Nocturno, de Marcelo Casacuberta
Por Guillermo Baltar Prendez
Desde la indagación casi espectral, Marcelo Casacuberta construye un universo signado por las sombras, donde la noche se interioriza tanto dentro del paisaje urbano como del pulso generador del fotógrafo. No es la primera vez que Casacuberta bucea en estas instancias de claroscuros, donde las atmósferas remiten tanto al misterio y a lo inaprensible como a la veracidad de ciertas constataciones. La vulnerabilidad de los espacios y los hombres, los paisajes dentro de sus ornamentaciones silentes y sus rictus de protagonismo.
Desde esa óptica, la poética se instaura a partir de ciertas ambivalencias. Premisas que alcanzan combustión en la soledad que determinadas imágenes evocan. En la espera de ciertos misterios subyacentes y en las aprensiones a las que aluden. Por ejemplo, la luminaria urbana destilando su haz de luz entre las enramadas de los árboles, o la mujer encapsulada en su figura, detenida sobre un puente, en la línea de sombra que parece asumir su condición de enclave fronterizo.
Sin alterar la luz natural, el autor propicia la emanación de objetos y personas, donde la tónica dominante es la oscuridad. A partir de esta, la metáfora visual edifica su identidad e interrogantes.
Reconocido dentro de la prensa gráfica, su particular mirada debe mucho a su actitud periodística. Ciertos apegos a la meditación, a la búsqueda del asombro, afloran en estas fotografías que lo celebran. Como un reportero insomne, asume su condición de investigador, investigándose desde su impronta. Desde esa familiaridad tan extraña como propia, Casacuberta construye una pequeña gran exposición, en la que la narrativa se explaya frente al observador, también como un discurso inquisidor de sus propias circunstancias.
Muestra: Nocturno.
Artista: Marcelo Casacuberta.
Lugar: Sala del CDF. San José 1360, túnel de la Intendencia de Montevideo.
Fecha: 11 de abril al 21 de mayo de 2014.