Entrevista con Dan Jemmett, director de “Otelo” – a estrenarse en Octubre con motivo de los 70 años de la Comedia Nacional –
La Comedia Nacional continúa conmemorando su aniversario mediante la representación de obras del dramaturgo William Shakespeare. El Lunes 2 de Octubre se estrenará, con las actuaciones de los integrantes de la Comedia Nacional, “Otelo: el moro de Venecia”, dirigida por Dan Jemmett.
Por consiguiente, la Revista Dossier ha entablado un valioso diálogo con el aclamado director, quien relató sus inicios, su relación con su país de origen y sus respectivas tradiciones, la representación de “Otelo” en Uruguay y mucho más.
En lo que atañe a su contexto familiar y académico, sus padres fueron actores y usted decidió estudiar literatura a nivel universitario. Pero, ¿cómo y cuándo cree que surgió su pasión por la dirección? Resulta relevante mencionar como usted trabajó, asimismo, de titiritero. ¿Piensa que ésto fue una señal temprana de su pasión por tener el control sobre cuestiones artísticas?
Quizás; quizás con los títeres. Pero creo que fue, principalmente, porque luego de terminar la carrera universitaria, empecé una especie de compañía en Londres con compañeros de la universidad y funcionábamos como un colectivo. Había un director, yo era actor y producía la compañía con uno de los otros actores y, por hacerlo funcionar de manera democrática, pienso que era un lógico siguiente paso comenzar a dirigir; a pesar de que estaba actuando, estaba muy involucrado en la creación del trabajo en colaboración con otros y, entonces, evolucionó de esa forma. Al mismo tiempo, porque no creo que fuera un muy buen actor; era un buen intérprete, ¿sabes? Tenía mucha energía y ese tipo de cosas pero no tenía, realmente, lo que se necesita para ser un actor, lo cual es algo muy particular. Por lo tanto, fue una suerte de evolución natural.
En cuanto a su nacionalidad, usted es inglés pero vive en Francia desde hace 20 años. Con respecto a su trabajo, ya ha realizado adaptaciones basadas en textos de Shakespeare, tales como “Presque Hamlet”, “Shake”, “Macbeth (The Notes)”, entre otras. ¿Piensa que este hecho puede simbolizar su relación con su país de origen; demasiado estrecha como para liberarse de su cultura pero lo suficientemente holgada como para crear su propio significado?
Creo, tal vez, que es una relación con la tradición; no solo con la tradición pero, también, con estas asombrosas obras. Inglaterra acarrea un gran peso cultural y una gran expectativa por lo cual, tal vez, es más difícil encontrar en mi país la manera de trabajar con las mismas. Tengo que hablar cuidadosamente pero dejar el país, quizás, me ha permitido descubrir una forma de encontrarme con estos textos, de presentarlos de una manera diferente y hallar un modo en el que sea posible trabajar con ellos. No estoy tan seguro de que si me hubiera quedado en Inglaterra, hubiera querido volcarme en Shakespeare tanto como lo he hecho, lo cual es un tanto extraño. Pero no lo sé porque, a medida que uno crece, sus ideas y sentimientos sobre las cosas cambian y solo puedo hablar de como me siento al no vivir en mi país pero, tal vez, esto podría haber sucedido en Inglaterra. Algo ha nacido de una cierta nostalgia, sin duda, y de mi relación con mi familia, con mi padre, particularmente. Fue una pregunta complicada y esta fue una respuesta complicada ja ja ja.
Esta es su primera vez en Uruguay y al mismo tiempo, su primera experiencia dirigiendo “Otelo”. ¿Piensa que esta obra puede ser especialmente atractiva para una audiencia uruguaya? ¿Opina que su significado puede ser particularmente pertinente para los habitantes de este país?
Me gusta pensar que es algo universal, ¿sabes? Creo que somos todos iguales en muchas formas. Pero más específicamente, culturalmente, no lo sé. No he pasado el tiempo suficiente aquí, aún, para conocer las cuestiones que rodean al racismo; particularmente, no puedo contestar eso. Quiero decir, si estuviera haciendo esta obra en Francia, tendría una mejor idea de lo que esto significa; especialmente con las dificultades, los problemas que existen allí en estos momentos. De hecho, se me ocurre que sería un texto interesante de representar en Francia. Pero aquí no estoy tan seguro y pienso que es porque es menos obvio; cuando caminas por la calle no se ven tantas personas de color. Tal vez, mi relación con el texto en Uruguay se vio menos influenciada por las cuestiones raciales y más por la noción de los celos; Iago y la manipulación de Otelo. Esta obra siempre ha tenido una historia interesante en Estados Unidos y creo que, por lo que está sucediendo hoy en día, significaría mucho presentarla allí. Aquí, no lo sé; no me da la sensación de que se trate tanto sobre la raza. El actor que interpreta a Otelo en mi versión [Lucio Hernández] no es negro; es decir, tiene alguna especie de raíz morisca, quizás. Entonces, no lo sé; es, también, una pregunta interesante. Cuanto más trabajo en la obra, menos interesado me encuentro sobre la faceta racial. De cierta manera parece ser algo que se creó y con lo que después Shakespeare no se mete demasiado en detalle. Entonces, realmente dependerá en lo que tú quieras e intentes decir, con la obra, sobre la raza y no sé realmente que querría decir sobre ello, entonces no fui allí, a ese concepto. Probablemente me meteré en muchos problemas hablando de este modo, pero no sé, realmente, que pensar sobre ello. Pero más sobre la cuestión de los celos; es universal, entonces significaría lo mismo para una audiencia uruguaya que para cualquier otra.
¿Cómo describiría su versión de la obra a un potencial espectador?
Bueno, creo que dramáticamente es una obra muy apasionante; pienso que, por la manera en que se construye, arde intensamente y, como tragedia, está llena de idas y vueltas. Hablaba con los actores sobre esto; para una audiencia de la época de Shakespeare, representaría lo mismo que para las audiencias modernas que van a Netflix a devorarse los últimos programas de televisión. Estaba mirando este programa “Fargo” que, originalmente, era una película de los hermanos Coen; está hecho de una forma tan asombrosa, está repleto de sexo, drogas y rock and roll y cosas terribles, está, también, muy bien escrito y yo imagino que hay algo de esto. Es una obra que, cuando te encuentras trabajando con ella, piensas; “¡Esto es maravilloso!”. Tiene todo, es una obra muy seductora porque es sobre el mal y sobre como el mal en Iago logra generar la caída de este gran general. Además, no la voy a representar de una forma clásica y aburrida; entonces, quiero que las personas digan: “¡Wow, es genial!”.