Empatía friki
Amélie Nothomb (Kobe,1967), junto con Michel Houellebecq (Saint-Pierre, 1956), es una de las enfant terribles de las letras francesas. Con una alta exposición en los medios de comunicación, acompañadas de declaraciones polémicas, la definición parece calzarle como anillo al dedo. Escritores en pose rockstar, alejados del imaginario colectivo del creador solitario, encerrado en sí mismo, frente a la computadora. Es el caso de la autora de Cosmética del enemigo que, como ha expresado en varias oportunidades, se propuso publicar una novela por año.
Se trata de la historia de Déodat, un niño que compensa su fealdad física con su inteligencia, y la de Trémière, una joven muy introvertida (al punto de que es considerada una estúpida) pero bellísima. Dos protagonistas situados, para los cánones de belleza imperantes, en los extremos, pero que terminarán unidos por la amistad, mediante la empatía mutua. Ambos buscan fugarse de la realidad de manera de sobrevivir en una sociedad hostil. Déodat lo hará por medio de la ornitología, disciplina en la que se convierte en experto. Su amor por las aves le permite volar metafóricamente para evadirse de la realidad y las personas que lo marginan. Trémière, desde su introspección, observa el mundo que la rodea de forma de mantener distancia. Ambos toman caminos diferentes pero, irremediablemente, sus vidas se encuentran. Al final de la historia –en un guiño cómplice con el lector–, Trémière ingresa a una librería parisina y encuentra el cuento de Perrault. Lo que Nothomb parece decirnos en esta escena es que a pesar de los siglos transcurridos nada (o muy poco) ha cambiado.
Riquete el del copete, de Amélie Nothomb. Editorial Anagrama, 2018, 128 págs. Distribuye Gussi.