Otra vida para glorias pasadas
El visitante mexicano no ocultaba su sorpresa ‒grata, insistía‒ ante el hecho de recorrer la avenida Gorlero y encontrarse en la zona portuaria con dos espléndidas exposiciones. Una del maestro Joaquín Torres García, en el local de la galería Sur de Jorge Castillo en el hotel Palace, y la otra en la esquina de Gorlero con la calle Juan Díaz de Solís. Ahí en ese lugar, solo entre una multitud, el mexicano se topó con la magnífica exposición de Pedro Figari que había montado el desaparecido galerista Tejería Loppacher. El mexicano en cuestión era don José Luis Cuevas, eximio artista que contó su recorrido por la península en un encuentro que mantuvo durante horas en Casapueblo con su amigo Carlos Páez Vilaró. La reunión incluyó al tenor español Plácido Domingo y al cantante argentino Horacio Guarany. Esto sucedía en nuestra principal ciudad balnearia en enero de 1995, según nos cuenta un periodista de la zona.
El arte fue y sigue siendo un importante componente de la vida del departamento de Maldonado, hoy con más fuerza que nunca ante la inminente apertura del Museo de Arte Contemporáneo Americano (MACA), iniciativa del incansable Pablo Atchugarry. Si bien gran parte de las galerías que existían en los años noventa se mudaron de la península a La Barra, Manantiales y José Ignacio, llegando en algunos casos hasta Garzón, vemos con satisfacción cómo vuelve la actividad cultural a la zona del puerto de Punta del Este con la apertura del CCD, un centro de exposiciones y difusión de arte contemporáneo.
Es bien sabido que la zona que circunda el puerto de Punta del Este, una de las más lindas de la ciudad, hace tiempo que necesita nueva vida, propuestas que no se limiten a lo gastronómico, por eso noticias como el desembarco en esta área del CCD, un centro cultural que tiene como objetivo la promoción y difusión del arte contemporáneo local, regional e internacional en sus más diversas manifestaciones, nos llena de alegría y esperanza, al ver que hay privados que apuestan por volver a llevar el arte a la península.
El CCD abrió sus puertas el sábado 30 de enero con diferentes muestras. Una de ellas es La conquista del paisaje, curada por Martín Craciun, una exposición colectiva que cuenta con artistas de reconocida trayectoria: Dani Umpi, Fernando López Lage, Pablo Uribe y Adriana Rostovsky, entre otros. Una esfera colgante de Gustavo Genta a manera de bola disco domina el espacio y le hace un guiño a ese lugar que supo ser, entre muchas cosas, sede de fiestas bailables de los lugareños. El lugar conserva el encanto de los clubes sociales que existen en todo el país, ya que no podemos olvidar que Punta del Este tiene dos realidades: la del balneario internacional que atrae a millonarios de distintas partes del mundo durante la temporada estival, y otra más cercana, más pueblerina, de la gente que vive allí todo el año, en muchos casos por generaciones. Este lugar pertenece a la segunda categoría, es parte de la historia menos conocida de Punta del Este, la que no llega a las revistas argentinas ni a los programas de televisión.
Otra de las muestras que alberga el CCD es Hilos invisibles, un proyecto grupal que celebra el legado del arquitecto uruguayo Julio Villamajó. La colección de piezas y muebles inspirada en la obra del arquitecto modernista es dirigida por Matteo Fogale y diseñada en colaboración con siete estudios de diseño uruguayos. La tercera exhibición es Poetic forms, un proyecto-exposición que celebra el centenario del libro Lenguas de Diamante, de la poetisa Juana de Ibarbourou. Para diseñar la colección, los estudios tomaron esta obra como disparador creativo para crear diferentes atmósferas de materiales y formas. Estas tres muestras son las primeras en este espacio que funcionará todo el año.
El CCD, una iniciativa del coleccionista y mecenas argentino Guillermo Rozenblum, da nueva vida a una estructura que alberga importantes recuerdos para muchos puntaesteños. La venta del inmueble, el paso inclemente del tiempo y hasta casos de ocupación y vandalismo hacían que todos nos lamentáramos al ver el estado del ex Centro Cultural Democrático, pero poco pudiéramos hacer al respecto. Hoy la situación ha cambiado radicalmente gracias a la visión y sensibilidad del propietario, que vio una oportunidad en esa propiedad que había comprado como inversión, sin saber nada de su historia, ignorando que dentro de sus muros todavía quedaban viejos trofeos despostillados, antiguas revistas y otros vestigios de la actividad que allí se desarrollaba.
Para darle nueva vida a los trofeos desechados que se encontraban en el edificio, Rozenblum acertadamente convocó al artista Raúl Sampayo, quien hizo con ellos una instalación en lo que fue la vieja cancha de básquetbol, llamada Glorias. La obra consta de tres podios de colores primarios, cada uno con una suerte de torre de trofeos apilados sin ton ni son, todo esto iluminado desde abajo, dándole a la obra un aspecto dramático y teatral, con algo de patético e inalcanzable, ya que no se puede acceder al espacio, solamente puede apreciarse de lejos. Glorias es a la vez un tributo y una crítica al destino de estos pobres objetos despostillados que simbolizaron el pasajero momento de gloria de algún deportista local.
Guillermo Rozenblum no es ajeno al mundo del arte, coleccionista, habitué de ferias internacionales, creador de un espacio cultural en el barrio Once de Buenos Aires, el BSM Art Building, ubicado en la calle Boulogne Sur Mer, de allí las siglas que conforman su nombre. BSM, que funciona en un edificio en el que hubo una fábrica de tanques de oxígeno, hoy está dedicado enteramente a talleres de artistas, una usina creativa que brinda un lugar donde crear e intercambiar ideas.
Damos la bienvenida a esta iniciativa, más meritoria todavía en este año de pandemia, ya que como bien dijo Rozenblum en declaraciones brindadas a un diario local: “la cultura sobrevive a todo”.
El CCD funciona de martes a sábados de 15 a 19 horas. La entrada es gratuita, está ubicado en la calle Juan Díaz de Solís entre el Trinquete y 2 de Febrero, Punta del Este.