Número Cero, de Umberto Eco
Paren las rotativas
Por Nelson Díaz
Si buceamos en la múltiple producción literaria del filósofo y experto en semiótica Umberto Eco (Alessandria, 1932), uno de sus temas recurrentes ha sido la comunicación y los medios de prensa. Es sabido, de hecho lo hace explícito cada vez que tiene oportunidad, que los periodistas no gozan de su simpatía, por lo que cada vez que accede a una entrevista lo hace a regañadientes. Su ‘lista de desagrado’ –por llamarla de alguna manera– incluye la manipulación de la información, la falta de rigurosidad y la opinión banal, sin conocimiento, sobre temas que, a su juicio, deberían tratarse de manera más profunda.
Y es evidente que el tema de los medios de prensa continúa causándole cierto escozor al autor de El nombre de la rosa y El péndulo de Foucault. Tan es así, que su séptima novela, Número Cero, tiene como protagonista a un grupo de periodistas, convocados por un empresario, para publicar un diario –llamado Domani– con un fin espurio: presionar y chantajear al poder con la información recopilada.
Sospecho que Eco enfrentó su obsesión sobre el tema a una disyuntiva pragmática: escribir un ensayo (que quedaría acotado a la población académica) o ficcionalizarlo y escribir una novela que le aseguraría una llegada masiva a los lectores. Triunfó la segunda. La trama está situada en 1992, Colonna –así se llama el protagonista– tiene cincuenta años y ha sobrevivido la mayoría de ellos a salto de mata como documentalista. Para colmo, su mujer no pierde oportunidad de recordarle que es un perdedor de tiempo completo. Ofuscado y deprimido, recibe una propuesta de Simei, un oscuro personaje que quiere poner en circulación un diario. Colonna, junto con otros cinco periodistas acepta el desafío, y concurre a la primera reunión para ultimar detalles del proyecto periodístico.
En realidad, de proyecto periodístico tiene poco, porque casi desde el vamos Simei deja en claro que no le interesa informar a la ciudadanía y, mucho menos, la búsqueda de la verdad de los hechos. Lo único que le interesa es chantajear a la clase política y a los empresarios en beneficio propio, aunque todo sea una mentira. Para eso comienza con la idea de un artículo que ‘retoque’ de manera sustancial la historia de Italia. Por ejemplo, especulando sobre la posibilidad que Mussolini no hubiera sido asesinado por los partisanos al final de la II Guerra Mundial. Para ello, luego de una descripción de las últimas horas del dictador fascista y de su amante y allegados, uno de los personajes fabula sobre un posible doble que muriera en su lugar. Otra de las ‘noticias’ refiere a un tema recurrente en la obra de ficción del italiano: las conspiraciones. En este caso es un complot que incluye al Vaticano, las Brigadas Rojas y la mafia. Y entre artículo y artículo, la voz de Colonna y Simei, los protagonistas absolutos de la historia, van dando sus opiniones sobre cuál debería ser el rol de la prensa y cuál es en la actualidad. Es obvio que ambas opiniones enfrentadas es lo que piensa Eco sobre qué papel juegan los medios, en su mayoría, y qué papel deberían jugar. Entonces aparece el tema de la manipulación, la mentira –aquello pregonado por Joseph Goebbels de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad–, el destaque en página para que la nota sea más leída, o cómo algunos periodistas terminan siendo operadores políticos. En definitiva, Número Cero va más allá de la historia de ficción, e intenta convertirse en un ‘manual de ética’ del periodismo, un tema que, como señalamos, es una de la obsesiones de Eco.
Número Cero, de Umberto Eco. Editorial Lumen, 218 pág., 2015. Distribuye Penguin Random House.
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