Por Silvana Silveira.
After ballet, el libro recientemente editado por Penguin Random House y escrito por Rosina Gil, está repleto de historias, anécdotas y emociones que la bailarina uruguaya lleva escritas en su cuerpo. Porque, definitivamente, el cuerpo tiene memoria y esta se activa mediante el movimiento.
Rosina nos comparte su particular filosofía, su forma de ver el mundo y el arte. ¿Por qué bailar?, ¿para qué bailar?, son algunas de las preguntas que se hace la ex-primera bailarina del ballet estatal. Así nos enteramos de que es el baile el que va definiendo su naturaleza, su esencia, aquello de “la existencia precede a la esencia”, tan propio de los rebeldes y existencialistas. Y su esencia se configura libre, como la de un ave, un pájaro. Que “la vida la inspira a crear y generar emociones”, que transformar lugares en escenarios es algo que hace con regularidad y pretende que el arte la cambie, la transforme y la sane.
Quienes han seguido sus pasos están al tanto de que hace apenas unos meses dejó atrás su rol de primera bailarina del Ballet del Sodre, para dedicarse por entero a la creación, entre otras actividades. En ese sentido, After ballet fue un salvoconducto en el que pudo volcar el abanico de emociones que la acompañaron a lo largo de su vida y especialmente en este momento de transmutación y cambio. Momento de “reclamar mi poder como artista creativa y enfocar mi existencia en lo que es mi verdadero deseo actualmente”, como relata en su libro.
After ballet, que va acompañado de un colgado que reza: La imperfecta vida de una bailarina, es su confesión, su credo, su manifiesto, una forma de repasar su pasado para afianzarse en el futuro, sincerándose consigo y con su público. “Bailo en este papel para ver si así me entienden. Si a través de palabras mi mano puede danzar esta historia”, consigna.
El texto es también un grito que ya no quiere callar nada, porque como bien se anuncia desde la portada, la vida de una bailarina, y particularmente la suya, está llena de pormenores y circunstancias que no se ven en los escenarios. Un grito en contra de ese mandato tácito que dice: “las bailarinas no hablamos, bajamos la cabeza, hacemos reverencias”.
Quienes la han visto bailar saben que Rosina es una gran narradora de historias. La noticia es que también es una versátil escritora que va directamente a la vida tal como la ha experimentado y a las sensaciones físicas provocadas por su arte, para contarnos aquello que no se ve a simple vista, como los innumerables desafíos que debió enfrentar para ser primera bailarina, la cantidad de veces que dejó todo atrás para volver a crearse, el dolor de su cuerpo antes de salir a una función, el sostén emocional que le proporcionó su abuela Lala –la otra gran protagonista de este relato–, entre un sinfín de peripecias que protagonizó por buena parte del globo terráqueo.
También hay delicias para los que aman la danza, como el consejo que le dio la bailarina Natalia Makarova para que mueva más lento sus brazos, la definición de un penche (que no vamos a espoilear) o el pasaje en que nos habla de su sed non satiata que comparte con la coreógrafa y bailarina brasileña Deborah Colker.
El libro se lee de un tirón y no tiene desperdicio. Además, está acompañado de una serie de fotografías de cuidada curaduría que dan cuenta de las distintas etapas de su vida. A través de sus páginas conocemos un poco más de una bailarina tan intrépida como aventurera, quien –revela– tuvo que ocultar que tomaba clases de ballet fuera de la Escuela Nacional de Danza porque eso estaba prohibido, y mentir cada vez que audicionaba para otra compañía. Así de rígido puede ser (y es) el universo del ballet. El texto es también una invitación a reflexionar sobre un arte en el que el agotamiento físico y emocional puede hacer estragos y, por ende, en otras formas de crear.
No deja de sorprender el equilibrio que supo lograr entre su espíritu de rebeldía y la disciplina más propia de la danza. Rosina eligió ser bailarina y se animó a seguir un camino que la mantuviera lo más cerca posible de su autenticidad. No en vano el libro está dedicado “a quienes una y otra vez se animan”.
After ballet
La imperfecta vida de una bailarina
Rosina Gil
Reservoir Books
Penguin Random House, 2024, 211 páginas