La cultura en tus manos

Hay que sacar el cine a la calle, a la gente, a las plazas. Con Maria Nela Lebeque

3 noviembre, 2025

Por Eldys Baratute.

Maria Nela Lebeque tiene un nombre sonoro, uno se acerca a ella y puede escuchar el sonido de tambores que repiquetean y hacen a mover las caderas a mujeres y hombres de todos los países, de todos los colores, de todas las identidades. Eso, mezclado con el olor a agua de mar que la rodea (sospecho que es hija de Yemayá) y el deseo de hacer y hacer y hacer y hacer, provocan que, a ratos, uno quiera estar cerca de esa mujer que salió hace años de Cuba, y decidió mezclarse con(en) la sociedad uruguaya sin perder sus raíces, su identidad, su cultura. Imagino que haya traído un poco de todo eso en su equipaje, porque desde entonces, este país ha sido escenario para defender sus verdades, desde el arte, desde la gestión, desde el debate inteligente, desde las ideas.

Soñadora a toda costa, hace unos años fundó Cine Joven Cubano en el Sur y ahora, en un proceso natural de recambio, inaugura el Festival Puentes al Sur. 

Sobre sus motivaciones, sus intereses, sus esperanzas, esta mujer, orgullosamente negra, libre, y feliz, conversa con la revista Dossier.

Puente sur tiene un antecedente que permitía visibilizar el audiovisual hecho por cubanos con poco espacio de visibilidad en la isla. Sin embargo, las motivaciones son distintas. ¿Por qué el cambio? ¿ Por qué pensar un nuevo Festival?

Cine Joven Cubano en el Sur tuvo seis ediciones entre el 2017 y 2023 y es uno de mis proyectos más amados, por todo el aprendizaje que me dejó, tanto en lo profesional como en lo personal. Aclaro que la muestra no sólo exhibía películas cubanas, sino también de Uruguay y de otros países que participaron a través de festivales invitados. Teníamos una programación temática donde cruzábamos las películas para demostrar “que son más las cosas que nos unen que las que nos separan”, una de las ideas que creamos para el proyecto y lo acompañó varios años.

CJCS nació de las muchas preguntas que me hacían sobre el cine cubano contemporáneo que no llegaba al Sur. Se conocían algunas películas de los 60 y 70, pero poco y nada de toda la producción restante. Me dije: “Si hay interés y no existe, pues tendré que generar yo el espacio”. ¿Algo en común con Puentes al Sur? 

Así salió la primera, en el Museo de las Migraciones, con la ayuda de muchos y muchas personas que se sumaron para hacer posible esta idea hecha acción. Un año después teníamos el doble de salas y proyecciones en Buenos Aires, en el Centro Cultural Haroldo Conti y Manzana de las Luces y seguimos por más con cada edición.

También es cierto que parte de las motivaciones que me llevaron a impulsar este proyecto desde Uruguay, como el lugar que elegí para vivir, fue precisamente ser consciente de los pocos espacios de exhibición y distribución del cine cubano independiente. Con el cierre de la Muestra de jóvenes realizadores del ICAIC, la censura y la migración de muchos y muchas cineastas, esta situación se agudiza. Pero algo interesante comenzó a pasar. Después de muchos intentos fallidos o a medio camino empezó a entenderse el cine cubano más allá de sus límites geográficos y esto ha generado que surjan otros proyectos de muestras y festivales en la diáspora. Eso me llena de optimismo. El cine cubano se seguirá viendo y filmando porque las historias están.

En lo personal fundar y dirigir un proyecto de exhibición independiente y autogestionado, siendo una persona migrante y sin redes profesionales en el país, fue desgastante. Aún hoy después de varios años, estas barreras continúan presentes a pesar de la experiencia acumulada y los logros de la muestra en la formación de públicos. Más de cuatro mil asistentes, tanto presenciales como virtuales, doce salas de exhibición y una comunidad generada alrededor del proyecto, han sido algunos de esos logros. 

El cambio fue algo natural. Me gusta pensarlo como una evolución de Cine Joven… y que vino de la necesidad de crecer y poder hablar en clave regional sobre una temática vigente que nos atraviesa a tod@s y que cada vez aparece más problematizada y estigmatizada en el continente. Uruguay no es ajeno a esta realidad y para eso hay que impulsar la reflexión y el aprendizaje. Nuestro equipo está formado por personas de muchas edades, identidades, géneros y experiencias de vida. Personas que nos hemos movido tanto dentro del Uruguay como desde otros territorios y ello influye también en la mirada que proponemos. ¿Qué mejor que hacerlo a través de historias?

¿Las obras que se presentan en Puentes al Sur tienen que tener el tema de la movilidad? 

¿Sabes qué? Es bueno comenzar por aquí porque cuando decidimos cambiar la línea del proyecto fue una pregunta que también nos hicimos como equipo. Sí, la razón de ser de Puentes al Sur es la movilidad humana en sus muchas formas. 

Primero vino la interrogante de por qué era necesario un festival de cine que hablase en clave de movimiento y movilidad humana. Confirmamos que teníamos mucho para aprender. Comenzamos a leer y escuchar porque, incluso siendo parte de nosotros y nosotras, personas migrantes tanto internas como externas, cometíamos el error común de tomarlos como sinónimos cuando la movilidad humana va más allá. Abarca distintas formas de movimiento como migración voluntaria o forzada, el refugio y el desplazamiento interno, motivado por factores económicos, políticos, ambientales o sociales. Es un concepto que habla de cambio, de transformación, de puentes…que se construyen cuando intercambias con otras personas y otros territorios. Esta idea, en lo personal, me pareció hermosa. 

Una pregunta que le hice al equipo fue cómo nos interpelaba, en nuestras propias historias, el movimiento de un territorio a otro. Esta pregunta acompaña cada sección del festival. Así identificamos la importancia de generar un proyecto de exhibición de películas desde Uruguay que dialogue con el territorio extenso y diverso que es América Latina, el Caribe y su diáspora. 

¿Qué te interesa más del audiovisual que llega a Puente Sur, la estética de los materiales, el trabajo artístico o la motivación y el vínculo con la movilidad?

Confieso que cuando lanzamos la convocatoria no sabía qué tipo de películas llegarían. 

Leí muchas bases de otros festivales para tomar como referencia y que se entendiera la propuesta del proyecto. Escribí un primer borrador y compartí al equipo para sumar ideas y miradas. Cuando estuvo listo nos lanzamos a la aventura. ¡Y qué aventura!

Llegaron filmes muy variados en formatos, procedencias, narrativas e intereses. Siento que armamos una programación muy bonita con Lore García, quien visionó el material y con quien fuimos amando la propuesta por ejes que permiten no solo poner en diálogo a las películas, sino interpelar al espectador. Porque al final Puentes al Sur es eso: un espacio para disfrutar viendo cine, pero sin perder el foco de las temáticas y cómo los directores y directoras fueron contando estas películas. 

¿Cree Maria Nela que las propias dinámicas que impone la vida de los inmigrantes les permite detenerse a disfrutar de un festival de audiovisuales? ¿Que se detengan a verse reflejados en la obra de otros?

Sueño con que así sea. Es uno de mis grandes deseos siendo consciente de que tenemos dificultades diarias muy distintas que impiden el disfrute y el acceso a la cultura. También es importante decir que este no es un festival para migrantes, es para las personas que sienten interés en la temática o que hayan vivido la movilidad como parte de sus trayectos de vida. Ojalá que también participen y asistan a las proyecciones la ciudadanía. Quienes hemos atravesado la movilidad humana podemos identificarnos de una forma diferente a quienes no lo han hecho. Creo que ahí está el verdadero desafío: sensibilizar y aprender de otr@.

El Censo de población de 2023 y un estudio realizado por la Universidad de la República en 2018fueron grandes impulsores de por qué este festival. Recientemente el estudio “4Mi Cities Montevideo” arrojó nuevos datos para generar acciones desde las políticas públicas, pero también desde la cultura.

¿Qué elementos tienen en cuenta para hacer la curaduría de las obras presentadas en Puente Sur?

Tuvimos bases para la convocatoria abierta y gratuita. Entre ellas que fuesen películas entre 2023 y 2025 y que parte de sus equipos de producción y la historia de la propia película estuvieran atravesadas por alguna situación de movilidad humana.

También incluimos dos categorías en competencia en una apuesta y un esfuerzo por visibilizar filmes realizados por creadores afrodescendientes o de pueblos originarios que abordaran el tema racial en diálogo con movilidad humana. Este es el premio Palenque. Y el premio Caminos, dirigido a películas producidas en Uruguay que aborden en su guion a la movilidad humana y la migración. 

Fuera de la selección oficial hay temas estéticos de las películas y eso se va armando desde el rol de programación, dirección artística y la dirección general. Algo que me encanta de ejercer la curaduría de muestras de cine, exposiciones de artes visuales o música como DJ, es la posibilidad infinita que existe cuando seleccionas. Es casi una búsqueda del tesoro y luego: la sorpresa frente al otr@.

Existe un debate a nivel global muy interesante desde la exhibición audiovisual y que vengo explorando y compartiendo en diversos encuentros internacionales de formación. El reto de volver a enamorar al público de la experiencia del cine. Hay muchos estímulos y eso lo entendemos. Por eso cada vez somos más festivales y muestras, convencidos que hay que sacar el cine a la calle, a la gente, a las plazas. Esto requiere una infraestructura necesaria que para esta edición no tenemos, pero buscamos alternativas adaptando edificios y lugares que hoy no funcionan como espacios de cine para proyectar, por ejemplo, el Centro de referencia de poblaciones migrantes en Ciudad Vieja.

La invitación es acercar los lugares, las personas y el audiovisual con proyecciones descentralizadas en formato híbrido, generando un circuito de salas de cine, centros culturales, espacios comunitarios y otras instituciones. 

Armar este escenario llevó mucho tiempo. No es fácil hacer el puzzle pensando en cada detalle. Hoy puedo decir que elegí el rol de mediadora cultural y me encanta. Creo que es un ejercicio necesario el que estamos proponiendo desde América Latina y el Caribe. Puentes al Sur apunta a construir un espacio donde nos encontremos y aprendamos desde nuestras diferencias.

Más allá de diferencias estéticas de las obras presentadas ¿qué une a los audiovisuales presentados este año a Puente Sur?

La diversidad de formas de contar sobre un tema. En este caso es movilidad humana, pero existen muchas intersecciones. Podemos leer las películas en clave de familia, de infancias, de género, de diversidad sexual, de violencia, de política y más. Las posibilidades son infinitas como la propia cantidad de espectadores. 

Por lo general las personas que se gradúan de Historia del arte se acercan más al trabajo curatorial de las artes visuales. Sin embargo, Maria Nela decide hacer un festival de obras audiovisuales. ¿Qué te motivó a acercarte a esta manifestación?

Jajaja. De mi generación de la Universidad somos pocos quienes quedamos en la curaduría o las artes en general. Creo que hay de todo un poco. Pero sí es cierto que no muchos optaron por el audiovisual. ¿Qué decirte? Junté mi pasión de infancia de la imagen en movimiento, la profesión que decidí estudiar durante 5 años, la experiencia del hacer como gestora cultural, mediadora o como quiera denominarse y más de 9 años trabajando con públicos en Uruguay, desde una tienda de ropas hasta la institución cultural más grande del país como es el SODRE. El principio es el mismo:  a la hora de diseñar un festival de cine o una muestra de artes plásticas o una presentación teatral hay que pensar la experiencia en su conjunto. Qué muestras, cómo lo haces, por qué y dónde. Estas preguntas te van llevando y te invitan a imaginar. En mi caso he pasado por todas estas experiencias y otras un poco más osadas como co-organizar una fiesta afrofuturista en Montevideo, a los pies de la antigua muralla colonial.  

Sigo aprendiendo todo el tiempo. Equivocándome un montón, porque el error es una enseñanza permanente y haciéndolo con otres, si no qué sentido tiene.

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