Por Gabriela Gómez.
En la sala de exposiciones ubicada en el subsuelo del Edificio Artigas, bajo la curaduría de Roxana Pallotta, se encuentra una muestra que nos vuelve a sorprender por el resultado de un trabajo de recolección de obras del artista plástico Manuel Pailós (Galicia, 1914-Montevideo, 2004), quien fuera alumno del Taller Torres García y que continuó dictando clases en el taller luego de la muerte del maestro hasta 1967, año de su cierre.
Pailós se unió al taller en 1943 y tomó clases con Torres hasta su fallecimiento en 1949. Muchos de los alumnos que lo sobrevivieron, como Augusto y Horacio Torres, José Gurvich, Gonzalo Fonseca o Julio Uruguay Alpuy, formaron sus propios talleres y luego se establecieron en el extranjero, pero Pailós y Francisco Mattos permanecieron en Montevideo, conservando la impronta del constructivismo, presente en muchos de sus trabajos y adaptando su enseñanza a nuevas interpretaciones plásticas.
En este caso se exponen 38 obras de Pailós, reunidas a partir de varias colecciones privadas, entre las que encontramos piezas que corresponden, principalmente, a los años entre 1980 y 1990. La muestra cuenta con óleos, trabajos sobre fibra, repujados en chapa, esculturas en bronce y ensambles en madera, en los que el artista despliega la simbología característica del constructivismo. En otras de sus pinturas, logra desviarse de los mandatos simbolistas, yendo hacia las líneas más curvas, por ejemplo, retratando voluptuosas figuras femeninas al borde del agua, o en otros casos integrando la técnica de la encáustica, que se caracteriza por usar cera en la base del cuadro, procedimiento que permite que se aglutinen los colores otorgándole tonos grisáceos a la imagen.
En algunos cuadros sorprende el uso de colores estridentes o trabajos en los que el color naranja sobresale en cuadros de aspecto más naif, un barco con aspecto humano que parece mirar con asombro desde su grandilocuencia lo que ocurre a su alrededor, siempre en diálogo con algunos de los símbolos que remiten a su escuela.
La muestra, que ha sido denominada El espíritu surrealista en el Taller Torres García, toma esta idea de un texto de la crítica de arte María Luis Torrens, quien en 1979 realizó una clasificación de pintores uruguayos en la publicación 12 pintores nacionales, en la que separa a los artistas por las influencias estéticas o estilos y a Manuel Pailós le toca el capítulo del surrealismo ya que, según las palabras de Torrens: “El surrealismo se instaura con carácter de movimiento masivo, en la plástica nacional, a partir de comienzos del presente decenio. La implantación del enfoque surrealista en nuestra pintura implica la evasión de un entorno inquietante, que lesiona la sensibilidad exacerbada del creador. Con la perspectiva necesaria descubrimos, no sin cierto asombro, que se levanta como precursor de esta corriente pictórica en Uruguay Joaquín Torres García…. La serie de cuadros Constructivos del maestro, que incluía dentro de las estructuras ortogonales objetos, desde los cósmicos como el sol, a los mecánicos como el reloj, pasando por los objetos de valor artesanal como la tabla de picar carne o la escalera de madera, deja planteado el clima que buscaban los surrealistas al reunir elementos sin la menor conexión aparente. Tal fenómeno arroja nueva luz sobre la gigantesca personalidad de Joaquín Torres García, a quien la mayoría, a nivel nacional e internacional, ha mirado, desde su muerte, como alguien que se encargó de bloquear el desarrollo del arte uruguayo”.
Manuel Pailós. El espíritu surrealista en el Taller Torres García. Edificio Artigas, Rincón 487, subsuelo. De lunes a viernes de 12 a 17 horas. Entrada gratuita.