Por Nelson Díaz.
Hay un secuestro, un general conspirador y su secuaz, una moderna Mata Hari, una vieja gloria del pop, un atracador vengativo, un hombre misterioso con una mancha en la cara en forma de mapa de Nueva Guinea, un asesinato, un dedo amputado y un complot contra Corea del Norte.
El escritor francés Jean Echenoz (Orange, 1947), después de su muy singular trilogía biográfica sobre figuras del siglo XX y su incursión en la Guerra del 14, regresa por la puerta grande a aquello que lo consagró como escritor: el juego con los géneros literarios. Y nos regala esta novela de espías que es a la vez un pastiche, una parodia y una deconstrucción de la novela de espías. Y, por encima de todo, una aventura literaria trepidante y muy divertida, con esa ironía de reojo tan característica del autor.
Enviada especial (editada por Anagrama) pone en funcionamiento una trama rocambolesca que se desarrolla con la precisión de un mecanismo de relojería y nos lleva de París a Corea de Norte. Echenoz mezcla pop con maquinaciones internacionales, incorpora gotas de pulp y noir, lanza guiños hitchcockianos y referencias al imaginario –pop de nuevo– que crearon las deliciosas películas de agentes secretos de los años sesenta y setenta. Y pone en escena los temas centrales del género: el engaño, la mentira, la manipulación, la simulación, las medias verdades, la suplantación y el doble juego.