COLUMNISTA INVITADO / EDUARDO ROLAND
Gala aniversario a sala llena
Con un concierto extraordinario y localidades colmadas, la Orquesta Sinfónica del Sodre (Ossodre) celebró sus 85 años el lunes 20 de junio en la Sala Fabini del Complejo del Sodre. El encargado de conducir la orquesta fue el maestro Martín García (recientemente nombrado director artístico musical de la orquesta), y actuó como solista la reconocida pianista uruguaya Raquel Boldorini, quien a su vez celebraba sesenta años de trayectoria artística.
El repertorio fue pensado para que además de la orquesta estuvieran en el escenario representantes del Ballet Nacional y el Coro del Sodre con todos sus integrantes. Por eso se incluyeron el primer movimiento del segundo acto de El lago de los cisnes, de Piotr Tchaikovsky (María Noel Ricetto y Gustavo Carvalho se lucieron bailando el conocido pas de deux), y Das Paradis und die Peri, de Robert Schumann, en el que la intervención del coro es fundamental.
La primera parte del programa estuvo conformada por la Obertura de Rusián y Liudmila, de Mijaíl Glinka, La isla de los ceibos, de Eduardo Fabini, y el mencionado fragmento de El lago de los cisnes, bailado por la pareja de primeros bailarines del Ballet Nacional del Sodre. La segunda parte se inició con el Concierto para piano en do menor N° 24 de Mozart, en el que Boldorini interpretó de manera demasiado íntima y apagada a un compositor extrovertido y luminoso. La maestría de la talentosa pianista se mostró en el bis (Nocturno para la mano izquierda, de Aleksandr Scriabin), que interpretó en forma sublime.
El cierre del concierto fue con el oratorio El paraíso y la peri, en el que intervinieron, además de la orquesta, el coro y seis cantantes: la soprano estadounidense Michelle Areyzaga, el tenor argentino Darío Schmunck, la mezzo uruguaya Adriana Mastrángelo y los también uruguayos Kaycobé Gómez (soprano), Gerardo Marandino (tenor) y Marcelo Otegui (bajo). El elenco de cantantes estuvo correcto en todo momento, pero sin gran destaque, mientras que el coro, dirigido por el maestro Esteban Louise, colmó las expectativas a nivel interpretativo.
Esta celebración de los 85 años de la Ossodre sirvió también como motivador de la reflexión acerca del papel y la importancia de esta orquesta histórica (la primera de América del Sur) en la sociedad uruguaya, un aspecto nada menor en tiempos líquidos, cuando hasta se ha puesto en cuestión la existencia de los organismos sinfónicos. Bien argumenta Martín García sobre el valor de una sinfónica en el editorial publicado en el programa de mano del concierto aniversario: “Una orquesta sinfónica es, con los músicos que la integran, bandera de aspiraciones culturales de un país. Desde este punto de vista, la Orquesta Sinfónica del Sodre es un tesoro de los uruguayos, y su creación y preservación durante ochenta y cinco años es testimonio de una sociedad que ha sabido apreciar el lugar esencial del arte y la cultura. […] Como todo acto dinámico, su permanencia en la sociedad no está garantizada por un acto fundacional ni por la costumbre, sino por su continuo desarrollo y fortalecimiento institucional”.