Por Gabriela Gómez.
El Hotel Hyatt Centric Montevideo inauguró una nueva exposición de Fabián Mendoza (Mercedes, 1966) con acceso libre y gratuito en el lobby de sus instalaciones. Su última exposición había sido en 2016, en Tractatus. Según cuenta el propio Mendoza, pinta muy lento y muy pocas piezas por año, aunque está continuamente experimentando en su taller, lo que lo vuelve un “pintor integral a tiempo completo”, como lo define Claudio del Pup, curador de la muestra junto con Sylvia Murninkas.
Con respecto a su definición como artista, Mendoza no se considera tal en el sentido grandilocuente con que muchas veces se utiliza el término: “Tengo una estima tan alta por el arte como expresión superior, que me da un poco de vergüenza considerarme artista. Hay algunas piezas y algunos trabajos míos que sí me complacen. Con lo que no estoy cómodo es con esto de vivir. Trato de darle un sentido a la vida a través de mi pintura”.
Mendoza, que tuvo la fortuna de encontrarse con quienes lo introdujeron en el mundo del arte en su propia ciudad, considera a los artistas Fernando Cabezudo y Jaime Parés como sus maestros no solo en lo plástico, sino en las enseñanzas de vida.
Bajo el acertado titular de Microcosmos imaginarios, como denominó Del Pup a la muestra, se exhibe una serie de cuadros con ciertos elementos que ya son característicos y reconocibles en la obra de Mendoza. Sus composiciones figurativas, con componentes oníricos, nos ubican en escenas donde los personajes parecen flotar en un espacio y tiempo indefinidos. Muchas veces estos paisajes parecen encerrar una narración infantil, como si la imaginación de un niño pudiera haber sido la creadora de semejantes mundos y colores fantásticos.
Estas figuras están rodeadas de seres, algunos de aspecto andrógino, muchos vistiendo todo tipo de sombreros, o portando cacerolas o un embudo, en otros casos; siempre con una mirada serena e interpelando pausadamente al espectador. En estos paisajes se encuentran diferentes elementos como un reloj de arena, chimeneas, engranajes, tuberías que sortean su espacio con jugadores de ajedrez, músicos, alquimistas, navegantes como un muestrario naíf, satírico en muchos casos. Respecto de estos “mundos” plasmados sobre fondos muchas veces de colores planos y donde la perspectiva y la luz está presente pero no de forma predominante, Mendoza opina: “Trato de inventarme mis mundos. [Mi pintura] tiene algo de una sátira a mí mismo, yo me río mucho de mí en algunos casos. Soy muy ácido conmigo mismo y utilizo mucho color para hacerlo más amable, ese el cuento que yo hago para soportar la vida. Me hago cuentos para transitar esto”.
Fabián Mendoza. Microcosmos imaginarios. Hotel Hyatt Centric Montevideo. Rambla República del Perú 1479.