En 2016 comenzó, entre Estela Medina y Levón, la idea de hacer un espectáculo basado en los recuerdos de la actriz, que perteneció a la primera generación formada en la Escuela Municipal de Arte Dramático directamente bajo la dirección de Margarita Xirgu. Para tal efecto, convocaron al dramaturgo Gabriel Calderón, quien a partir de charlas y entrevistas logró entretejer este relato, al que embelleció recamando sus palabras con perlas de Lope de Vega, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Charles Baudelaire y León Felipe,
En esta obra confluyen tres enormes teatristas que comparten una característica: todos han sido reconocidos desde tempranísima edad en su talento como tales. Si bien Medina y Levón han hecho memorables obras juntos (como la recordada Cuarteto, de Heiner Müller), es la primera vez que Medina y Calderón unen sus talentos en escena.
Si solamente fuera por ver una vez más a La Medina (como es llamada de manera autoficcional en escena), la obra ya valdría la pena, pero a eso se agrega la posibilidad de tener un atisbo de lo que debe de haber sido convivir con ese otro gigante de las tablas, La Xirgu, por medio del testimonio de quien fue su alumna dilecta.
En escena, Estela Medina interpreta a una asistente que intenta cubrir la ausencia de la actriz que debía dar una conferencia, que cuenta anécdotas e interpreta momentos de obras que conoce por su cercanía laboral con la actriz. La ductilidad con la que entra y sale de los personajes, incluso representando un diálogo con su maestra acerca de cómo debe manejar la mirada al actuar, tomando alternadamente ambos roles, es fascinante y pone en evidencia una energía y un despliegue físico que envidiarían actores jóvenes. Si dedicamos esta columna a apreciar las tomas de riesgo, vaya que estamos ante una que se sortea con éxito. Con fluidez y su habitual talla escénica, durante una hora y media y con la contraescena de una luna proyectada, que por momentos se nubla o desaparece, esta actriz de teatro cautiva a la audiencia mientras desgrana las palabras de un Calderón que funge a un tiempo de dramaturgo y de cronista.
Tenemos como línea crítica una forma de trabajo que descree de la adjetivación excesiva y que tiende a lo analítico antes que a lo valorativo. Hemos renunciado, quizá voluntariamente –o quizás no–, a eso por una vez, ya que nada que no sea valorativo podemos decir de esta experiencia teatral. Nada, salvo esto: señoras y señores, de pie: ¡nada menos que una actriz de teatro!
Dramaturgia: Gabriel Calderón.
Dirección: Levón.
Actriz: Estela Medina.
Producción: Reverso.