En el Uruguay no hay una tradición de mecenazgo artístico como hay en otras partes del mundo. Alguien puede pensar que eso sucede porque no hay gente culta y adinerada en la cantidad suficiente como para que surjan mecenas. Yo no creo que sea por eso. Hay gente culta y muy adinerada en Uruguay. No son muchos pero tal vez sean más de los que creemos. Disimulan, no quieren que se sepa que tienen mucho dinero y por eso no gustan de la visibilidad que les daría aparecer como mecenas del arte. Igual hay nombres en la historia del arte reciente del Uruguay a los que se les podría aplicar el título de mecenas. Porque ademas de ser coleccionistas han desarrollado cierta actividad como promotores culturales. Nicolás Baridón, Mecha Gattás, Mario Ortolani, Clara Engelman y su esposo y Laetitia D’Arenberg, entre otros. La mayoría de ellos son bastante o muy conocidos en el ambiente de las artes visuales. Últimamente se perfila como una nueva mecenas Gabriela Perezutti de Hearst. Tal vez algunos ya la conozcan, pero estoy seguro que una gran mayoría no sabe de quién estoy hablando. Yo me enteré gracias a internet. Todo empezó al ver un afiche en donde se anunciaba la presentación de un grupo de artistas uruguayos en Nueva York.
Más precisamente en el piso 44 de la Torre Hearst. Ronda de Mujeres (aquél ciclo del Bar La Ronda en donde mujeres de nuestra cultura artística actuaban de DJ), aparece como sello productor del evento y uno se pregunta cómo se hace para pasar de organizar esos ciclos, y alguna que otra actividad cultural en Montevideo, a la Big Apple. La respuesta es Gabriela Perezutti. Para informarse sobre la vida de ella aconsejo ir al siguiente link: http://www.hola.com.ar/1647444-el-heredero-de-william-randolph-hearst-abre-las-puertas-de-su-mansion-de-manhattan
Sí, adivinaron. Perezutti es la esposa uruguaya de Austin Hearst, nieto de Randolph Hearst, el multimillonario que inspiró el film Citizen Kane de Orson Wells. También es la propietaria de la marca de ropa Candela.
En el reportaje los dos admiten su interés por el arte latinoamericano, con lo que uno puede suponer que el tema no se agotará con el evento de Ronda de Mujeres en New York. Transcribo una parte del reportaje que podrán leer en su totalidad en el link que publiqué mas arriba.
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–Gabi, contanos un poco de tu vida en Uruguay antes de que te mudaras a Nueva York.
–Crecí en la estancia de mi familia hasta los 5 años, cuando me enviaron a estudiar a Montevideo a la British School. Fue una infancia muy tranquila, en la que pasaba los veranos en el campo. Sin embargo, cuando cumplí 13 me “rebelé” y les pedí a mis padres que empezaran a llevarme a Punta del Este con ellos, ya que todas mis amigas vacacionaban ahí y no quería estar lejos de ellas. Cuando cumplí 17 años tomé la decisión de ir a estudiar a Australia y ahí me enamoré del mundo de la moda.
–¿Cómo llegaste a Nueva York?
–La primera vez que vine a esta ciudad tenía 18 años y recuerdo que desde que salí del aeropuerto caí rendida a sus pies. Más tarde, en el año 2000, el padre de una amiga rodó una película en la ciudad y vine a trabajar por un tiempo con él. Siempre pensé que estaría solamente un par de años, pero nunca más me fui. Es así que llevo ya más de un tercio de mi vida viviendo en Nueva York, una ciudad maravillosa que me transformó de joven a mujer y en la que pude hacer realidad mi sueño de crear mi propia marca y formar una familia maravillosa.
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–Austin, ¿cómo fue crecer siendo miembro de una de las familias más ricas y poderosas de Estados Unidos?
–Tuve la suerte de tener unos padres fabulosos, quienes creían que la privacidad era un lujo. Mi madre, Austine Byrne McDonnell, siempre me inculcó la idea de que había que valorar todo y que nada se tiene asegurado sin esfuerzo. Nunca fuimos muy conscientes de la relevancia de nuestra familia a nivel histórico y mucho menos fue una presión para mi hermano y para mí. Con mi padre siempre tuve una excelente relación y estoy muy agradecido a la vida por ello.
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–Una de sus pasiones son los caballos…, ¿qué otras cosas tienen en común?
Gabi: nos encanta el cine y ver películas de cualquier época. Austin trabajó en la industria cinematográfica para Hearst Corporation por veinte años, por lo que sabe mucho sobre el tema y sus críticas siempre son muy interesantes. Los fines de semana nos internamos en el cine de casa y vemos la mayor cantidad de films que podemos. Además, todos los años participamos muy de cerca con el directorio del New York Film Festival, ya que Austin es uno de sus miembros.