En la sala mayor del Museo Nacional de Artes Visuales, dedicada desde hace unos años a exponer artistas contemporáneos nacionales vivos, se pudo ver en noviembre la muestra Equilibrios, de Andrea Finkelstein, conformada por una serie de obras de gran formato, donde la predominancia de sutiles grafismos sobre fondo blanco alternados por algunos toques de color, pareciera que pretenden sumergir al espectador en un clima abstracto, aparentemente pacífico, donde sin embargo algo disruptivo parece a punto de alterar aquello que pretende ir en busca de un cierto equilibrio.
Como escribe Manuel Neves, Finkelstein continúa con su búsqueda de “vehiculizar a nivel narrativo relaciones de oposición: vulnerabilidad y agresividad, individualismo y anonimato […] cercanías y lejanías […] trauma y felicidad”. Una búsqueda de integración de los opuestos que se encuentra tanto en la filosofía oriental como en la occidental.