Historias de familia
Cuando el escritor chino Mo Yan recibió el Nobel de Literatura 2012 la polémica no se hizo esperar. Escritores de varias nacionalidades –entre ellos su compatriota disidente Liao Yiwu– pusieron el grito en el cielo. De hecho, el propio Yiwu se encargó de escribirle una carta al Comité del Premio Nobel de Literatura en la que criticaba duramente la elección de Mo Yan. La misiva consideraba dos puntos que, a juicio de su remitente, invalidaban tamaña distinción. El primero sostenía que no era nada saludable premiar a un escritor que defendía al régimen chino. Dejaba entrever además que la designación de Mo Yan tenía un tufillo político y que se trataba de la ‘contrapartida’ del Nobel de Literatura 2000 al disidente Gao Xiangjin y del Nobel de la Paz 2010, al también escritor y disidente chino Liu Xiaobo. El otro punto se centraba en la obra del autor a la que, en términos civilizados, defenestraba. Al detenerse en Sorgo rojo, la novela más conocida de Mo Yan en Occidente y que en 1987 tuvo una versión cinematográfica (Red Sorghum) dirigida por Zhang Yimou, recibió el Oso de Oro en el Festival de Berlín, la tildó de “nacionalismo enfermizo”.
En realidad, la novela –cuyo título remite simbólicamente a la resistencia del cereal a la sequía y altas temperaturas– narra la historia de una familia en la zona rural de Shangdong. El punto de partida se sitúa en la década del veinte, en momentos que se vivía bajo un régimen feudal y la posterior invasión de Japón y el padecimiento de los horrores de la guerra. En esa provincia –en la que nació Mo Yan en 1955 bajo el nombre de Guan Moye–, una joven es obligada a casarse con un viejo, dueño de una destilería donde se produce vino de sorgo. El casamiento dura poco tiempo, ya que Yu Zhan’ao, uno de los portadores del palanquín (especie de silla utilizada para trasladar personas de cierta jerarquía) en el que viaja la muchacha, se enamora de ella y asesina a su marido, dejándola así como propietaria de la destilería.
Este hecho es utilizado por el autor para narrar en primera persona –desde la óptica del ahora comandante Yu Zhan’ao– la historia de tres generaciones de la familia del protagonista. Se trata de un recurso más que válido para, en realidad, pasar revista a parte de la historia social y política de ese período de China. Es ahí que Sorgo rojo adopta la estructura de una “biografía nacionalista”, pero no “enfermiza” como afirma su detractor, hecha de retazos que emergen en los recuerdos del Zhan’ao. En sus páginas, donde desfilan la familia, la crueldad de la guerra, la paz y finalmente la esperanza, hay cierto aire mítico y epopéyico, que recuerda a las novelas decimonónicas.
El libro es muy bueno. En la prosa de Mo Yan hay poesía y realismo. Acaso la única objeción sean los (demasiados) saltos en el tiempo –a través de los recuerdos del narrador– que dificultan en varios tramos la fluidez de la lectura.
Sorgo rojo, de Mo Yan. Ediciones El Aleph y Océano, 2011, 515 págs. Distribuye Océano.