El ser y la nada
Una fina sensibilidad define las imágenes de Ernesto Vila, imágenes que se componen de indicios de imágenes, de restos, de residuos de la memoria social, que no obstante se recomponen a sí mismas, a pesar de la fragilidad de los medios con que están hechas, con la obstinada pretensión de no dejarse arrastrar hacia lo ignoto, hacia el perfecto olvido. A pesar de su nihilismo, Vila define muy positivamente su postura plástica, define con perfección el recorte, el contorno, el vacío que en definitiva no lo es porque en realidad es una huella. Las huellas son la memoria física de los objetos físicos que las crearon. Cuando Ernesto Vila recuerda, sus papeles se tornan memoriosos trozos de una existencia que recoge experiencias simples, cotidianas y populares, que se presentan como livianas burbujas de jabón, mágicamente tornasoladas, seductoras por su vida tan efímera.
Ernesto Vila no es simplemente un “cronista visual”, como se define –y con perdón discrepamos–, es mucho más que eso, dado que se involucra en tal visualidad, al punto de conducirnos hacia el propio despeñadero de la ilusión. El observador debe necesariamente colaborar con la tarea de Vila al rescate de los íconos de la cultura uruguaya. El ícono se hace símbolo y el símbolo exige de una atención privilegiada, porque su mensaje no es explícito. Al mismo tiempo es ambiguo y continuamente roza con los fantasmas de la desaparición o eventualmente, de la muerte.
El olvido fortalece la muerte y la memoria fortalece la vida. Es así que Ernesto Vila, con su obra tierna como los brotes, define un cauce de savia nueva que se sobrepone a las cenizas del dolor que él –como muchos otros– supo transformar en alegría, no sin una inteligente nostalgia.
Últimamente el artista se ha dejado llevar por el mundo espiritual de la abstracción y si bien el ícono persiste, en tanto residuo o recorte, sus papeles, entintados a mano, juguetean en un mundo mucho más abstracto, semejantes a las aves que se pierden en el horizonte, iluminadas por los últimos rayos del poniente. Su obra, que contiene cierto hieratismo que le confiere la seriedad que obedece al legado de la estructura, es índice de un pensamiento claro y un concepto preciso sobre la proyección del arte como disparador de emociones, como sutil instrumento de comunicación y de expresión. No en vano Ernesto Vila es un artista de la talla que es.
Muestra: sin título.
Artista: Ernesto Vila
Lugar: Soa Art Café. Constituyente 2046.
Fecha: inaugurada el 14 de marzo 2014.