Formas y colores que dialogan con la vida.

Al ingresar en la Sala 5 del museo, el visitante se encuentra con un espacio donde la luz y el color parecen respirar al ritmo de la obra de Lola Fernández. Sus piezas, dispuestas con un cuidado que parece natural, invitan a detenerse, a mirar con atención y a dejarse envolver por una sensibilidad que combina precisión y libertad.

La exposición “Formas, Color, Mundos”, curadada por Macarena Montañez y Jimena Perera, no es solo una muestra de técnicas y soportes diversos, acuarelas, maderas, dibujos, sino un recorrido por la mirada singular de Lola. Cada obra refleja su constante búsqueda de equilibrio entre la abstracción y la emoción, donde los trazos no solo definen formas, sino que también transmiten estados de ánimo, ritmos y silencios.

La artista misma comparte en la sala algunas de sus reflexiones: “Mis preferencias por las artes visuales se remontan a los años de la infancia. Este sentimiento está originado y ligado a mi hermano Guillermo… No puedo prescindir, en los recuerdos de aquellos años, del olor a óleo, del manojo de pinceles, las paletas engrosadas con texturas coloridas, los dibujos de naturalezas muertas, los retratos, los paisajes. Todo el mundo y un instrumental volcado a producir una transformación: la de la realidad que se miraba en otra, la de la imagen”. Con esta frase, Lola nos recuerda que su vínculo con el arte es también un lazo familiar, compartido con su hermano, el artista Guillermo Fernández, de quien, además, fue alumna.

Recorrer la exposición es sentir la alegría y la pasión que Lola deposita en cada obra: “El arte produce felicidad y alegría, es una compulsión emocional y resulta poco posible definir en quienes uno deposita todo ese cargamento”. Cada pieza refleja esa energía y esa compulsión, donde la técnica y la sensibilidad se entrelazan, y donde el espectador puede percibir el pulso de una vida dedicada a mirar y transformar la realidad a través del color y la forma.

“Nunca me desprendí de los lápices y pinceles y, aunque de un modo tal vez asimétrico, no dejé de dibujar y de mirar la realidad desde una perspectiva que no puede desligarse de esa inclinación por la luz y por las formas”. Esa constancia se percibe en cada obra, que combina la precisión de la técnica con la calidez de su presencia. Su buen humor y su sonrisa cariñosa parecen filtrarse en los colores y en las texturas, haciendo que la muestra sea una experiencia tanto estética como afectiva.

Detenerse frente a una obra es sentir esa armonía que Lola ha sabido tejer entre técnica, creatividad y humanidad. La exposición se convierte así en un homenaje no solo a su producción artística, sino a la manera en que una persona puede impregnar su obra de calidez y sensibilidad, dejando una huella que perdura mucho más allá del marco de la pintura.

Información útil

• Lugar: Museo Torres García, Sala 5, Montevideo
• Fechas: Hasta el 30 de novimbre, 2025
• Horario: lunes a domingo, 10 a 18 hs
• Entrada: libre

Imágenes y texto: Mario Cattivelli | illev_uy

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