El proyecto surgió de manera orgánica como un pasatiempo destinado a la fugaz ventana de las redes sociales. A partir del 2012 comenzó a sacar fotos de los cielos. Años más tarde, tras la recopilación y una delicada curaduría, Laura Abad encontró en este conjunto de imágenes un potencial cuerpo de obra.
Así es que con la misma motivación de observar los cielos y encontrar en ellos singularidades se propuso recorrer los cielos uruguayos esta vez no a través de su celular si no de una cámara.
La materia de esta artista es algo que a primera vista puede resultar cotidiano por su naturaleza permanente, pero ante la contemplación surgen nuevas dimensiones que hacen a cada cielo, minuto a minuto, una singularidad.
A través de la superposición de imágenes logra composiciones que perciben sutiles encuentros entre cielos de fuego y paisajes detenidos en la niebla. Tridimencionalidad, texturas vaporosas, colores hipnóticos y formas que insinúan hacen que su obra pueda ser leída en diversas capas.
Una propuesta cargada de nostalgia, delicadeza y belleza que no se agota en una única mirada sino que invita a encontrar en cada contemplación un nuevo detalle, una nueva aparición.