Julieta
Almodóvar recargado
Han pasado 36 años desde que Pedro Almodóvar estrenó su primer largometraje, pero al menos 28 desde que su cine comenzó a ser un éxito de gran reconocimiento internacional. Si bien en un comienzo se lo conocía como un gran provocador, dispuesto a hablar desde la gran pantalla de diversidad y de todas las perversiones sexuales habidas y por haber, también había demostrado ser un gran conocedor de las herramientas audiovisuales y del lenguaje cinematográfico. Y es que, además de ser un transgresor con todas las de la ley, el cineasta manchego también fue siempre un gran cinéfilo que homenajeaba al cine que lo formó sabiendo al mismo tiempo reformularlo para expresarse con estilo propio. Si bien Mujeres al borde de un ataque de nervios, Tacones lejanos y Kika ya eran películas notables, fue más adelante, con obras del calibre de Carne trémula, Todo sobre mi madre y Hable con ella, que la maestría del realizador se volvió incontestable.
Julieta es la más reciente obra del cineasta y una refinada muestra de su talento, de su capacidad para transmitir emociones y de contar una historia profunda, colmada de significado. Un buen día, la cincuentona protagonista (Emma Suárez) se encuentra casualmente con una chica mucho más joven que ella. Por la sorpresa y la reacción de ambas, es notorio que hace tiempo que no se veían y todo parecería indicar que las une cierta complicidad y un pasado en común, cuando menos tormentoso. En breves minutos Almodóvar deja planteada una escena desconcertante, porque un suceso aparentemente trivial se convierte en algo profundamente perturbador: el impacto del encuentro es suficientemente poderoso como para descolocar a la protagonista y llevarla a que deje a su pareja (Darío Grandinetti) y cancele su mudanza a Portugal para quedarse en Madrid. Así, empieza a pesar en el espectador un cúmulo de incógnitas que suponen el principal motor y enigma de la película. A partir de allí comienza un gran flashback que retrotrae a los años ochenta y a la juventud de Julieta, interpretada entonces por la fenomenal Adriana Ugarte.
Si bien la primera mitad del metraje se vale de los recursos para generar suspenso propios del thriller y recuerda sobre todo al cine de Alfred Hitchcock por el notable trazado psicológico de los personajes, en su segunda mitad el planteo se orienta hacia el más puro melodrama, rememorando los inolvidables clásicos de Douglas Sirk. La puesta en escena es una delicadeza: tanto los colores en los decorados y en los objetos como una sucesión inagotable de detalles visuales y sonoros son precisados al milímetro, con lo que se logra una atmósfera envolvente. Pero además, el elenco en su totalidad se desenvuelve con una credibilidad sobresaliente, lo que recuerda que Almodóvar es uno de los grandes directores de actores de nuestros tiempos.
Julieta es una historia sobre la culpa, sobre los traumas heredados, sobre el estancamiento y la depresión, así como sobre la capacidad del ser humano para rehacerse y recuperarse pese a las grandes adversidades que impone la vida. También es un cine poderoso, profundamente emotivo, y un Almodóvar de los mejores.
Director: Pedro Almodóvar.
Guion: Pedro Almodóvar.
Elenco: Emma Suárez, Adriana Ugarte, Rossy de Palma, Michelle Jenner, Darío Grandinetti.
Duración: 96 minutos.
País: España.
Año: 2016.