Por Gabriela Gómez Téliz.
Quien ve por primera vez una instalación de la artista Mercedes González no puede más que sorprenderse, en primera instancia, por las proporciones de sus representaciones, por el gran trabajo que esto implica, por las ideas que resume; para luego integrarse a la obra, a la que nos sumamos como fugaces cómplices de una gran obra de teatro. En su reciente obra, La causa del viento, instalación que se puede apreciar en la sala Federico Sáez del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, nos encontramos con una mariposa en cerámica, de grandes proporciones, despojada de sus llamativos colores y sobrevolando una gran cantidad de hojas. La fragilidad de la mariposa y la referencia a la naturaleza, su delicadeza y sus imprevisibles reglas, están representadas de una forma que impactan en el espectador por sus contradicciones en los colores y tamaños. Según cuenta la artista: “En general se representa a la mariposa que aletea sobre un espejo de aguas, pero yo fui un paso más allá y quise representar a todos los humanos afectados por ese aleteo. Una modificación en una situación absolutamente estática genera ondas expansivas hasta el infinito. Así pasó cuando supimos que había casos de covid en China, nunca creímos que llegarían hasta nuestro entorno y, sin embargo, llegaron. Cada hoja representa a cada uno de nosotros, todos únicos y diferentes pero todos afectados por la onda del aleteo de la mariposa”.
La inspiración para este trabajo fue la relación que encontró entre la teoría del caos, el llamado “efecto mariposa” y la pandemia. “Esa imagen de la mariposa que con su aleteo generó ondas hasta el infinito me resultó muy interesante y muy gráfica”, aunque, según cuenta “tampoco quisiera que esta instalación se relacionara únicamente con la pandemia, [ya que] todos los cambios, políticos, sociales, económicos, culturales, o del tipo que sean, comienzan con un pequeño gesto, con un cambio, un grito que luego se va retransmitiendo. De esto se trata la causa del viento, “ese viento que arremolina las hojas y provoca el cambio”. Esta obra le llevó más de un año de trabajo y se comprende, porque la mariposa tiene unas trescientas escamas incoloras y en el piso hay dos mil hojas, todas pintadas, todas diferentes y también hechas a mano por la artista. En el caso de esta instalación, que se puede visitar hasta el 19 de setiembre, se propone una actividad interactiva invitando al público para que el día que se desarme, todo el que quiera pueda ir a retirar una hoja y llevársela, “participando de esta onda expansiva”. Según González, “de ese modo el movimiento continúa y el viento habrá llevado a la casa de cada uno de los que se acercaron a la obra una parte de ella”.
La causa del viento
Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Sala Federico Sáez. Rincón 575.