Un sello que celebra amistad.

Un sello postal puede parecer un gesto sencillo, casi cotidiano. Pero hay ocasiones en que una estampilla se convierte en símbolo: puente, memoria y proyección al mismo tiempo.
Así se vivió la presentación del sello conmemorativo por los 120 años de relaciones diplomáticas entre Uruguay y Panamá, un acto breve y significativo que reunió a autoridades y representantes de ambos países en el edificio central del Correo Uruguayo.

El encuentro tuvo lugar bajo la luz que cae desde la gran claraboya recientemente restaurada, un detalle que aportó cierta calidez solemne a la ceremonia. Allí, entre el movimiento habitual del histórico edificio y el respeto que inspiran estos hitos, se dieron unas pocas palabras, aplausos medidos y el gesto central: la presentación oficial del sello.

La embajadora de Panamá en Uruguay, María Gabriela Méndez Altamirano, junto con autoridades del Correo, subrayó el valor de esta emisión que celebra un camino compartido y abre puertas a futuros intercambios culturales, turísticos y económicos. En su tamaño mínimo, el sello concentra más de un siglo de diálogo y cooperación: dos países unidos por la historia y vinculados por la herencia afrodescendiente que hoy late a ambos lados del continente.

Y luego llegó el momento inesperadamente festivo: una cuerda de tambores irrumpió en el hall y el candombe llenó el espacio con su pulso profundo. La energía contagió al público y, sin protocolos rígidos, la embajadora se sumó al baile, celebrando entre sonrisas la cercanía de dos países y sus culturas.
La elección artística del sello encontró eco inmediato: Mama Vieja y Gramillero, La Reina y Juan de Dios, protagonistas de las tradiciones afro de Uruguay y Panamá, parecieron cobrar vida allí mismo, encarnados en la música y en la fuerza del ritmo que atravesó el hall. Un gesto espontáneo que dijo mucho: reconocimiento, alegría y, por qué no, agradecimiento compartido.

Cuando la instantaneidad predomina, un sello sigue recordando que algunos vínculos merecen celebrarse con presencia, con memoria y también con baile.

Texto: Mario Cattivelli | illev_uy / Imágenes: Cortesía Embajada de Panamá en Uruguay

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