Por Florencia Sáder.
La Cocina de la Barra es una historia de tesón y suceso, no solo es la historia de un restaurante a la orilla de una laguna, sino también la de un grupo de mujeres emprendedoras, soñadoras y perseverantes que se animaron a imaginar un futuro diferente para ellas y su comunidad.
Es una historia de aprendizaje, de liderazgo de un grupo de madres de familia de una pequeña comunidad de pescadores artesanales que viven de forma permanente a la orilla de la barra de la Laguna de Rocha, un lugar agreste y paradisíaco, muy lejos de las comodidades citadinas. Un lugar en total sintonía con los ritmos de la naturaleza, en el que una veintena de familias vive de la pesca artesanal en la laguna, con la que proveen los ingredientes que utiliza el restaurante: cangrejo sirí, camarones, pejerrey, corvina negra, corvina rubia, lisa y lenguado, preparados de diversas formas, son la base del delicioso menú que se puede disfrutar en La Cocina de la Barra durante todo el año.
La historia comenzó en 2013 con la reactivación de la Asociación de Pescadores Artesanales de las Lagunas Costeras (Apalco), gracias a los fondos aportados por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca mediante su programa de Fortalecimiento Institucional de la Dirección General de Desarrollo Rural. Nueve mujeres se empoderaron y decidieron participar de forma más activa en la organización. De esta unión surgió una idea motivada por lo que una de esas nueve fundadoras, Beatriz Ballesteros, nos cuenta que era una necesidad insatisfecha de los visitantes a la zona protegida de la Laguna de Rocha. “Veíamos que la gente llegaba hasta la barra de la laguna y no tenía nada que hacer, no había información, ningún lugar donde comer, ni siquiera dónde ir a un baño, muchas veces hasta nos pedían usar el baño de nuestras casas. Vimos que había una oportunidad”.
“Empezamos con un freidor, un anafe y un pequeño deck sobre la laguna en lo que era el salón, propiedad de la Intendencia de Rocha, donde se fileteaba el pescado. Decidimos que íbamos a preparar exclusivamente productos que nos brindaba la laguna, lo mismo que comíamos en nuestras casas. No sabíamos si a la gente le iba a gustar nuestra propuesta”.
Ese tímido comienzo fue un éxito y La Cocina de la Barra fue creciendo y consolidándose. Hoy tiene presencia en las redes sociales Facebook e Instagram, pero los mejores portavoces son los clientes que vuelven fin de semana tras fin de semana seducidos por la excelente experiencia gastronómica y la magia de la laguna.
“No tenemos jefes, sabemos en qué cada una nos manejamos mejor”, explica Ballesteros. En el restaurante cada mujer cumple una función, que tuvieron que negociar y aprender, siempre con el acompañamiento técnico de profesionales del Centro Universitario Regional del Este (CURE), Ximena Lagos y Cecilia Laporta. Ellas ayudaron a nacer este proyecto y aún lo acompañan.
“Es la primera experiencia de este tipo con comunidades pesqueras”, dice Ximena Lagos, antropóloga chilena radicada en Uruguay. Y agrega: “Uruguay vive de espaldas al mar y la pesca artesanal no es valorada”. Ximena dice que este proyecto la hizo crecer como profesional y como persona, ya que pudo aplicar sus conocimientos teóricos en el campo y ver los frutos, crecer junto con las pescadoras a las que admira y aprecia profundamente.
No solo las fundadoras de este emprendimiento tuvieron que aprender muchas cosas, sino la comunidad entera, ya que La Cocina de La Barra abrió un mundo de oportunidades y desafíos para este grupo humano que tuvo que aprender a convivir con la llegada de decenas de visitantes todos los fines de semana del año. El núcleo familiar de cada una de ellas tuvo que adaptarse al nuevo rol de la mujer de la casa. “Hoy no nos podemos imaginar la vida sin La Cocina de la Barra. Lo hacemos por nuestros hijos”, dice Beatriz, segunda generación de pescadores en la laguna.
El restaurante les permitió mejorar la calidad de vida de las familias. Gracias a esta fuente de ingresos pudieron comprarse un medio de transporte que les permite llevar a sus hijos a actividades educativas y recreativas en La Paloma o La Pedrera. Durante la temporada, destinan un porcentaje de las ganancias a un fondo de reserva para solventar gastos que se generan durante el año e ir mejorando el lugar.
Este emprendimiento no solo da trabajo a las personas directamente involucradas, sino que también beneficia a los pescadores que le venden la materia prima al restaurante, y a gente de la zona que ofrece paseos en bote por esta paradisiaca área protegida, el sueño de cualquier amante del avistamiento de aves.
Incorporada al Sistema Nacional de Áreas Protegidas desde 2010, la Laguna de Rocha cuenta con un espejo de agua de 7.200 hectáreas y tiene una profundidad media de 0,58 metros. Sus principales afluentes son los arroyos Rocha, Las Conchas, Las Palmas y Noques. La laguna se comunica periódicamente con el océano Atlántico a través de un sistema natural de apertura y cierre de barras arenosas. Cuando esto sucede, producto de la acumulación de agua en la laguna y de la acción del mar, ingresan a su espejo de agua variedades muy codiciadas de crustáceos y peces.
Es un lugar incomparable por su biodiversidad, hogar y refugio de aves amenazadas,que alberga más de doscientas especies de aves, donde se alimentan, nidifican y reposan aves tanto residentes como migratorias. Es uno de los pocos lugares de Uruguay donde habita el flamenco. Su población de cisnes de cuello negro es una de las mayores del mundo.
La Cocina de la Barra consta del antiguo salón de fileteo acondicionado como cocina, al que se le agregó un contenedor, todo decorado con imágenes de la fauna local y un cómodo deck de madera que se proyecta sobre la laguna. La cocina puede alimentar a más de cuatrocientas personas en un fin de semana de primavera, número que llega a cuadruplicarse durante la temporada. Entre sus especialidades están las croquetas de sirí, los camarones empanados, el ceviche, el pejerrey frito, el lenguado a la plancha y una tabla con diferentes variedades de pescados y crustáceos fritos. Todo preparado fresco. “Prácticamente no congelamos, empezamos a elaborar los jueves de tarde, preparándonos para el fin de semana”, comentan.
La Cocina de la Barra se encuentra al final del camino a la Laguna de Rocha a unos diez kilómetros de La Paloma. Abre sábados, domingos y feriados de 12 a 16 horas durante el año y de 12 a 21 en verano.