La mentira como coraza
Por Diego Faraone
Las comedias en el cine uruguayo no son muy abundantes, pero que las hay, las hay. Desde la iniciática Una forma de bailar, pasando por la luminosa Miss Tacuarembó, la cáustica Flacas vacas, la lisérgica y desquiciada Relocos y repasados y el documental ficcionado Manual del macho alfa, Uruguay cuenta con un más que digno historial en la materia. Incluso en películas más serias, como las de Álvaro Brechner (Mal día para pescar, Mr Kaplan) o de la dupla Stoll-Rebella (25 watts y Whisky), el humor se presenta de forma sutil pero casi constante, y eso por no hablar del cine under y bizarro que tan bien ha cultivado Mervel Films (bajo la dirección de Diego Melo) o de los compañeros de camada Maximiliano Contenti, Manuel Facal, Pablo Praíno y Guillermo Kloetzer (estudiaron juntos en la Escuela de Cine del Uruguay), quienes han sabido dar cortometrajes y hasta algunos largos desternillantes.
Pero también es cierto que los largometrajes nombrados tienen sus costados dramáticos; trasfondos de gravedad que permiten que se cuele, intermitentemente, la tristeza. Es así que Las toninas van al este puede presentarse como una comedia, pero es de las que en su planteo contrabandea en el registro ciertas cuestiones profundas, graves e inherentes a los seres humanos.
La protagonista (Verónica Perrotta) viaja a Punta del Este a visitar a su padre (Jorge Denevi), una vieja estrella del jet-set, hoy en decadencia. Pero lo que podría parecer un viaje de placer dista bastante de serlo: su padre no sólo no da muestras de estar contento de verla, sino que lo primero que hace es echarla de su casa. El conflicto queda planteado así desde un comienzo, lo que lleva a pensar que la relación entre ellos es históricamente ríspida. Según avanza la película, iremos sumando elementos para comprender mejor la naturaleza del vínculo y cómo influyó en él la homosexualidad (antes presumiblemente tapada) del padre, así como ese perfil fabulador que presenta y que su hija parecería haber heredado. Desde el guion se presenta entonces
La película es dirigida y guionada en conjunto por Verónica Perrotta y Gonzalo Delgado (quien también se desempeña notablemente en un pequeño papel). Ambas son figuras ineludibles del cine nacional; Perrotta, actriz de teatro y de cine, dramaturga y cineasta, actuó en La espera, Whisky, Acné, Una noche sin luna y Flacas vacas, y escribió el brillante guion de esta última. Delgado fue también coguionista en películas del calibre de 25 watts, Whisky, La vida útil, 3 y El apóstata, así como director de arte en tantas otras. Las toninas van al este también cuenta con las sólidas aunque breves interpretaciones de César Troncoso y Fernando Amaral.
Lo único que puede chirriar un poco en esta película es cierta tendencia, en las interpretaciones de Denevi y Perrotta, a las subidas de tono en los diálogos, como si de a ratos estuviesen en un registro más teatral que cinematográfico, o como si proyectaran su voz para una audiencia. Por fuera del detalle, Las toninas van al este es una película inteligente y distinta, que se presta para muchas posibles lecturas y que permanece junto al espectador.
Director: Verónica Perrotta y Gonzalo Delgado.
Guion: Verónica Perrotta y Gonzalo Delgado.
Elenco: Jorge Denevi, Verónica Perrotta, Gonzalo Delgado, César Troncoso.
Duración: 83 minutos.
País: Uruguay / Argentina /Alemania.
Año: 2016.