Solo en la madrugada
No es la primera vez que el español Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956) ubica una de sus novelas en la capital portuguesa. Ya había ocurrido con El invierno en Lisboa (1987) y vuelve ahora a la geografía lusa con Tus pasos en la escalera, editada por Seix Barral.
Narrada en primera persona, y con una economía de personajes que demuestra, una vez más, la maestría narrativa del autor de El jinete polaco, El dueño del secreto, Beltenebros o Plenilunio, entre otras, la historia trata sobre la vida –y las peripecias– de Bruno, un hombre de mediana edad que espera, solitario, aunque acompañado por su perra Luria en su apartamento, la llegada de Cecilia, su mujer. En realidad, el hombre y su pareja fueron testigos de los ataques terroristas del 11-S de 2001 en Nueva York y deciden cambiar de aires y mudarse a Lisboa. Bruno llega antes para acondicionar el apartamento. Cecilia, que es una brillante investigadora en el campo de la neurobiología, lo hará después.
La mujer experimenta con ratas para comprender el funcionamiento del cerebro humano. Es una profesional segura de sí misma, todo lo contrario a Bruno que se estremece al ver en el laboratorio cómo se experimenta con los roedores. Y aquí, en esta escena, se ubica en punto fundamental, el tronco narrativo que elije Muñoz Molina para hablarnos de la soledad personificada en Bruno, que se refugia en la literatura y en la música de Billie Holiday. Hay, entre líneas, un guiño a Kafka en el comportamiento humano de algunos animales que se encuentran en el laboratorio y su amistad con Alexis, un inquietante argentino.
Tus pasos en la escalera es una gran novela sobre la soledad, el desamparo y sobre el fracaso vital de un hombre que se refugia en sus tribulaciones. @blogmunozmolina @PlanetadeLibros