El hombre más fuerte del universo
Antonio Osta transita por Cardona con el trofeo que ganó en Rusia en aquel certamen de fisicoculturismo. Ese día, noviembre de 2006, fue el indiscutido campeón del mundo, el superhombre bueno, protector de sus vecinos y de toda la humanidad, un alma más allá de su cuerpo. En las centelleantes imágenes que devuelven las capturas de video, parece que sus músculos de hierro no habrán de doblegarse jamás, como los de un dios del Olimpo o de un personaje cinematográfico, músculos a los que el tiempo nunca podrá envejecer. Tal vez ese día, Antonio Osta, en plena gloria, creyó vencer a la muerte, y sin dudas rozó, con la curtida yema de sus dedos, el borde de la eternidad. Pero no. Lo que uno cree no es lo que el destino le tiene reservado. Una afección renal, producto de su actividad o genética, le impidió presentarse a concursar por el título de Mister Olympia y lo alejó de la competencia para siempre. Le quedó la sensación de haber vivido más de una vida en muy poco tiempo, aunque su vida fuera una sola, una vida que intentó tener sus propias reglas y sostener sus propias convicciones.
El tiempo de vivir es insondable. Es ese gran misterio que nos enfrenta cara a cara, al límite con el más allá de todo lo conocido. Entonces, si nos vamos a morir, no nos queda más que hacer balance. ¿Qué fue Antonio Osta además de campeón del mundo? Pianista autodidacta, actor en la película Clever (donde su personaje secundario supo ganar protagonismo a partir de esa mirada cargada de ternura), novio o marido, padre. Para Juanjo, su hijo, y más allá de las agarradas lógicas que un padre y un hijo puedan tener (porque un padre nunca deja de ser hijo del todo, porque un hijo se entrena todo el tiempo para ser padre), Antonio es verdaderamente un campeón. Esta película lo deja en claro, y es quizá el legado más importante que un padre pueda dejarle a un hijo: permitir la observación de la propia vida por terceros es para hombres muy valientes, y serlo, además, es mostrar la transparencia de nuestras contradicciones a flor de piel. Esto es El campeón del mundo, el documental sobre un ser humano que no se esconde cuando es preciso ser hombre.