Por Carlos Dopico.
Este año cumplen tres décadas algunos álbumes que han marcado hondamente la música iberoamericana.
Por un lado ‘Física o química’, el octavo disco del músico español Joaquín Sabina, de cuyo tracklist se ha nutrido durante años su repertorio en vivo. Este trabajo, sucesor de ‘Mentiras piadosas’, publicado en 1992, incluye además de la célebre ‘Y nos dieron las diez’, muchas composiciones fundamentales del músico de Úbeda: ‘Yo quiero ser una chica Almodóvar’, ‘La del pirata cojo’, ‘La canción de las noches perdidas’, ‘Peor para el sol’, ‘Pastillas para no soñar’ y ‘Conductores suicidas’, el tema en el que Joaquín advierte: “No voy a negarte que has marcado estilo”, mientras que su legendario guitarrista Pancho Varona (quien cumple este año cuatro décadas junto a Sabina) evoca a dos admiradas leyendas: Eric Clapton y J. J. Cale.
Fue también a partir de aquel trabajo que Joaquín edificó la estética de la impostura, una caricatura de sí mismo que más tarde le pesaría demasiado. En el libro En carne viva, de Javier Menéndez Flores, Joaquín se confiesa arrepentido, no de los pecados sino de hacer gala de ellos: “En muchas ocasiones me he sentido víctima del personaje por mí creado y culpable de haber colaborado en mi caricatura. No se puede decir en la prensa, o no se debe por cuestiones de estrategia artística, cosa que aprendí tarde, que vas de putas o que tomas copas o que vives de noche porque eso se transforma en una caricatura tremenda de un borrachín putero con los pantalones bajados y metiéndose rayas”.
Por otro lado, se celebran también treinta años del emblemático El amor después del amor, el disco que Fito Páez compuso a los 29 años, tras disolver su relación con Fabiana Cantilo y comenzar una pareja con Cecilia Roth.
El amor después del amor es la Biblia pop de la vecina orilla, el disco más vendido en la historia de la música popular argentina, con más de 1,1 millones de copias.
Aquel séptimo trabajo de estudio del rosarino Fito Páez fue una verdadera cantera de hits, que alimentó durante años su repertorio en solitario: ‘El amor después del amor’, ‘Tumbas de la gloria’, ‘Dos días en la vida’, ‘Tráfico por Katmandú’, ‘A rodar mi vida’, ‘Pétalo de sal’, ‘Sasha, Sissí y el Círculo de Baba’ y ‘Un vestido y un amor’ sonaron a rabiar. De las catorce canciones que contiene el disco, diez fueron además editadas como simples.
El disco, antecesor directo de Circo Beat contó con la notable participación de toda una camada célebre de músicos del vecino país: Luis Alberto Spinetta, Charly García, Gustavo Cerati, Andrés Calamaro, Mercedes Sosa, Ariel Rot, Celeste Carballo, entre otros, lista en la que figura también el uruguayo Osvaldo Fattoruso.
En 2012, Fito le dedicó una larga gira homenaje a aquel trabajo fundamental de su carrera que lo trajo incluso por nuestro país.
En su presentación oficial del 92, Fito llenó diez veces el teatro Gran Rex.
A mediados de la gira de 1993, la industria musical argentina le entregó el cuádruple disco de platino.