Hemisferio impar.
Andrés Bedó y Eduardo Nogareda están en otro hemisferio, un hemisferio impar, quizás un hemisferio improbable o, mejor dicho, impar. Ambos usan la palabra y el sonido para componer música, para hacer lugar al hecho poético. No importa con qué métricas, con qué rimas, con qué soluciones armónicas, con qué formas de dibujar lo melódico. Lo poético, dicen Nogareda y Bedó, es algo que está más allá de la forma. No se constriñe a un género. No necesita de lo académico para explicar lo inexplicable. La poesía, insisten, es algo que envuelve y se entrevera con cualquier arte. Puede ser la pintura, la fotografía, la música, la escritura narrativa o en verso. Quizás sea una esencia, diría Nogareda, al indefinible. Y seguiría: la poesía existe en la naturaleza física y en la naturaleza interna, en la psicológica; es una mirada, una conciencia. También podría ser un disco que, acertadamente, tenga como título Tres zapatos. Lo impar que recupera la historia de una vieja canción, ‘Tres zapatos’, que Nogareda compuso con el recordado Manuel Picón. Lo impar que los tiene a ellos, a Bedó y a Nogareda, como protagonistas: el primero, con la música, el segundo, con la lectura. Un disco de poesías y músicas que no tienen géneros, con creaciones que funden lenguajes, juegan con la riqueza de la traducción libre de un lenguaje a otro, la puesta en materia (música, palabra) de ideas, de imágenes inefables que se engarzan, que se complementan, que crean ambientes, que se comentan, pero siempre con la imaginación como razón primera y última.
Este disco, editado a través del sello Perro Andaluz, recoge las vidas que ha tenido el proyecto Tres zapatos, que viene recorriendo escenarios desde hace cuatro o cinco años, que se gestó y creció con la idea de hacer arte fuera del tiempo apurado que nos constriñe. Tres zapatos requiere otra escucha, la que se detiene en el juego de imágenes, el vuelo a los confines de la imaginación, en esos bordes difusos a los que no llega la razón y en los que hay que habitar sin relojes ni posteos ni urgencias. Podría ser un disco de voz y piano. Pero, créame, es bastante más que voz y piano, mucho más que el relatorio exhaustivo de los virtuosos méritos de sus intérpretes y creadores. Es poesía.