Por Melisa Machado.
Rocío Medina nació el 10 de junio de 2000 en Durazno, Uruguay. Se recibió como profesora de Literatura en 2021. Forma parte del colectivo La mujer, la palabra, creado en 2020 con el propósito de mostrar e investigar sobre poetas mujeres. Ha ganado en dos instancias el concurso literario Tomás de Mattos, organizado por la Intendencia de Tacuarembó, habiendo sido jurado en 2021. Además de la literatura, también se expresa a través de las artes plásticas.
¿Podrías definirte a vos misma?
Me cuesta mucho definirme, sobre todo porque muchas veces me autopercibo en relación a cómo otros me interpretan o cómo creo yo que me interpretan. Quisiera creer que mi rasgo principal es mi entrega a las cosas que amo.
¿Qué cualidad apreciás más en los demás?
En general aprecio el compañerismo pero también la soledad y el silencio. Es decir, aprecio la delimitación de espacios y situaciones, que la otra persona no se ofenda si deseo estar sola y que valore los momentos compartidos.
¿Dejarías de escribir? ¿Por qué?
Creo que nunca se puede dejar de escribir como actividad mental. Uno puede no escribir en el sentido estricto de la actividad realizada, pero creo que si se es escritor, se lo es hasta cuando no se escribe, porque es una forma de transitar la vida, pensarla y experimentarla. Todo el tiempo pienso en ideas, historias, imágenes, aunque muchas veces no las paso al papel. En ese sentido, creo que nunca podría dejar de escribir.
¿Qué esperás de tus amistades?
De mis amigos espero que me escuchen sin juzgarme, aunque cuente siempre lo mismo y siempre tenga los mismos problemas. También espero lo mismo de ellos, que nuestro vínculo se fortalezca en compartir lo que sea necesario, un espacio seguro libre de jueces. Quiero que quienes me escuchen llorar, lloren conmigo cuando lo deseen. No espero la compañía constante ni vernos todas las semanas, sí que el vínculo sea igual de tierno, cómodo y sincero a pesar del tiempo o las distancias.
Tu principal defecto psíquico y algo que te cueste aceptar de tu cuerpo.
Soy muy impaciente y no tengo perseverancia, eso hace que muchas veces no pueda concretar las cosas o que no pueda llevar a término proyectos o aprendizajes que me gustaría. Físicamente, no sé si es un defecto, pero es un rasgo que no me gusta ni un poco, son mis cachetes. Tengo muchos cachetes y siempre me han acomplejado.
¿Qué rama del arte admiras más? ¿Por qué?
La pintura. Siento que es inagotable. En casa encontré dos pinturas muy lindas: una de un plátano que se ve desde el balcón y otra de la guitarra de mi novio. Pensé que las había hecho él, así que las colgué en la sala. Luego descubrí que son pinturas de su exnovia, pero fue tanto el cariño que me generaron esas pinturas, por el desempeño artístico y por lo que lograba captar (además de que realmente me gustan) que las dejé allí y ahora las tengo arriba de lo que sería mi lugar de trabajo. Creo que si fuera cualquier otra cosa, las habría quitado, pero hice el esfuerzo de separar la obra del artista porque la obra era más fuerte.
¿Tu idea del amor?
Para mí, el amor está en la admiración mutua, no concibo un amor sin admiración. Mis relaciones amorosas y mis amistades se basan en eso. Hay muchas cosas del amor y de las relaciones interpersonales que no logro entenderlas y que me llevan a la frustración. Esa cosa del ideal romántico muchas veces me genera ruido porque sé que la vida no es así, pero a veces me gustaría.
¿Qué es lo peor que te pasó y lo peor que te puede pasar?
Le tengo un miedo terrible a la soledad y la pérdida de la cordura. No ser consciente de mi entorno y no poder tomar mis propias decisiones creo que es lo peor que me puede pasar.
Si tuvieras que elegir a un autor para convivir un tiempo, ¿a quién elegirías?
A Eduardo Darnauchans. Pasé toda mi adolescencia en Tacuarembó y de alguna manera siempre sentía su fantasma rondando por allí. Con mis amigas siempre decíamos que, de ser contemporáneos, él sería parte de nuestra barra. Cada vez que lo escucho es escuchar una voz amiga que cala en lo más hondo, que sabe lo que siento. Creo que podríamos llevarnos bien, porque yo ya me llevo bien con él.
¿En qué país, casa o situación desearías vivir, pasar una temporada o vacacionar?
Cualquier situación que involucre leer, sestear, cocinar y comer rico, sin ninguna otra preocupación. Si incluye playa, mejor.
Tu color favorito. Tu olor. Un sabor.
Me gusta mucho el amarillo maíz y el terracota. Me gusta el olor salado del mar. La cerveza cuando tengo ganas de tomarla y parece que llega por intravenosa.
¿Qué animal que te gustaría ser?
Un gato, creo que soy muy felina en mi forma de relacionarme con lo demás, un poco arisca. No me gustaría ser una medusa, siempre me dio lástima esa cosa que casi no es bicho, descerebrada e inerte.
¿Quiénes son tus autores favoritos en prosa? Los que te marcaron y lo que estás
leyendo ahora.
Me cuesta mucho identificar favoritos, en cualquier ámbito. Siento que es algo muy tajante y puedo cambiar de opinión más adelante. Lo último que leí en prosa y que me voló la cabeza es La primera enemiga de una chica es su madre, de Milagros Lagarejo. Fui a ese libro sabiendo que buscaba algo y lo encontré allí.
¿Cuáles son tus poetas favoritos?
Cristina Peri Rossi, si bien su prosa me gusta, su poesía me fascina. No he leído mucha poesía últimamente, me he dedicado más a la narrativa.
Un héroe o heroína de ficción que destacarías.
La última heroína de ficción que leí y me gustó mucho fue Rebeca Linke, de La mujer desnuda, de Armonía Somers.
¿Quién es tu músico favorito y por qué?
No sé si tengo un músico favorito, pero ya hace años una de las bandas que más escucho y admiro es La Tabaré. Siempre les descubro algo nuevo. Me fascinan sus letras, el humor ácido, la picardía, la teatralidad y las intertextualidades. Hace dos días que escucho en loop Mujeres del Honky Tonk.
¿Quién es tu pintor preferido?
De paisajes,William Turner. De personas, Egon Schiele.
¿Qué te gusta comer?
Me gustan mucho las verduras, especialmente al horno y bien condimentadas.
¿Qué hábito ajeno no soportás?
No soporto a quienes creen tener siempre la razón o tratan con desprecio a los demás.
¿Qué es lo que nunca harías?
No me conozco tanto como responder esto con certeza.
¿En qué momentos te ponés a escribir o por qué?
Suelo pensar mucho lo que quiero escribir. No digo “Voy a escribir tal y cual”, sino que
mi voz interna habla sola y se cuenta cosas mientras yo hago los mandados o cocino,
hasta que lo transcribo. Lo paso a la hoja y lo dejo registrado. A veces vuelvo sobre eso y me doy cuenta que tiene forma de algo y que debo trabajarlo. Ahí es cuando escribo a conciencia.
¿Escribís a mano, en computadora, en el celular, en cualquier lado?
Depende. Cuando es algo que necesito soltarlo, suele ser en el celular en un grupo de WhatsApp que tengo conmigo misma y se llama Cosa rosa. Si es algo que ya lo he pensado y me “siento a escribir”, lo hago en la computadora.
¿Qué virtud desearías poseer?
Hay muchas cosas que me gustaría ser: más confiada en mí misma y en lo que hago, más perseverante, más pasional, más organizada, más empática, ser elocuente. A pesar de eso, creo que algo bueno en mí es que siempre estoy preocupada por mejorar, aunque sea un poco.
¿Cuál es el estado más común de tu ánimo?
Soy muy apática y suelo estar en cierto estado de letargo. Hago lo mejor que puedo por vencerlo, pero siempre en algún momento del día aflora si se lo permito.
¿Qué defectos te inspiran mayor indulgencia?
La torpeza y la provocación excesiva. Los torpes me dan ternura. La gente que provoca y va de contra solo por molestar, me genera una cosa de picardía y complicidad que me gusta mucho, generalmente los alumnos que más me llevan la contra o le buscan el pelo al huevo de lo que digo son los que mejor me caen, aunque a veces me exasperan.
¿Tenés una frase o un libro al que recurras habitualmente cuando estás triste o confusa?
Cuando estoy triste leo en voz alta el poema ‘Llorar a lágrima viva’, de Oliverio Girondo, hasta que ya no puedo leerlo más porque hay que “llorarlo todo, pero llorarlo bien”.
Poesía de Rocío Medina
1 – La quema
El campo arde
porque lo arden los hombres
no hay bicho que vuele el campo
no hay bicho que coma el campo
porque los hombres lo arden
el horizonte ennegrece
dicen
que para que crezca más fuerte
más sano crecerá el campo
si lo quemamos todo
que nazca de nuevo
ese campo yermo
que ya no nos alimenta
que el dolor lo eduque
y que el fuego lo consuma todo
2
Soy la sierra
la quebrada
el monte
que se abre paso
Tallo la piedra con mis aguas claras
las atravieso
las desgasto
les dejo mi sinuosidad
rompo el pavimento
Soy la enramada torcida
el árbol que creció donde quiso
y llora en los madrugones
y cantan al amanecer
los tordos doloridos
en mis brazos
el pichón que se cayó medio muerto
3 – Cerrado por reforma
Tomar la base
el centro
el tuétano
la cosa misma
Extraer todos los humores
y la carne
guardarlos en un recipiente
dejar únicamente
el centro
el tuétano
Llenar las valijas de algo
y decir
adiós
Buscar una nueva casa
una nueva vida
cerrar todas las vidrieras por reformas
Tomar el centro
el tuétano
la cosa
y hacer de la cosa
la casa
una nueva casa
hecha a partir de tuétano
una nueva casa con nuevos humores
4
Con un facón me abriste el pecho
se me resquebrajaron las costillas
y descubriste mi interior.
Supiste que mi corazón no es más
que una achura abichada
y me dejaste así
abierta
para que me comieran los bichos y las moscas.
5
La herrumbrada es lo que queda ante tanta vida.
Herrumbran las mujeres, los hombres, los niños y los perros. Herrumbramos en la casa, en el ómnibus; mientras las tripas se nos caen por las veredas, enraizando venas en la ciudad.
La herrumbrada es la cascarita rojoamarronada de los que vagan por 18 de Julio, sea en Montevideo, sea en Tacuarembó, oxidándose por el agua que gotea desde los plátanos y se amontona en las ranuras de las baldosas.
Herrumbran los rostros de llanto. Herrumbran las gargantas de orgasmos.
Los bichos herrumbramos de alergia a tanta vida y nos descascaramos en versos.
Herrumbramos por los caminos, dejando el pelo, los dientes y las garras. La letra se nos herrumbra y el significado no existe. No hay poema pulido ni poesía inoxidable. La púa poética se clava y solo hay tétanos posible cuando no existe vacuna para la vida.