizarla fue todo un reto técnico, pero especialmente fue un reto tratar de plasmar un sentir y una búsqueda personal en mi vida, y seguramente en la de todos, que es hallar ese equilibrio tan necesario en nuestras vidas, entre lo laboral, familiar, los amigos y demás. Además de que es la primera obra de las realizadas inspirándome en la física, cuyas piezas se encuentran físicamente en equilibrio y de ese modo representa la búsqueda del equilibrio del ser humano.
¿En qué consiste la técnica openwork glass y cómo llegaste a desarrollarla? ¿Qué otras técnicas utilizas y qué complejidades tienen?
La técnica openwork glass consiste en pequeños trozos de vidrio y de hilos muy finitos de metal que se unen y fusionan formando una plancha de vidrio, en la cual voy eligiendo dónde dejar espacios de aire, así logro crear una superficie de vidrio calada. Luego, a partir de esta plancha de vidrio, realizo la obra en sí misma, del mismo modo que si partiera de un vidrio plano común. Quería realizar piezas en que el vidrio se combinara con otro elemento, pero de un modo que se percibiera totalmente incorporado, como una conjunción y, al mismo tiempo, intentaba que estas piezas fueran más livianas, tanto en el peso como en el aspecto visual. Así se originó la idea del calado, algo que diera como resultado piezas más etéreas.
Las técnicas que más utilizo son flameworking (trabajo con soplete o a la llama), casting (vidrio colado), openwork glass (vidrio calado) y fusing (vidrio fundido o vitrofusión). Con el flameworking se va fundiendo el vidrio en la llama y al mismo tiempo se va moldeando con herramientas y movimientos manuales. Luego de tener la pieza pronta, esta deberá ir al horno de recocido, donde se logrará el enfriado de forma correcta y controlada. El casting, por su parte, se realiza con fragmentos de vidrio que se acomodan en el interior de un molde, lo que da como resultado, después del horneado, una pieza en la que el vidrio se ha unido, adoptando la forma del molde. Fusing es la fusión de vidrio, el proceso que tiene lugar dentro de un horno a temperaturas entre 680 y 950 grados aproximadamente, donde podemos unir y moldear piezas entre sí o solas. Más que referirme a complejidades y dificultades técnicas, considero que la falta de recursos y materiales es uno de nuestros mayores problemas. En nuestro país no se encuentran los insumos necesarios.
¿Qué experiencias han determinado tu carrera?
Siento que me dejaron una gran marca cada experiencia en su primera vez, es decir, la primera vez que una galería quiso tener a la venta mi obra, mi primera exhibición grupal, individual, participación en una feria, cada una de estas experiencias fueron dándome impulso para seguir adelante. Quedar seleccionada para participar en congresos, bienales, ferias y subastas, así como el que quieran tu obra en un museo, eso sí es el mayor orgullo personal, además de brindarte una cierta sensación de seguridad o darte a pensar que algo debes estar haciendo bien. El 2022 fue declarado por la ONU el año internacional del vidrio, por lo que este fue un año muy importante para todos los que trabajamos con este material y se generó una movida de eventos a nivel internacional sin precedentes. Dentro de este contexto, se realizó el Congreso Iberoamericano Mujeres en el Vidrio Artistas y Científicas, en el Museo de Arte Contemporáneo en Vidrio de Alcorcón, Madrid, del cual participé exponiendo una obra y una ponencia. Fueron primero Beatriz Amorín, docente de la Facultad de Urbanismo y Diseño de la Universidad de la República, y luego mi esposo y mis hijas, quienes me impulsaron a que no solo enviara una ponencia al certamen, sino a que viajara a presentarla en persona. Resultó una experiencia maravillosa.
Todo este camino que he transitado, dificultoso, lleno de grandes satisfacciones y también desilusiones, no sería posible si no fuera por el apoyo y empuje incondicional que tengo de mi esposo y mis hijas. Ellos son quienes me estimulan y siempre me dicen que no me achique, que yo soy mi mayor crítica, y que debo animarme a los nuevos retos y confiar en mí misma. La verdad es ese amor que recibo que me ayuda y me da impulso en cada etapa de este recorrido dentro del mundo del arte en vidrio.
¿Qué ha significado exponer en circuitos artísticos de Europa y Estados Unidos?
La participación en ferias y exhibiciones internacionales ha jugado un rol fundamental en mi carrera, es todo un aprendizaje, con públicos tan variados. Me parece increíble cómo en diferentes mercados es apreciado de distintas formas el arte en vidrio. En Europa y Estados Unidos se valora de otro modo que en América Latina, aunque por suerte lentamente esto viene cambiando. Exponer en el extranjero me permitió conocer a artistas en vidrio de distintos países, con quienes interactuar y compartir experiencias, además de que me permitió ser reconocida por referentes mundiales del vidrio como la Contemporary Glass Society del Reino Unido y el National Liberty Museum de Filadelfia.
¿Consideras que, en el mundo artístico de Uruguay, está desarrollado el trabajo con el vidrio?
Para los artistas en vidrio en Uruguay, hay un largo camino por recorrer. Aunque gracias a Águeda Dicancro, que es la precursora de esta disciplina, se abrió este camino y ella misma dejó la vara muy alta. Lo digo con una inmensa admiración. Pero aun hoy, el arte en vidrio no siempre es entendido y valorado. Lo respeto y comprendo, el uruguayo esta más acostumbrado al arte pictórico, y depende de nosotros mismos, los artistas uruguayos en vidrio, el ganarnos ese respeto y credibilidad.
¿Existen suficientes espacios de exhibición?
Puede que falte un poco de espacios, pero más que el problema de cantidad de espacios el problema creo que es de costos. Para los artistas es muy difícil, en nuestro país muchas veces se dificulta conseguir subvención o apoyos.
¿Tienes alguna obra que no hayas podido materializar y que te obsesione? ¿Cómo sería esa obra y dónde te gustaría verla expuesta o montada?
Tengo algunas en mente, no diría que me obsesionan, pero sí que son como una asignatura pendiente. Aunque mientras transcurre el tiempo, voy puliendo la idea y me digo a mí misma que ya llegara el día de poder plasmarlas. En realidad, son tres ideas, todas son instalaciones inspiradas en la física. Dos son para interior y una para exterior. Estaría feliz de poder realizar aunque solo fuese una sola de ellas. Si debo elegir un solo lugar donde verla expuesta, sería indudablemente en la Fundación Pablo Atchugarry.