Natalia Menéndez (1967) es una prestigiosa directora franco-española que tuvo a su cargo el Festival de Almagro y cosechó grandes éxitos con la puesta en España de la multipremiada obra Tebas Land, de Sergio Blanco. En esta oportunidad presenta una versión adaptada del clásico de Molière. Fusiona partes del Don Juan del mismo autor (que a su vez está basado en el de Tirso de Molina) y convierte así a dos personajes, el embaucador en el hipócrita, agregando a la crítica original que la obra hacía de quienes presumen de su piedad la de quienes además la usan para obtener poder. Como es habitual en el autor, la obra tiene personajes de características definidas, inspirados en la Commedia dell’Arte: Orgón, el burgués tonto, sería Pantaleone; y Dorina, la sirvienta lista, sería Brighella, por ejemplo.
La anécdota es conocida pero, en resumen, Tartufo, un chupacirios que presume de su piedad, tiene embaucado a Orgón, un burgués rico, y a su madre. Mientras predica la necesidad de ser un buen religioso el hipócrita trata de seducir a su segunda esposa, Elmira, que intenta despojarlo de sus propiedades. Mientras tanto, su hija Mariana pretende casarse con su novio, Valerio, pero su padre la promete a Tartufo para que este ingrese a su familia. Damis, el hermano, pretende a la hermana de Valerio, por lo que tiene especial interés en no desairarlo, y como presencia el intento de seducción de Tartufo a Elmira, amenaza con revelárselo a su padre. Ese es el planteo inicial. Con la mediación de la sirvienta Dorina, que detesta a Tartufo, se desarrolla la trama hasta que deviene en el infaltable Deus ex machina que la resuelve en la escena final.
En esta puesta Menéndez interviene el texto y, con fragmentos de Don Juan, identifica a ambos personajes y da mayor espesor dramático a su caída, ya que el desprecio por la moral del seductor se convierte en la hipocresía del embaucador. También intercala escenas musicales que proveen anticlímax a la obra.
El dispositivo escénico es original y extremadamente funcional al planteo de la obra, una estructura de madera rústica simétrica con dos cubos de tela (sobre los que se proyectan sombras) que representan la vivienda en la parte superior, y una escalera central en la que se desarrollan las principales instancias.
Menéndez logra un rendimiento excepcional del muy buen elenco de la Comedia Nacional, con un duelo actoral entre Levón (Tartufo) y Juan Saraví (Orgón) que resalta por contraste con la sobriedad de papeles como Cleanto (Lucio Hernández) y Elmira (Roxana Blanco). Como complemento, debe destacarse que la labor de Diego Arbelo se multiplica en más de seis papeles, desde la escena inicial en la que, proyectado como sombra, se metamorfosea del padre de Don Juan en su sirviente hasta el ujier al final de la obra.
En suma, una obra que, si bien es conocida por ser un clásico, es presentada en una versión refrescada, de gran ritmo y factura escénica. Sin dudas, un punto alto del programa de la Comedia Nacional 2018.
Dramaturgia: Molière.
Dirección: Natalia Menéndez.
Sala: Teatro Solís.
Elenco: Levón, Claudia Rossi, Juan Antonio Saraví, Roxana Blanco, Andrés Papaleo, Stefanie Neukich, Diego Arbelo, Lucio Hernández, Alejandra Wolff.
Escenografía: Paula Kolenc.
Iluminación: Claudia Sánchez.
Vestuario: Soledad Capurro.
Peluquería: Heber Vera.
Música: Gastón Gregorio.
Coreografía y maestro preparador: Carolina Besuievsky.
Traspunte: Alejandro Rey y Daniel Pérez.
Encargada de utilería: Claudia Tancredi.
Encargado de montaje: Gerardo Egea.
Encargada de vestuario: Mariela Villasante.