Por Carlos Dopico.
Grabado en 1973, este disco terminaría convirtiéndose en la obra cumbre del virtuoso guitarrista y compositor español Francisco Sánchez Gómez, más conocido como Paco de Lucía. Exhibiendo un deslumbrante nivel de perfección técnica y estilo, aquel joven de por entonces veintiséis años, había logrado una placa refinada y espontánea que llevaría el flamenco a una audiencia que hasta entonces le había sido indiferente. Aquella grabación estuvo plagada de curiosidades. La primera es que si bien hoy es un disco de culto, en su momento y como tantas otras obras artísticas, no tuvo repercusión alguna y fue descatalogado. Sin embargo, la persistencia de su representante, nada menos que el periodista Jesús Quintero, logró convencer a la discográfica de lanzar un simple que se convertiría en todo un éxito.
El mascarón de proa de aquel álbum compuesto de ocho piezas, e integrado por fandangos, bulerías de soleá e incluso tangos, fue la rumba ‘Entre dos aguas’. Aquel tema instrumental, surgido en el estudio de forma improvisada, se había incorporado al álbum casi como un relleno. “Fue totalmente improvisado; sucedió por primera vez en mi carrera y en el flamenco, a la manera de los músicos de jazz”, confesó Paco en el documental que dirigió su hijo (Paco de Lucía: la búsqueda, 2012). La canción, que hacía referencia a las aguas de los mares Mediterráneo y Atlántico, que bañan Algeciras –la tierra natal del autor– se metió en las listas de ventas de toda Europa y meses después terminaría vendiendo más de trescientos mil copias. Este año además, en el 50 aniversario de aquella placa, su familia logró sellar un pleito en el que tanto el disco como la pieza estaban inmersos. Como Paco no sabía escribir partituras, su productor, José Torregrosa, había reclamado la coautoría de aquel suceso que había transcripto.