Créditos fotográficos: Carlos Dossena
La Comedia Nacional estrenó su puesta en escena de la célebre obra “Yerma”, escrita por Federico García Lorca, el sábado 2 de junio. La representación ejecutada en el Teatro Solís se realizó bajo la dirección de Marisa Bentancur y contó con la presencia escénica de un sinnúmero de actores, al igual que de un distinguido par de músicos.
Dicha pieza del dramaturgo español, materializada por primera vez en 1934, relata la agonía y desesperación de una mujer incapaz de alcanzar su máximo deseo; la maternidad. Consecuentemente, la trama acompaña a Yerma en su desolación e ilustra las consecuencias que se generan en base a su carencia. Por su parte, el elenco que encarnó a los personajes se vio integrado por Lucía Sommer, Florencia Zabaleta, Roxana Blanco, Isabel Legarra, Fabricio Galbiati, Diego Arbelo, Andrés Papaleo, Fernando Dianesi, Juancho Saraví y Pablo Varrahilón. Sin embargo, desde mi punto de vista, las grandes estrellas fueron los músicos en vivo; Juanita Fernández y Gonzalo Franco, quienes lograron que los espectadores se empaparan con su ola arrolladora y cautivadora de ambiente andaluz. La incorporación de estos músicos fue la única adhesión a la obra por parte de Bentancur y, desde mi punto de vista, ha sido de las mejores decisiones tomadas por La Comedia en los últimos tiempos.
En consecuencia, fue una versión inmensamente interactiva en la medida en que consiguió que la audiencia se trasladara al espacio de la misma de una forma inigualable y memorable.
Conversación con Marisa Bentancur, directora de esta puesta en escena:
– ¿Cómo cree que la obra se relaciona con la actualidad? Apela, sin duda, a un sinnúmero de mujeres que – por diversos motivos – no logran alcanzar la maternidad pero creo que, simultáneamente, se ven interpeladas aquellas que deciden no serlo. Estas últimas sí se verían desligadas de la angustia de Yerma pero, para muchas miradas ajenas, seguirán siendo reducidas a la etiqueta de “Esa mujer que no es mamá”.
– Sí, yo creo en la vigencia absoluta de la pieza. Creo que, como vos decís en la pregunta, hay mujeres hoy que su necesidad es ser madre pero, dentro de la pieza, también se muestran varios personajes. Se muestra aquella que dice; “A mí me quieren hacer madre y mi madre me pone un ungüento dentro” y “Vamos a ir a pedir a la virgen de no sé donde para tener hijos. Ella pedirá, yo no. Yo quiero otra cosa”. También, yo creo que se muestran los matices, entonces eso me parece que le da la vigencia. Pienso que hay un pre-concepto que en nuestros entornos no existe; tenemos entornos privilegiados. No es real que en todos los lugares sea así. Ser madre, en algunos contextos, le da razón a la mujer; es terrible, yo no acuno esa esperanza para nosotras. Deseo que hayan mujeres que tengan hijos porque quieren tenerlos y no ser forzadas por la situación, por la necesidad, por la religión o por el marco en el que viven. Es decir, yo soy una mujer, en ese sentido, absolutamente abierta y creo que la obra no pretende cercenar la libertad de quien no quiere tener hijos, sino contar esta situación de esta mujer. Yo, por lo menos, imagino muchas cosas. Para mí, Yerma puede ser una mujer; ¿Y si fuera un hombre? ¿Por qué no? ¿Qué pasaría? ¿Cómo lo juzgaríamos? ¿Qué otras preguntas nos haríamos si fuera un hombre? ¿Si fuera una sociedad? ¿Una sociedad enquistada con qué, reducida por quién? Por la política y por el sistema que hace que una sociedad quede castrada en sus pensamientos. Yo la veo con millones de símbolos a la pieza, como que cada elemento escénico y cada elemento que se habla, también, es un símbolo. Podes decidir leerlo de una manera lineal y está buenísimo y salís con un material, pero si cada elemento vos decís; “Esto se puso por otra cosa”. “¿Acá por qué aparecen estas tres flores?” “Este útero allá atrás se va diluyendo; ¿es obvio?” Y bueno, no se pretende ser obvio, porque se trabajó, se trabajó, se trabajó desde el mantón, desde la textura de los gitanos hasta llegar a esa síntesis que cuando Claudia Sánchez la mostró; “¡Es eso, Claudia!”, dijimos todos. Porque Claudia trabajaba, iba con la computadora, generaba imágenes; hasta que se llegó a eso y fue perfecto pero porque también simboliza muchas cosas, puede ser el mantón, puede ser una energía, porque se habla de las rosas, de una energía de vida y una energía que se va apagando también.
– De todas formas, no dejo de pensar en los casos contrarios donde es el hombre quien desea el hijo pero no la mujer. Han habido casos en nuestro país, en lo que concierne a este tema, que han generado altercados y siento que en estas circunstancias el foco se desvirtúa y los juicios de valor se modifican.
– Totalmente, si y el tema es sentarse a poder realmente visualizar que esto le pase a un hombre. [Sobre el caso que sucedió en nuestro país] Si, es una situación compleja y yo creo que dificilísima de resolver hoy. Me parece que son todas preguntas que vale la pena poner arriba de la mesa para reflexionar y decir, bueno, ¿por qué? Bueno, está en el cuerpo de la mujer, el hombre quiere tenerlo, ella no. ¿Existe una posibilidad intermedia? ¿Puede haber, en realidad, un uso de la mujer en este sentido o un abuso en función de que es su cuerpo? Claro, la situación puntual del año pasado capaz que no nos permite ser más amplios; sería ideal que fuera una pareja establecida y vos decís, bueno, el hombre quiere tener hijos y la mujer no. Por algo no se presentan desde ese lugar, en general hoy por hoy es como mucho más charlable con el otro y esa hipótesis me parece difícil de contestar si no tenes algunos ejemplos o algún otro material para responderlo porque me parece una pregunta difícil. ¿Vos sabes lo que pienso? Si en lugar de “Yerma” fuera “Yermo”, en un gran período se hubiera aceptado mucho más el final; el protagonista sería un héroe. Y yo no sé si Yerma queda como una heroína de su situación, ¿entendés? ¿Vos cómo la vivís?
– Yo creo que en ninguno de los dos casos sería heroico porque no justificaría el asesinato.
– Claro, el punto está en como vive una pareja la traición, esta Yerma o este Yermo; esta persona que se casó para concebir. Su objetivo, su deseo máximo, no es como vos las Letras como yo el Teatro; no. Su deseo era concebir y cuando compartís el deseo con el otro y el otro nunca te dice que no, sigue estimulándote a que eso puede llegar a ser y de pronto pasan siete años y descubrís que en realidad la pareja con la que estás nunca tuvo interés en tener hijos, fuiste la única, entonces hay algo de traición implícita. Yo no digo que él, menos Juan que tiene una nobleza osca pero una nobleza, hubiera querido manipularla pero creía que lo lógico era eso y sino era el amor por ella lo que valía la pena, el estar juntos y el vivir y para ella; eso era inexplicable porque era su razón.
– Igual, opino que a Yerma se le fue de las manos; no tendría que haber terminado de esa manera. Idealmente tendría que haber sido, como punto máximo, una separación.
– Es cierto. En esa época perdías la honradez total si dejabas a tu marido. Bueno, en este caso, seguramente era su pena de muerte; se aseguraba también su muerte haciendo esto, la muerte de su hijo ni que hablar porque ella nunca más iba a estar con otro hombre.
– Para los ojos de la sociedad, yo creo que igual hubiera perdido la honradez al no tener hijos así que, entre perder la honradez por no tener hijos o por separarse; más vale separarse. Tal vez lo estoy analizando con una mirada muy anacrónica pero sin duda que el asesinato no era una opción.
– Ni que hablar que la violencia en cualquier formato yo la repudio. Creo que ella fue violentada también. Lo único que digo es que acá hay dos violencias; una violencia física concreta y una violencia social e intra-familiar tremenda. Estamos en dos extremos, esta mujer está en una situación límite, me parece que ahí está el punto. ¿Qué decisiones tomamos cuando estamos en situaciones límite? Y, seguramente, no tomemos las correctas. Seguramente, un ser humano puesto en situación límite, límite real, no a medio pelo, no sabemos que es capaz de hacer. Porque hemos visto gente, por supuesto que vemos gente terrible, pero hemos visto padres de familia, madres de familia que terminan, no sé, asesinando a su esposo porque, nada, le pegan, una dos, tres veces, cinco, diez, cuando le empiezan a pegar a sus hijos dicen; “Hasta acá llegaron” o las violan, no sé; ¿entendés? Pensando en esos otros espacios que no siempre son contextos de pobreza. Son situaciones donde el poder, el sistema se impone al ser humano, donde no se escuchan otras campanas, me parece.
– De todas maneras, en cualquiera de las posibilidades que hubiera tomado Yerma, y con la que tomó, iba a ser rechazada por la sociedad. No tomó una buena decisión considerando que todas conducían al repudio.
– Estamos de acuerdo, totalmente, cualquier posición. Es súper preciso porque si hubiera ido con Victor, hubiera sido una mujer realmente marcada, si se hubiera ido con el hijo que le ofrecía la mujer pagana que le dijo, “Mi hijo está acá a la vuelta, venite porque vos sos una enorme hembra” y, bueno,…
– Y si se hubiera quedado con Juan, no hubiera tenido hijos y también hubiera sido medianamente repudiada y sin duda que no tomó una buena decisión. Yo creo que, de todas formas, las otras salidas, moralmente, hubieran tenido, bueno, no con la misma fuerza pero hubiera sido aislada de la sociedad, de todas maneras.
– Y acá demos otro giro a pensar que es una ficción; es decir, es un drama que al estar en escena necesita exponencialmente ser, muchas veces, extremo. Capaz que si Lorca hubiera terminado esta obra ellos juntos ni hubiera tenido el impacto que tuvo a través del tiempo. Shakespeare en “Hamlet” termina matando a todos, todos terminan muertos y nadie se cuestiona. Es muy loco, ¿no? Cuando las muertes son épicas o son tantas que ya no las podes contar, como pasa con “Hamlet”, nadie cuestiona todas las muertes del final. Muere todo el mundo y no, porque Hamlet y el ser o no ser, y te concentrás en eso. Acá, una mujer mata a un hombre y el núcleo es esa muerte. Claro, salvando las distancias, pero pensando en como tomamos la muerte, como tomamos que alguien mate a alguien. ¿Qué pasa cuando es uno hacia otro? ¿Qué pasa cuando es un colectivo? Como cuando son muchos, deja de tener importancia y nos ocupamos de otra cosa. Pero hay algo extraño con el tema de la muerte porque todo el mundo me lo pregunta, también. Lo intercambiamos con todas las personas que charlamos. La muerte, ese final; pienso que tiene que ver porque es cuerpo a cuerpo, porque es de una mujer a un hombre porque, por supuesto, a nivel moral el matar a alguien es absolutamente condenable y a su vez nadie quiere ponerse en una piel que te ponga en un extremo tan límite.
– Durante el estreno de “La Cumparsita” – recientemente – sucedió algo lamentable y funesto. Cuando se mostraba a una mujer siendo agredida por un hombre, los espectadores – naturalmente – se indignaban. Pero cuando sucedía el caso contrario, donde era la mujer quien violentaba al hombre, se escucharon no solo risas sino, también, exclamaciones de celebración por parte del público, lo cual me consternó. Yerma, por su parte, no se libera de la violencia en su argumento. ¿Qué opina sobre todo esto?
– Me parece terrible como somos a veces, como nos miramos a nosotros mismos, ¿verdad? Porque el discurso lo tenemos clarísimo; la violencia a las mujeres; no y a los hombres; no. Ahora, la ejercemos igual y si no la ejercemos directamente como se ejerce la violencia, en el 95% la violencia del hombre hacia la mujer, pasa bueno, esto que tú viviste. Que el público se pueda llegar a reír porque una mujer le pegue a un hombre; ¿qué? ¿Cambiamos los paradigmas ahora? ¿Sí nos podemos reír de esta traspolación de roles? Es un disparate porque es lo mismo que nos riéramos de un niño que le tira un balazo a un padre. A ver, quisiera ser lo más cuidadosa en este sentido porque me lo dijiste y me impresioné y después, bueno, ¿qué proceso tenemos como sociedad y como persona para llegar al término medio? No digo el justo, porque no sé donde está la justicia. Sé que no es ni una cosa ni la otra; ni golpear al hombre ni golpear a la mujer: no golpeemos. No sabía que había sucedido de esta manera y me parece que un sociólogo de verdad lo tiene que tratar pero intuyo que tiene que ver con un proceso social donde no sabemos donde colocarnos, quizás, y decimos; “Ta, tenemos clarísimo que el hombre no le puede pegar a la mujer, no puede” y, ¿ahora nos vemos representados, de pronto, por mujeres que le pegan a hombres? Y capaz que algunos de la sociedad precisan esa catarsis para después llegar a un razonamiento lógico porque yo estoy segura de que deben haber salido pensando; “No, esto no es así”. Bueno, no sé, porque es bastante impactante. Yo creo que es un fenómeno sociológico y debe tener que ver con un proceso. Las sociedades, me parece, funcionan de una manera casi incompresible para nosotros porque vos decís, bueno, vivimos en nuestros núcleos, intentamos ir a otros sitios pero, ¿conocemos lo que le pasa a la gente en general sobre estos temas? ¿Se reflexiona sobre estos temas o es blanco o negro? Y así me siento más tranquilo porque el intermedio, los grises, son peligrosos porque no se donde me dejan; pero no es blanco y negro. Hay que transitar los grises hasta encontrarnos con el lugar donde respetemos a la mujer y respetemos al hombre; al lugar donde nos respetemos.