Dossier Crítico de literatura, por Nelson Díaz
Casi genial, de Benedict Wells
Viaje iniciático
Su madre intenta suicidarse y es internada en una clínica psiquiátrica, donde Francis conoce a Anne- May, una joven que también está internada por atentar contra su vida. En una de sus visitas a la clínica, descubre que su madre ha intentado suicidarse nuevamente, sin éxito, y que ha dejado una carta para él. En ella le cuenta que él es fruto de un experimento genético que consistía en fecundar a mujeres por donantes anónimos, todos ellos genios con un alto coeficiente intelectual. Cuando descubre la historia que hay detrás de su concepción, decide emprender, junto a dos amigos, Anne-May y Grover, un viaje de este a oeste de Estados Unidos, llegando hasta Tijuana, México, para averiguar la verdad.
La historia es interesante porque plantea un tema actual: la inseminación artificial, desde el punto de vista del sujeto en cuestión. La trama alcanza cierta profundidad argumentativa gracias a un protagonista que constantemente se cuestiona hechos –su identidad, sus raíces familiares, la religión, el concepto de –‘vida’– que de alguna manera involucran e interpelan al lector. El viaje emprendido por Francis se transforma así en una metáfora del pasaje de la adolescencia a la adultez, con el descubrimiento de sexo, el amor, las drogas, las traiciones y las relaciones humanas en un mundo hostil.
Hay dos razones para señalar que Casi genial es, tal como lo definió el filólogo alemán Joahnn Carl Simon, una novela de aprendizaje. La primera es porque narra la transición de la adolescencia a la vida adulta de Francis y sus amigos. Y en segundo lugar puede leerse como una novela iniciática de Benedict Wells (Múnich, 1984) un joven autor que es editado por primera vez en español, al cual habrá que seguir de cerca.
Casi genial, de Benedict Wells. Editorial Maeba, 255 págs., 2014. Distribuye Océano.
La historia de mi pureza, de Francesco Pacifico
El cielo puede esperar
Pero, como dicen, el pecado viene con la noche. Y es en una de ellas que descubre su obsesión por los senos de su cuñada, una muchacha que encarna lo más cercano a la perfección femenina en virtudes físicas y espirituales. Para colmo, la editorial está por publicar un libro que levantará polémica. Confundido, y esperando alejarse de los pensamientos pecaminosos que lo invaden, decide pasar una temporada en París, ciudad que puede ser una fiesta o asemejarse al infierno de Rimbaud. En la capital francesa, Piero conoce nuevas amistades que harán que su sistema de creencias tambalee primero y finalmente se derrumbe.
Y si en la primera parte del libro, Francesco Pacifico (Roma, 1977) se encarga de delinear la psiquis del personaje y su entorno familiar, a partir del cambio de escenario geográfico el personaje cobra una dimensión inesperada para el lector. Hay algo bíblico en la metamorfosis del personaje. Su transformación en un ser nuevo coincide con el derrumbamiento de su antiguo sistema de creencias. Algo así como Sodoma y Gomorra pero a la inversa.
El autor, escudado en la voz de Piero, dinamita el territorio. Hay decenas de referencias musicales y literarias: Allen Ginsberg, Lennon, Dylan, Lou Reed hasta Philip Roth, Saul Bellow, Ovidio, Tolstoi y Gogol. Las reflexiones del protagonista sobre la religión –todas las religiones–, católicos, judíos (de ahí algunos de los autores citados), hasta ateos y agnósticos, pintan un mundo en el que todos están más preocupados por molestar al que tienen al lado que tratar de salvarse. Tal vez porque, como reflexiona el protagonista, ya no hay nada que salvar y esto que llamamos mundo se ha transformado en una parodia de la película Mad Max. Una desesperada carrera para huir hacía adelante dejando atrás los restos de la barbarie a la que alguna vez llamamos civilización.
La historia de mi pureza, de Francisco Pacifico. Editorial Salamandra, 285 págs., 2013. Distribuye Gussi.
Leonora, de Elena Poniatowska
Una vida ejemplar
Porque Poniatowska, premio Cervantes 2013, entre otros galardones, narra la vida de Leonora Carrington, pintora surrealista y sobre todo mujer libre. Rebelde desde su niñez, capaz de comunicarse con los animales y de amar; de ser libre y de sufrir. Porque en la vida de Leonora hubo sufrimiento. Su extremada sensibilidad más los horrores de la Segunda Guerra Mundial que nunca pudo asimilar ni superar hicieron que en varias ocasiones fuera internada en hospitales psiquiátricos. La narración en tercera persona de Poniatowska, de la que podríamos definir como ‘biografía novelada’, puede desglosarse en tres niveles o capas. El primero refiere a la pintora, su mundo interior, sus fantasmas y obsesiones, plasmadas en imágenes oníricas y surrealistas. En el segundo nivel se reconstruye una época fermental del México de Frida Kahlo y Diego Rivera. Y, por último, en el último se aborda su vida sentimental y las problemáticas relaciones de la pintora con su familia.
Pero Leonora también debe leerse como un retrato, un fresco, de un época, en el que desfilan personalidades del mundo artístico y sobre todo del movimiento surrealista. Los artista que aparecen lo hacen por serlo, pero Poniatowska muestra también su costado humano, con sus fortalezas y sus debilidades, sus lealtades y sus traiciones. Un mundo que Carrington consideraba como propio aunque sólo fuera porque en él estaba más a gusto sintiéndose diferente que en cualquier otro.
El embrión de Leonora puede rastrearse en un artículo escrito por Poniatowska para El País de Madrid a modo de homenaje, un día después de la muerte de la pintora y que compendia más de medio siglo de amistad y confidencias mutuas. No es la primera vez que la escritora mexicana aborda vidas ejemplares, dignas de ser perpetuadas en el papel. Lo hizo en Hasta no verte Jesús mío, novela editada en 1969, basada en una larga entrevista a la lavandera Josefina Bórquez; y en La noche de Tlatelolco (1971), acerca de la matanza de estudiantes, ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas.
Y como en esos títulos, la prosa elegante y precisa de Poniatowska deviene en un libro apasionante.
Leonora, de Elena Poniatowska. Editorial Seix Barral, 512 págs., 2013. Distribuye Planeta.
Las nieves del tiempo, de Marcelo Birmajer
Amores prohibidos
El protagonista acepta la invitación y es recibido por el pueblo como un visitante ilustre. Todos tienen su libro, lo veneran y hasta el intendente le ofrece un cargo en la Dirección del Cultura del municipio, con viáticos, sueldo y cabaña incluida. Borgosovo no lo puede creer. Del anonimato sempiterno en la gran Buenos Aires a convertirse en un respetado escritor en un pequeño pueblo. Pero nada es lo que parece ser. “Tengo la certeza de que aquí, como en todas partes, existe el Mal. Solo estoy aguardando que me revele su expresión”. Y el Mal, como señala el protagonista, aparece en la expresión menos pensada o antagónica. Pese a las advertencias del intendente, el escritor se enamora de Natacha, una veinteañera que junto con Ezequiel son los únicos jóvenes del pueblo. La muchacha es asesinada y el principal sospechoso es el escritor. Poco a poco el foco de la investigación empezará a iluminar zonas oscuras del nevado pueblo (colonia danesa antiguamente conocida como los Nordem), cuyos habitantes guardan secretos, entre ellos un amor prohibido entre un escenográfo y un actor de teatro en decadencia.
La trama pergeñada por Marcelo Birmajer (Buenos Aires, 1966) es interesante y cumple con los códigos del género policial. Hay un personaje (el escritor fracasado) envuelto en un asesinato en un localidad alejada, devenido en detective. Y que, como canta Gardel en el tango ‘Volver’, termina con el pelo totalmente plateado de tantas preocupaciones. Hay también una muchacha joven y hermosa – condición sine qua non de todo policial que se precie de tal– aspirante a actriz, que es brutalmente asesinada. Y una vuelta de tuerca que termina en Brasil. La prosa de Birmajer es ágil y el libro se disfruta. Acaso el punto a objetar sea el desenlace, demasiado cinematográfico.
De esta manera, el argentino, autor de Historias de hombres casados, El Club de las Necrológicas y Libro de emergencia, entre otros, y coautor del guion de la película El abrazo partido, dirigida por Daniel Burman, regresa a la novela policial, género que transitara con Un crimen secundario, editada en 1992.
Las nieves del tiempo, de Marcelo Birmajer. Editorial Alfaguara, 253 págs., 2014. Distribuye Alfaguara.