Cuando existía la crítica de arte en el Uruguay era costumbre que, para estas fechas, aparecieran en diarios y semanarios notas destacando lo mejor del año. Pero no se preocupen que yo no lo voy a hacer. Para encontrar algo digno de mensión habría que abrirse paso entre diccionarios críticos con erratas, empleados del mes que no llegan a curadores del mes, cientos de bricolages pop, pinturas tiradas en contenedores de basura para que alguien las encuentre, mascotas principescas, perfumes de chacreros devenidos en presidentes, plagios pasados al óleo, pintores domingueros lectores de Avelina Lésper, naranjazos sanduceros, chicas del plata lavándose los pies con regaderas de latón, desolados barrios de las artes, fundaciones de arte con pretensiones corporativas, temporadas artítico-carcelarias, muchos chicos plásticos con ropita flúo y lentes Rayband, y litros de vino berreta de vernissage.
Así y todo, sin tomarme el trabajo de meterme en semejante selva cultural, caminando por la periferia estirando cada tanto el cuello para ver, me he encontrado con dos artistas que me produjeron muy buena impresión en este año, aunque yo ya conocía su obra de antes. Me refiero a Rita Fischer y Liliana Farber.
NINGÚN LUGAR
Ése es el nombre de la serie que presentó Rita Fischer en el MNAV. Cajas blancas de gran formato en donde se pueden ver, a través de un tul, infinitas formas, texturas y colores formando un entramado barroco que remite a paisajes boscosos o selváticos. Trabajos que no se agotan en una mirada. Uno puede pasarse varios minutos perdiendose en estas frondosas obras. Sutilmente femeninas, las obras de Fischer son un placer a los ojos y al cerebro de quien las contempla. La muestra se completa con una serie de acuarelas en pequeño formato de una delicadeza difícil de encontrar en el arte uruguayo de hoy.
CACHE
Bajo este nombre Liliana Farber mostró este año una serie de obras fotográficas y un video que presentó a la Bienal de Salto. A mi me interesó mucho el video, aunque tanto éste como las fotos son el resultado de la misma técnica digital, es en el video en donde los recursos expresivos de esa técnica potencian lo conceptual. Miles de fotos superpuestas, tratadas digitalmente por medio de un algoritmo, creado especialmente para conseguir el resultado buscado, logran destruir en gran parte esas imágenes que se van fundiendo unas sobre otras. La mirada del espectador logra identificar en momentos muy fugaces alguna forma que parece un rostro, o un paisaje. Nunca estamos seguros si lo que creemos ver está de verdad en el video o es producto de nuestra imaginación. Y eso es lo que hace precisamente muy interesante la propuesta: llevar al límite la precepción. El cerebro del espectador se esfuerza constantemente en reconocer algo de esa especie de nube que se mueve rápida pero sutilmente aunque nunca estemos seguros de lo que creemos ver. La propia Liliana Farber explica como fue realizado este trabajo:
“El video ‘Cache’ está realizado por un software que construí (con la ayuda de mi pareja que es programador). El programa deconstruye imágenes dadas, las analiza y realiza promedios de 100 imágenes en secuencia, estos promedios son los fotogramas del video. Utilicé 3700 imágenes como materia prima. Estas imágenes fueron tomadas de internet tras una intensa búsqueda de toda imagen relacionada en cierta forma a mi. Esto incluye, mi historia de imágenes vistas en el navegador, imágenes en mi email, en google, en facebook, e imágenes de las personas que son o fueron parte de mi vida: todas las imágenes que pude encontrar de mi novio y ex novios, de amigos, compañeros y familia. (Durante la búsqueda me sentí como una acosadora, pero encontré cosas interesantes de las que no tenía registro). Las imágenes, de diferentes tamaños, son centradas en el “canvas” durante el proceso de promediado, es por esto que en el centro hay más información y por lo tanto es más claro, y en los bordes hay menos información y es más oscuro.
El software promedia para el fotograma 1 del video las 100 primeras imágenes de la larga lista, para el fotograma 2, de la imagen 2 a la 101, para el fotograma, 3 de la 3 a la 102, y así sucesivamente. De esta forma se genera el movimiento en el video. El programa luego transforma los promedios visuales de cada fotograma en información audible”.
http://vimeo.com/72175772