Por Carlos Dopico.
Un movimiento conceptual de Mandrake y Los Druidas.
En 2017, tras de la disolución de Los Terapeutas, el nombre de Alberto Mandrake Wolf volvió a aparecer vinculado a otra agrupación. Se trataba de Los Druidas, una joven camada de músicos de la escena roquera (Nacho Echeverría, también bajista de Buenos Muchachos; Federico Anastasiadis, baterista de Oro, y Nacho Iturria, guitarrista de la Croupier Funk) que le acompañaban en un recorrido musical clásico y valvular; una nueva línea compositiva, cruda y lisérgica por igual. El debut discográfico les trajo la certificación popular, los premios Graffiti a la música nacional distinguían su primera producción con los reconocimientos más importantes: Mejor álbum de blues rock, Banda del año y Álbum del año. De aquello han pasado ya cinco años y decenas de presentaciones en público que le permitieron afianzar la fórmula y amalgamar las bases del proyecto. En julio de este año, Mandrake y los Druidas presentaron en Cinemateca su emprendimiento más ambicioso: La Suite de Raymundo, el tercer álbum de la banda. Se trata de una pieza conceptual, grabada en vivo; una suite de diecisiete minutos articulada en siete movimientos, que explora zonas experimentales y progresivas, sin perder la impronta cruda y roquera que habían tenido sus publicaciones anteriores: Estos son los días y Sortilegio. El viaje fue acompañado por el registro audiovisual del realizador Guillermo Madeiro (Nunchaku, Clever, El campeón del mundo), quien aportó desde las imágenes varias capas de lisergia: la ciudad, sus luces y sombras, los individuos y los animales que la habitan, y por supuesto la banda grabando en vivo (disponible en Youtube).
El disco, registrado en marzo de este año, recorre distintos estados y contiene composiciones de los últimos tiempos, incluso del confinamiento pandémico que la humanidad tuvo que atravesar. Cuenta de esto es el tercer movimiento, ‘Miro, miro para arriba’, donde Mandrake da coordenadas temporales precisas de su estado emocional: “Hoy es un día de marzo de 2020, confinado al sol. Nuestro planeta se ha vuelto una gran cárcel. La presa está adentro y afuera también. A veces siento que me hablan ángeles y lo real es normal. Fue de mi galaxia y mi cabeza, fue de mi cabeza y mi galaxia”.