Poética de la enumeración
Paul Chowder es un poeta medianamente conocido, pero con poco talento. Ha publicado varios libros, recibe algunas reseñas alentadoras y, de vez en cuando, es invitado a lecturas y conferencias. Pero atraviesa una crisis existencial. Frisando los cincuenta, sin trabajo, y sin habilidades para los quehaceres domésticos, su novia Roz decide abandonarlo. Puestas así las cosas, el hombre ingresa es un impasse creativo que no lo deja producir su “gran obra”. Así comienza El antólogo, de Nicholson Baker (Nueva York, 1957). El personaje, para sobrevivir decide entonces aceptar el encargo de Gene, su editor, para prologar y seleccionar una antología de poemas con rima. Con el paso de los días se percata de que es incapaz de escribir el prólogo y de hacer la selección.
Con esta línea argumental, el autor despliega una historia narrada en primera persona, donde Chowder es el protagonista omnipresente que cuenta, desde su perspectiva, un cúmulo de reflexiones cotidianas de su día a día. Por ejemplo, el hombre se detiene a contar cómo ha sido el paseo con su perro Smacko, lo que ha hablado con su vecina o que se ha hecho un sandwiche de ensalada de huevo y que parte de él se le ha caído al cajón de los cubiertos. Un lector desprevenido podría pensar que se trata de una novela liviana, sin espesor narrativo, de sucesos cotidianos y domésticos. Pero Baker pone en juego otra carta que resulta ganadora y donde despliega su arsenal de conocedor de poesía universal y de buen prosista. Es cuando incorpora reflexiones, inteligentes y de fino humor, a modo de ensayo, sobre la condición “de ser poeta” que hace a la verdadera trama de la novela. Y cada reflexión conlleva, como si se tratara de un link, a un poeta del siglo XVIII, XIX y XX de una larga lista de nombres que aparecen en la novela.
“Bien podrías decirte, soy una de esas grandes figuras depresivas. Pero no lo eres. Simplemente porque un doctor te ha garrapateado una receta media ilegible en un papel y te ha dado unas píldoras, no estás deprimido. Al menos no de la forma en que se deprime un poeta. La verdadera depresión de poeta es un rigor mortis de agonía. Es una total incapacidad del cuerpo para funcionar” dice el protagonista, para acto seguido, recordar dos poemas de la estadounidense Louise Bogan, fallecida en 1970. Hay también lugar para introducir las opiniones de Baker (a través de Chowder) sobre la transformación de la poesía tradicional, con rima y métrica, a la poesía moderna del verso libre y a la experimental, como el futurismo italiano, fundado por Marinetti.
Así funciona El antólogo. Entre disquisiciones sobre hechos banales y cotidianos, emergen reflexiones profundas, que se entremezclan con la vida y versos de, al menos, medio centenar de poetas que -no es difícil adivinarlo- Baker admira. Un libro bien escrito, de esos que terminan con muchas frases marcadas, acaso como esta: “La poesía es un refinamiento controlado del sollozo”.